¿QUIÉN ERA OCAÑA?

OCAÑA, ÍCONO DEL COLECTIVO LGTBI
 
Este artista es un icono para el colectivo LGTBI por su manera de defender los derechos de estas personas durante su corta vida
 
Víctor Rojas
8 de sept 2023
 
Innovador, transgresor, moderno, valiente y libre son algunos de los adjetivos que se le pueden atribuir a José Pérez Ocaña, más conocido por su segundo apellido únicamente. Performer, pintor, teatrista, en definitiva, un artista que ya en los años 70 hablaba de temas que siguen estando de actualidad como las etiquetas o la figura del macho. Así lo hizo en 'Ocaña, retrato intermitente', un documental de Ventura Pons sobre este icono en 1978. En esta pieza audiovisual, Ocaña hace un retrato de la masculinidad frágil y de la necesidad social de colgar etiquetas, algo con lo que no estaba de acuerdo. Él consideraba que la mujer está más abierta a mantener relaciones sexuales con otras mujeres, mientras que el hombre tiene reprimir estos deseos para demostrar su hombría.
 
Un discurso que sigue teniendo la misma vigencia que cuando lo pronunció hace 50 años. Esta manera de expresarse, sin miedos ni tapujos, y su manera de vivir y pronunciarse artísticamente han hecho de Ocaña uno de los mayores referentes del colectivo LGTBI. Tanto es así, que su legado sigue vivo con numerosos homenajes. Por ejemplo, el Orgullo de Sevilla –él era de Cantillana– de 2023 ha sido dedicado a su figura. Y este sólo es un caso de los tantos tributos que se le han hecho.

 

Ocaña nació en Cantillana, Sevilla, en 1947. Allí vivió de manera libre hasta cierto punto, había personas que le hacían la vida imposible por ser homosexual. Pero el artista nunca renegó de sus orígenes y, sobre todo, de las tradiciones de su pueblo, que le servían de inspiración para sus cuadros. Las fiestas populares, romerías y hasta los entierros se mezclan en sus creaciones, que unen la alegría con la tristeza. También cuando se mudó a Barcelona, donde pudo desarrollar su arte y encontró a otros artistas que lo comprendían como Nazario y Camilo.
 
Era habitual que este artista paseara por Las Ramblas con un vestido y sin calzoncillos. En pleno paseo se levantaba la ropa y mostraba su cuerpo desnudo, símbolo de libertad. El mismo que mostró durante toda su vida. Era una de sus principales reivindicaciones. El documental de Ventura Pons comienza con Ocaña preguntando «por qué no quitarse la ropa». A pesar de vestirse de mujer, nunca se consideró travesti: «No soy travesti, soy teatrero».
 
«En mis ojos ven la alegría y la tristeza y las cosas del mundo que hay en la gente marginada. Yo soy un marginado como las putas, como los chulos, como los maricones, como los ladronzuelos que roban motos… aunque soy pintor me puedo meter en su mundo, me siento identificado con toda esa gente, me encanta y me fascina», así se describía en el citado documental.

Relación con la Iglesia
 
Ocaña estuvo muy ligado a la Iglesia en unos años de su vida debido a la influencia social. Más tarde decidió alejarse de ella, pero no de las fiestas y tradiciones populares de su pueblo que giraban en torno a la figura de la Virgen. Su relación con la religión se basaba más en la tradición y el folclore que en la doctrina cristiana. Era admirador de la iconografía, de lo que representaba y de lo que suponía para la gente de su pueblo y de Andalucía estas imágenes.
 
La vida de este artista se truncó en el año 1982. En septiembre participó en la Semana de la Juventud de Sevilla, donde decidió vestirse de sol, un traje hecho con papel. En las puntas había colocado bengalas, estas provocaron que el traje saliera ardiendo. Además, el pintor llevaba puesto un chaleco de fibra sintética, que ardió rápidamente. En el hospital se le diagnosticaron quemaduras en el 35% de su cuerpo. Y, mientras se recuperaba, notaron que tenía secuelas de una hepatitis mal curada. Dos hechos que provocaron la muerte de Ocaña el 24 de marzo de 1983, quien fue enterrado en el cementerio de Cantillana.
 
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JOSÉ PÉREZ OCAÑA, EL PINTOR TRAVESTI QUE SE
CONVIRTIÓ EN LA ALEGRÍA DE LAS RAMBLAS
 
José Pérez Ocaña fue un artista y activista andaluz que se convirtió en un símbolo de resistencia al franquismo y removió conciencias durante la Transición.
 
José Pérez Ocaña (1947-1983) es uno de esos personajes de La Rambla que han pasado a la historia por su espíritu reivindicativo, jolgorio y excentricidad. Su presencia causaba repugnancia y admiración. Incomodaba a los defensores de la tradición, el puritanismo y la rectitud. También provocaba admiración en esa juventud ochentera ansiosa de cambios, democracia y libertad. Este es un breve retrato sobre Ocaña, la alegría de Las Ramblas que se fue vestida de sol.
 
Ocaña nació en Cantillana, Sevilla. Como ahí rechazaban su homosexualidad, en 1971 se trasladó a Barcelona. Ahí desarrollaría su trayectoria artística y destacaría por su activismo y defensa del colectivo LGTB. Nunca abandonó sus raíces, algo que puede contemplarse en su obra pictórica. En ella abundan elementos del folklore andaluz (claveles, vírgenes, romerías, ferias…). Vivía en Plaça Reial y tenía un altar dedicado a la Virgen de la Asunción, protagonista de las fiestas de Cantillana.
 
Placa conmemorativa a José Pérez Ocaña en el número 12 de la Plaça Reial.
 
«Las procesiones son una forma de desinhibirse de la rutina»
 
La Ocaña (como le gustaba hacerse llamar) razonaría este vínculo con la religión católica diciendo que creía «en los dioses de la carne, no en los de madera» y que si ofrecía culto a estas imágenes era «porque lo que ha quedado de la religión son los fetiches». De hecho, también apuntó que «veía las procesiones no como manifestaciones religiosas, sino como como una forma de festejar y deshinibirse de la rutina diaria a base de jolgorio y manzanilla andaluza».

Fue un símbolo de resistencia a la dictadura franquista y sus valores enquistados. Anarquista reconocido, sus actuaciones en el Parc Güell durante las Jornadas Libertarias Internacionales de 1977 hicieron que más de una persona se llevara las manos a la cabeza. Gustaba de recorrer Las Ramblas vestido de mujer andaluza y rodeado de su troupe, entre los que destacan Nazario (padre del cómic underground en España) y Copi (dramaturgo e historietista argentino). Cuando conseguía atraer la atención de los curiosos, se golpeaba el pecho con el abanico como buena señora o se levantaba el vestido para enseñar sus partes.
 
«Todos tenemos algo de exhibicionistas»
 
Las performances de Ocaña bebían del nacimiento del punk y los primeros movimientos de protesta LGTB en el país. También del surgimiento del término queer— que Judith Butler teorizaría en los noventa en El género en disputa. No solo era la folklórica de La Rambla. También hizo gala de su descaro en la primera edición del Canet Rock o los carnavales de Sitges, Vilanova i la Geltrú y su querida Sevilla.
 
En 1978 Ventura Pons dirigió su primer documental:  Ocaña, retrato intermitenteEs una panorámica sobre la España postfranquista a través del artista. Cuando se presentó en el Festival de Cannes, hizo estas declaraciones recogidas por EL PAÍS: «No me considero pionero del travestismo barcelonés porque siempre ha habido travestis, pero sí soy pionero del teatro en la calle. Cuando me disfrazo parezco una pintura negra de Goya. Es lo que intento, dar una imagen grotesca, distorsionada. Creo que la provocación gusta a todo el mundo, porque todos tenemos algo de exhibicionistas. Soy exhibicionista porque he estado mucho tiempo marginado. Pero en casa yo me maquillaba como los griegos y los romanos».
 
Ocaña y Nazario revolucionando Las Ramblas de Barcelona | Fuente: El Periódico.
 
En septiembre de 1983 viajó a Cantillana para celebrar el carnaval. Se disfrazó de hada, enarbolando una antorcha que le produjo heridas mortales. Murió una semana después, vestida de día, vestida de solcomo canta el tema que Carlos Cano le compuso. La Ocaña se fue pero Las Ramblas le echan de menos.


 

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