EL CARNAVAL Y LA BRUTALIDAD
por JAMES N. GREEN
(California State University, Long Beach/
2000)
Para muchos observadores extranjeros, desde Buenos Aires a San Francisco o París, Brasil es un paraíso tropical donde los homosexuales desinhibidos y licenciosos son libres para expresar sensualidad, sexualidad o mostrarla abiertamente. Muchos festivales han llegado a transmitir una imagen de tolerancia cultural y social hacia la homosexualidad y la bisexualidad en aquella nación1
Permisividad aparente durante el Carnaval, donde los estereotipos, símbolos y régimen social y sexual acepta sin vergüenza ni reparo la ambigüedad en la identidad sexual, incluyendo la sexualidad entre hombres.2
Cuando los fastuosos y exuberantes vestidos de carnaval han sido guardados y la vida cotidiana regresa a la normalidad, se muestra un escenario bien diferente en lo que atañe a la aprobación y la tolerancia hacia la homosexualidad.
Una encuesta de mayo de 1993 que entrevistó una muestra representativa de dos mil hombres y mujeres reveló la preocupación hacia la homosexualidad. Mientras el cincuenta por ciento afirmaron que habían mantenido algún contacto diario con personas homosexuales en su trabajo, en su vecindario, o en los bares y locales que frecuentan, el 56 % admitió que cambiarían su actitud hacia un vecino, compañero de trabajo o conocido su descubriera que era homosexual.
Uno de cada cinco dejarían de tener contacto con esa persona. Por otra parte, el 36 % no darían trabajo a un homosexual, aunque fuera el más capacitado para el puesto. Y de los entrevistados, el 79 % dijo no aceptar que su hijo estuviera saliendo con un amigo gay.3
La homofobia se manifiesta también en otras formas más violentas. Durante más de dos décadas, Luiz Roberto Mott, antropólogo fundador y presidente del Grupo Gay de Bahía, la organización defensora de los derechos humanos más antigua, ha ido recogiendo datos sobre las muertes indiscriminadas de hombres y mujeres homosexuales y travestís en Brasil. En 1996 la entidad publicó los resultados de sus investigaciones, conjuntamente con la Comisión Internacional de Derechos Humanos de los Gays y Lesbianas, en un volumen totulado "Epidemic of Hate: Violations of the Human Rights of Gay Men, Lesbians and Transvestites in Brazil. / (Epidemia de Odio: Violaciones de los Derechos Humanos en Hombres Gay, Lesbianas y Travestis en Brazil)".
El estudio reveló la terrible estadística de que "cada cuatro días un homosexual es brutalmente asesinado, víctima de la homofobia que se extiende en la sociedad brasilera"4
Muchos de los asesinados son trabajadores del sexo (prostitutos/as), trasvestis, o gays que han contactado con alguien para alguna aventura sexual y terminan siendo víctimas de robo y luego asesinato.5
Grupos sin identificar o individuos cometen la mayoria de esos homocidios. En una actualización del Informe el Grupo Gay de Bahía documentó 130 asesinatos en 1997 reconociendo que esa estadística era necesariamente incompleta dado que carecian de informacion en muchos de los estados brasileños. En el informe de los asesinados, 82 eran gays, 42 travestidos y 6 eran lesbianas.6
Como resultado de esas violaciones de los Derechos Humanos, en los ultimos años más de una docena de gays brasileños han pedido asilo político en los Estados Unidos sobre la base de la orientación sexual.7
Las imágenes contradictorias de los permisivos festejos del Carnaval y la brutalidad homicida son sorprendentes, así como las tensiones entre la tolerancia y la represión, la aceptación y la exclusión están profundamente arraigadas en la historia y la cultura brasileñas. Justamente como el mito de que Brasil es una democracia racial, oculto bajo las capas del racismo y la discriminación, tanto como la noción de que "no hay pecado debajo del ecuador" oscurece la preocupación cultural sobre las actividades sexuales entre hombres, en el país más grande de América Latina.
Paradójicamente se dan fenómenos, en la mirada hacia las relaciones homosexuales y los lazos afectivos entre hombres, de forma abundante. Joao do Rio, un notable escritor y periodista de finales del pasado siglo, fue bien conocido por disfrutar de relaciones sexuales con otros hombres. Sus enemigos le atacaron con fiereza en la prensa por su afeminamiento. Y más de cien mil personas residentes en Rio de Janeiro acompañaron a su cortejo fúnebre cuando su muerte en 1921.8
En años más cercanos, Denver y Clodovil, prominentes diseñadores de modas; Clovis Bornay, el campeón que en más ocasiones ganó los concursos de trajes de lujo de los Carnavales; Rogéria, la más famosa drag-queen en los años 1960 y 1970, y el transexual Roberta Close, fueron personalidades públicas. Esas figuras femeninas y afeminadas, que representaban lo contrario de los rasgos conductuales normativos de la virilidad y masculinidad que se esperan en los hombres brasileños, han logrado su aprobación popular y extendida y esos personajes se mueven con normalidad entre los más variados y amplios círculos sociales.
Su afeminamiento y comportamiento escandaloso, sin embargo, no sirven para ser modelo de emulación sino como un estilo que representa un modelo divertido pero inapropiado. Las mujeres pueden abrazar a estas celebridades mientras sus hijo o novios no muestren un comportamiento similar. Asimismo, los hombres pueden encontrar como estrellas a conocidas drag queen, en la medida de que representan estereotipos del ideal de mujer femenina para los hombres masculinos. Las escandalosas drag o las bellezas de mucho busto pueden disfrutar de la aprobación social, siempre que no sean sus propios familiares directos. En muchos sentidos, esto refuerza el sistema social de rigidez de géneros.
Cuando una familia descubre que un hijo es gay, los padres y familia pueden tolerar relativamente este hecho mientras el muchacho no sea abiertamente afeminado y las personas del entorno social no lo sepan. A menudo, la política de "no preguntar, no saber" esta implícitamente asentada.
No es incluso anómalo que un joven u hombre gay continúe viviendo en su hogar, contribuya en los ingresos familiares y salga de juerga con amigos gays en los fines de semana, pero nunca se menciona al "novio", a su compañero sexual o los detalles de su vida social en el "ambiente". Si se instala en un apartamento para tener más libertad, aun puede ayudar al presupuesto familiar. Los parientes cercanos aprenden a obviar las habituales preguntas acerca de novias, de affaire heteros o posibles candidatas al matrimonio, de manera de no escuchar ciertos detalles que pueden alterar esa tregua familiar envuelta en el silencio y que pueden amenazar los ingresos aportados por ese hijo "raro". Para muchos hombres, con todo, el matrimonio y los hijos, aun conviviendo con aventuras extramaritales de índole homosexual, es la única respuesta posible ante la presión social: tener una familia y seguir las normas sociales de la normalidad social.
"Miss São Paulo"
En una reciente visita al Centro de Estudios Brasileros en la Universidad de Sao Paulo, conocí la colección de arte de Mario de Andrade (1893-1945), una importante figura del movimiento modernista que debutó en San Paulo en 1922 y revolucionó la actividad literaria, artística y cultural. Nacido en una familia de clase media alta, Andrade trabajó como profesor de piano y periodista en sus comienzos, llegando a ser uno de los escritores más versátiles, produciendo poesía, cuentos y novelas.
Asimismo, destacó como especialista en música, arte, folclorista, crítico literario, musicólogo y etnógrafo. Su colección de poemas, Pauliceia Desvariada (Alucinación Paulista), editado en 1928, es la expresión más influyente del germen del modernismo brasileño. La extensiva novela Macunaima, aparecida en el mismo año, basada en una investigación extensa del folclore de Brasil y de la cultura popular, analiza el carácter nacional brasileño. El creador desempeñó el cargo de Director del Departamento de Cultura de Sao Paulo entre 1935 y 1938.
Mario de Andrade fue muy reservado en lo que atañe a su vida privada. En 1929 cortó el contacto con Oswald de Andrade (no relacionado con el escritor), otro titán del movimiento modernista, tras que Oswaldo imputase a Mario cierto afeminamiento en la Revista de antropofagia, el suplemento literario del Diário de São Paulo, al referirse a Mario como "nuestra Miss Sao Paulo, traducido al masculino". Oswald de Andrade firmó el artículo con el pseudónimo de Cabo Machado, en alusión a un poema sensual y nacionalista que con ese título Mario de Andrade había escrito en 1926 sobre un soldado con ese nombre.9
Al final de mi recorrido por la colección de Mario de Andrade, mantuve con mi guía, una erudita del modernismo, la siguiente conversación: ¿Podría decirme porque Mario de Andrade rompió sus relaciones con Oswald de Andrade? / ¿Quién lo sabe? respondió vagamente. / ¿No fue por el artículo en donde llamó a Mario "Miss Sao Paulo"? pregunté. / "Bueno, esa podría ser la gota que colmó el vaso", admitió, añadiendo ¿Porque está interesado en ese tema? Le expliqué que estaba terminando un libro sobre la homosexualidad masculina en el siglo XX en Brasil. ¿Y Mario de Andrade va a estar en ese libro?, preguntó con cierta preocupación. / "Si y no", respondí, continuando "desafortunadamente no estamos al tanto de su vida particular" / "Pienso que esto es muy delicado, y que no hay necesidad de investigar en su vida privada", dijo / "Pero estamos al tanto de la vida íntima de Oswald. Los escritores comentan sobre la influencia que tuvo en él y sus personajes las amantes del sexo femenino como Tarsília do Amaral y Patrícia Galvão. ¿Por qué no estudiar la influencia de la homosexualidad de Mario de Andrade sobre su producción artística? / "Ah, eso" suspiró, "tal vez tenga razón" comentó, y se alejó rápidamente.
Efectivamente, Mario de Andrade llevo una vida privada absolutamente discreta. Aun es ampliamente reconocido que experimentó atracción sexual hacia otros hombres, pocos detalles se han divulgado sobre ese aspecto de su vida. Moacir Werneck de Castro, un miembro de grupo de jóvenes bohemios que alternaron con Mario de Andrade cuando vivió en Rio de Janeiro entre 1938 y 1941, recordó que él y sus amigos no tenían la menor idea acerca de que Andrade había llevado una doble vida o de que era homosexual.
Evidentemente, los rumores y comentarios sobre la sexualidad de Andrade no le acompañaron en su estancia en Río. Según Moacir, Andrade compartía muchas horas interminables en compañía de los jóvenes escritores y aspirantes a intelectuales, sin aparentemente buscar ningún tipo de relación erótica con sus jóvenes colegas. No obstante, analizando con una cierta perspectiva temporal los deseos homoeroticos de Andrade, Castro reconoce ciertos contenidos homosexuales en algunos escritos del autor.
Mario de Andrade
Solo uno de los cuentos de Andrade, "Frederico Paciência", se relaciona directamente con su propia homosexualidad. Escrito y revisado muchas veces entre 1924 y 1942, fue publicado póstumamente en 1947. La historia describe la romántica amistad entre dos estudiantes (presumiblemente uno puede haber sido el autor) que se distancian sin consumar sus deseos excepto mediante algún beso furtivo o unos abrazos románticos. El narrador expresa el alivio que implica la disolución de la amistad y que ambos se separan con la distancia y como eso implica que, a pesar de ello, tiene que enfrentarse con sus propios pensamientos homosexuales hacia Frederico Paciencia. Aunque Mario de Andrade no creo un personaje enfermo ni patético, transmite la impresión de que es mejor reprimir los sentimientos eróticos que expresarlos abiertamente. En muchos sentidos ese cuento muestra cierto paralelismo entre la vida real del escritor modernista que también intentó contener y ocultar sus deseos sexuales hacia otros hombres y ocultó su vida privada en un velo de secretismo.
Como revela la charla entre el investigador y los eruditos en el Centro de Estudios Brasileros, la orientación sexual de ciertas figuras nacionales, como Mario de Andrade, aun es irrelevante para muchas investigaciones y para la mayoría de los académicos. Por otra parte, las múltiples aventuras heterosexuales de otros escritores (bisexuales), como Oswald de Andrade, Jorge Amado o Gilberto Freyre, son vistos como elementos claves en los estudios sobre sus obras o en sus producciones intelectuales o artísticas.10 El erudito del Centro de Estudios Brasileños reflejaba la noción generalizada de la sociedad sobre los gays brasileños, resumida en "Tu puedes hacer lo que quieras detrás de la puerta cerrada, siempre que no se lo cuentes a nadie y nadie se entere".11
Efectivamente, los muros que separan la imagen pública y la realidad privada en general todavía son impenetrables en lo que ataño a la homosexualidad. En los últimos años, el movimiento de derechos gays brasileños, que se comunica con las nociones internacionales de "Salir del armario" y "Descubrir a héroes gays", ha enfrentado a este conjunto de ideas nuevas a las tradicionales.
Por ejemplo, en 1995 Luiz Mott, un veterano activista gay, profesor de antropología, hizo pública una declaración - en el tricentenario de la ejecución de Zumbí - aseverando que el líder del quilombo Palmares podría haber sido gay. Como respuesta la vida de Mott fue amenazada, y su casa y propiedades fueron destrozadas.
Si uno coincide con el razonamiento, la metodología o las conclusiones de Mott, la idea es que, con excepciones infrecuentes, los héroes o mitos nacionales brasileños están entretejidos inseparablemente con la nociones de hetero-normalidad.
En general, aquellas figuras públicas que supieron disfrutar con, o desear, las relaciones homosexuales, llevaron unas vidas precarias en las cuales sus deseos sexuales debieron ser escondidos, camuflados u ocultos en capas de discreción u ofuscación autorepresiva. Sus enemigos podían usar el conocimiento de estos deseos o de las transgresiones homoeroticas para ridicularizarle o propiciar su marginalización. Por otro lado, su círculo de amigos o seguidores protegerá al personaje del escrutinio externo, ya que una confesión o reconocimiento de sus proclividades sexuales podría manchar su imagen pública.
Para ilustrar este punto, describiré algunas de las formas en que las manifestaciones públicas de homosexualidad fueron mostradas en la prensa de Rio de Janeiro a finales de siglo y como una figura ilustre de la elite ciudadana que mostró sus deseos homoeroticos, fue tratada por sus semejantes cuando negoció una inestable posición entre la aceptación y la tolerancia. Haciendo esto, sugiero que el examen de las actitudes sobre "lo marginal" y la sexualidad transgresora, puede ayudarnos a comprender algunas de las acciones interiores de la sociedad brasileña y de sus culturas compartidos.
La encrucijada del pecado
Una rica subcultura homoerotica ha existido en los centros urbanos más grandes de Brasil al menos desde el último cuarto de siglo del XIX. En Rio de Janeiro, la Plaza Tiradentes., conocida durante el Imperio como el "Largo Rossio" 12 era el centro de ese submundo. Desde tan temprano como 1870, los hombres buscaban relaciones sexuales con otros hombres en los alrededores de la estatua ecuestre del Emperador Don Pedro I que adornaba el centro de la Plaza. Tanta actividad de ligue sucedía en ese entorno que en 1870 el administrador de la ciudad envió un comunicado el representante local del gobierno sobre la situación, quejándose de que la guardia municipal a cargo de hacer las rondas había "abandonado los jardines la mayor parte del día para perversión de niños y gentes mal intencionadas".13
Esa área, sin embargo continuó como un espacio abierto en que los hombres conocían a otros hombres con fines eróticos. Por consiguiente, en 1878, el Secretario de la Policía pasó a tomar decisiones más drásticas, pasando a "ver quiénes son los individuos que van allí en horas tardías para practicar abusos contra la moralidad, forzando a su División (policial) a organizar patrullas, restando efectivos de otros lugares.14.
El jefe policial dirigió el control de las cuatro entradas de los jardines de la plaza para cerrarlos cada noche a medianoche. Dos semanas más tarde, en respuesta a otra queja sobre que no había sido cerrado según sus órdenes, un funcionario público aseguró al Jefe de Policía que los jardines, en efecto, se cerraban cada noche. Además, las patrullas nocturnas utilizaban un silbato para advertir que efectivamente nacía permanecía en esa área tras el cierre.15 Sin considerar tanta vigilancia y el control de esa área, los hombres persistieron en usar el parque como lugar de citas secretas con otros hombres interesados en relaciones sexuales.
Edificios señoriales, en proceso de remodelación en el más actual estilo arquitectónico francés, rodeaban la Plaza Tiradentes. Debido a que las calles próximas eran también terminales de las líneas de tranvías, este espacio público bullía en actividad y movimientos humanos. La estratégica ubicación de la plaza, animó a una ecléctica combinación de teatros, recién inaugurados cines, music hall, revistas, salas de conciertos, cabaret, cafés populares y bares. La burguesía de todo Rio asistía al elegante y amplio teatro de San Pedro, mientras que los clientes tenían sus apaños culturales, culinarios o de libaciones, junto a las distracciones eróticas a pocos metros de distancia.16
En las inmediaciones de estos establecimientos públicos de espectáculos en los alrededores del centro comercial de la Plaza, uno podía encontrar burdeles y pensiones "por horas" en edificios que había sido en el pasado las viviendas de familias más o menos nobles o pudientes. El desequilibrio demográfico a favor de jóvenes solos en la ciudad, especialmente inmigrantes, y un gran número de mujeres humildes del campo favorecía el tráfico sexual. Las prostitutas para la clase alta eran fundamentalmente las "francesas" con el encanto de sus orígenes franceses, entre inmigrantes llegadas de Europa del Este, conocidas como "polacas", así como de afro-brasileñas de tez clara, conocidas como "mulatas".17
Las clases medias y bajas, añadiéndose los bohemios diletantes de ese submundo, podían contactar con prostitutos en establecimientos populares como el bar y restaurante Stadt Munchen y en el Café Suizo, que estaba en a la derecha de la Plaza. Si no esos lugares no eran satisfactorios, los cariocas también podían recorrer otros centros vibrantes de la vida nocturna en el barrio de Lapa. Oficinistas, administrativos de las tiendas, estudiantes y funcionarios modestos no podían pagar los servicios sexuales de mujeres francesas, podían acceder a las polacas y mulatas de clase baja que trabajaban en las cercanías de la Plaza Tiradentes.18
En medio de la vida nocturna que rodeaba a la escultura del primer emperador de Brasil, en la oscuridad de los novedosos cinematógrafos, sobre los bancos y entre los arbustos del parque, los hombres que contactaban a otros hombres para sus aventuras sexuales, aprovechaban la laxitud de la moral para lograr sus deseos de placer. El monarca jinete continuaba siendo una referencia para los encuentros sociales y sexuales entre hombres. El cronista Luiz Edmundo recreó en una escena de ambiente típica en 1901: " Después de las ocho de la noche, muchachos con aires femeninos, que hablan con voz de falsete, mordisquean pañuelos y colocan sus ojos avergonzados sobre la estatua varonil y apuesta de D. Pedro".19
Tanto los espacios públicos como las opciones de espectáculo variadas brindaron las oportunidades suficientes a los hombres para contactar con otros de iguales afinidades sexuales y sociales. Media docena de cines, innumerables barras, cabarets, y salones de música también dieron trabajo a algunos de estos hombres como actores, bailarines, cantantes, camareros, y empleados de servicio. Un lugar de reunión favorito para esta multitud era el Café Criterium, ubicado justamente enfrente del parque, donde pululaban "actores y muchachos jóvenes con las voces agudas que se maquillaban con polvo de arroz y colorete".20
En el Brasil de finales de siglo, el término "fresco", con el doble significado de "hada" o "maricón" como algo fresco, se hizo un vocablo de doble sentido coloquialmente comprendido usado tanto para burlarse de los hombres afeminados como para los que mantenían un rol pasivo en sus encuentros sexuales. Los frescos fueron íntimamente relacionados con el Largo Rossio. Estos dobles términos aparecen en el the Dicionário Moderno, una recopilación irónica de la jerga erótica y pornográfica que se divulgó en 1930: "Fresco. Adjetivo que representa tiempo casi frío, templado, agradable, ni caliente ni frio. Que es ventoso. Uno los encuentra en las colinas y en el Largo Rossio.21
No solo es un espacio relacionado con el fresco, y la figura evoca una relación entre la degeneración social y la modernización, como si el proceso de urbanización y la transformación de las formas tradicionales afectasen el comportamiento erotico mismo de las relaciones homosexuales.
Plaza Tiradentes /Largo Rossio en una postal de 1875
La remodelación del Largo do Rossio durante la renovación proyectada en los comienzos del siglo XX proveyó a un caricaturista la oportunidad de relacionar los "frescos" con la Plaza. Un dibujo en tinta y un poema irónica titulado Fresca Theoria (Requerimento) / Teoria Fresca (Demanda), aparecido en 1904 en la revista O Malho, que se especializaba en humor y sátira políticas. En el dibujo, un hombre con sombrero de paja a la moda, una corbata de moño, una chaqueta floreada y ajustada, y pantalones entallados, con una nalga saliente, formando su figura una S, la típica figura femenina en los dibujos de finales de siglo. El dedo índice apoyado sobre la barbilla, en forma pensativa como pensando una nueva idea o lo que solicitara que haga el gobierno de la ciudad.
A su lado está el jardín con la estatua de Pedro I en el fondo, como una obvia referencia del Largo Rossio. Dado que la reciente reforma del parque había disminuido temporalmente las posibilidades de contactos normales, el protagonista, representado por el artista como un prostituto masculino, se encuentra "sin trabajo". El poema dice: "Dada la cruel destrucción / del Rossio de mis sueños / la musa desempleada / aunque en versos tristes / tomará el riesgo / Es una gran conmoción / algo penoso que restringe / la libertad de esta profesión desagradecida / y del alcalde de esta ciudad / requiero compensación.22
El autor de este poema relaciona la plaza con el afeminamiento y la prostitución, como si las relaciones sexuales entre hombres solamente pudieran suceder con intercambio de dinero por medio. En el dibujo cómico, el creador considera llamativo el hacer una petición al gobierno de un poco de ayuda financiera debido a la falta de disponibilidad de la plaza como lugar para ganarse el sustento. El dandi bien vestido estereotipado, que carece del comportamiento varonil y sostiene ideas simples y tontas, es asociado rápidamente con la prostitución homosexual. Se puede suponer que los lectores de clase media de O Malho que podían permitirse el comprar esa revista satírica, comprendían la constelación de marcadores, que incluían el lenguaje corporal afeminado, la vestidura exagerada, apuntaban la figura ridícula del fresco.
La combinación de las formas particulares de vestimentas, la prostitución, el comportamiento feminoide exagerado, el término fresco, y la especificidad del Largo del Rossio como un espacio privilegiado para las aventuras eróticas entre hombres, aparece en otra tira cómica del mismo período, también publicado en O Malho. El dibujo titulado Escabroso, muestra la conversación de dos hombres. Uno es un adulto, muy grande, casi de tamaño monstruoso, con una perilla notoria y una presencia masculina ruda. El otro personaje, un hombre mucho más pequeño con una línea delgada como bigote, está vestido a la moda con una flor en su solapa. Mira esquivamente hacia abajo y sostiene un abanico japonés en su mano izquierda. Su otra mano acaricia el borde del abanico. Un meñique inclinado indica el afeminamiento. El hombre delicado comenta: Hace tanto calor. Ni el jugo de anacardo ni cualquier otro refresco es suficiente, señor. Pienso que salgo todas las noches en busca de un lugar donde pueda encontrar fresco. A lo que el recio compañero responde: "vaya al Largo del Rossio".23
Nuevamente, el juego de palabras permite al caricaturista un retrato de las referencias sociales comunmente asociadas al fresco y a su territorialidad. El caballero masculinizado y corpulento es capaz de clasificar a su tímido amigo y le remite a un territorio urbano apropiado para calmar sus calores mediante una aventura sexual. El dibujante trabaja con la suposición de que el lector medio conocer la jerga del hombre afeminado y por tanto el doble sentido de su comentario.
En muchos sentidos, las formas públicas de la sociabilidad empleadas por frescos eran paralelas a las normativa publica social hetero entre las clases medias y superiores durante la belle époque brasileña. Antes de la primera década del siglo XX la elite carioca frecuentaba la Rua do Ouvidor, una estrecha calle de más de un kilómetro de largo, en el centro de Rio, donde las tiendas alineadas mostraban las últimas novedades lujosas de Londres o Paris y de otras ciudades europeas.24
En 1905, la inauguración de la Avenida Central, la joya de la corona de la renovación urbanística de comienzos del siglo XX, se desplazó la interacción social a esta amplio boulevard, también conectado a la Avenida Beira-Mar, que enlazaba la Avenida Central con los barrios que bordeaban la Bahía de Guanabara. En esos tres lugares los peatones pudientes exhibían sus más recientes adquisiciones de moda extranjera de lujo, paseando a lo largo de las calles copiado el flâneur francés.
El arte de flânerie, o footing, como fue denominado alternativamente, suponia pasear por la ciudad para ver y ser visto, para saludar a conocidos, chismorrear con amigos o mirar los escaparates que mostraban un estatus social elevado y desde luego privilegiado. La riqueza y ciertas profesiones permitieron que hombres de clases media y alta perdieran el tiempo en esos paseos de muestra social y aparentemente sin sentido. Mientras los movimientos de las clases menos pudientes eran relacionados con los desplazamientos necesarios para sus trabajos. El flâneur, por otra parte, tenía el tiempo y los medios para disfrutar de los aspectos más finos y elegantes de la parte moderna de una ciudad durante un paseo informal. Las mujeres de las clases pudientes también tomaban parte de esta actividad placentera. Para ello se habían pavimentado las anchas calles, eliminando baches y reemplazando las vías estrechas e inadecuadas.25
Deambulando a lo largo de esos espacios de moda, jóvenes y muchachas "decentes" podían coquetear cuando estaban apropiadamente acompañados. Los amigos podían intercambiar los chismes y cotilleos recientes, o presentar a un primo desconectado que acababa de llegar a la ciudad. Los hombres que buscaban a otros para sus aventuras eróticas en los parques públicos o en las calles de moda del centro, se confundían entre la multitud, mirando escaparates, deteniéndose en los cafés para hablar, o sentándose en las confiterías para saborear algún dulce o refresco.
Tal como dos amigas podían ir de compras en la Rua do Ouvidor y al tiempo ver como dos abogados u hombres de negocios jóvenes, o dos estudiantes de la facultad de Medicina tomando un café, mientras miran a las atractivas muchachas de la élite carioca disfrutar el fresco, tanto como los frescos usaban este foro público para lograr nuevas parejas o aventuras. Además los hombres tenían mucha más libertad que las mujeres para "habitar" la calle y no era anormal en absoluto que un soltero pasease de un lugar a otro, a lo largo de la Avenida Central, del Largo Rossio, o que esperase pacientemente en la banca del parque que un muchacho joven se reuniese con él. Mientras las mujeres de clase alta o "decentes" no podían aventurarse después de la puesta del sol, o sin acompañante, los frescos podían vagar por las calles y parques del centro de Rio buscando fácilmente aventuras nocturnas.
Fotografía de Joao do Rio
Joao do Rio
Quizás nadie personificaba tanto el flâneur o a los dandis cariocas que el fresco más famoso de Río, Paulo Alberto Coelho Barreto, comúnmente conocido como João do Rio26 que en esta belle époque de finales de siglo escribió elocuentemente sobre el arte de flânerie en una colección de artículos titulada A alma encantadora das ruas (El alma encantadora de las calles), publicado originalmente en 1908. En la presentación para el libro, describió qué era un flaner: "Ser Flaner es ser un vagabundo y reflexionar, ser un tonto y hacer comentarios, y tener el virus de la observación unido a vagabundeo. Se es Flaneur por la mañana, durante el día, y en la noche.27 Esta definición del flâneur es algo diferente del que personaje de la alta sociedad que da un paseo por la Rua Cariocao la Avenida Central.
João de Rio no asume el simple modelo de pasear con vestimentas exclusivas y a la moda por el centro de la ciudad exclusivos ni incluye en flâneur como visitando los vecindarios pobres de la ciudad. Su interés periodístico en investigar los espacios exótica y peligrosos de la ciudad todas las horas del día y de la noche como un reportero social de hoy en día, sin embargo, produjo viñetas imaginativas de la vida diaria en Río de finales de siglo. Aun así el relato de su travesía urbana puede ser leído como algo más que la correspondiente indagación para la próxima historia interesante que aguardaban ansiosamente los lectores.
El gusto sexual de João do Rio por otros hombres puede llevar a que uno especule sobre los significados múltiples detrás de su prosa a favor del arte social dar un paseo. Aunque se conoce poco sobre los detalles de sus aventuras eróticas, sus paseos nocturnos por la capital en busca del material periodístico innovador para el panorama literario brasileño podrían también haber proporcionado la oportunidad de disfrutar la compañía sexual de los marineros, los soldados, y la gente común y corriente que eran las asignaturas de sus artículos y ensayos.28
João do Río nació en Río de Janeiro en una familia de clase media en 1881. Adquirió la prominencia literaria con apenas veintitrés a través de una serie de artículos periodísticos sobre las prácticas religiosas afrobrasileñas y otras no católicas en la capital de la nación. 29
Su disposición de peinar los barrios pobres, zonas obreras y suburbios de la ciudad para obtener artículos y ensayos sensacionalista sobre esos submundos capitalinos también revolucionó el periodismo carioca, y merece el crédito de haber sido el primer reportero moderno de Brasil. Durante su vida, produjo más de 2500 artículos, cuentos y ensayos sobre la vida urbana.30 A la edad de veintinueve, João logra el ingreso en la academia brasileña de letras.
Su meteórico ascenso en los círculos literarios no fue fácil. Joao do Rio tuvo que enfrentarse y superar múltiples obstáculos. Su madre era de origen afrobrasileño. El escritor era fundamentalmente periodista y reportero, algo opuesto a la idea de escritor y poeta- Y, él aspiraba entrar en los cerrados círculos de los "letrados" de Brasil a una edad temprana. Estas condicionantes no era barreras automáticas para su ingreso en la Academia, pero sí representaban cierto handicap. Después de todo, el presidente fundador de la Academia, Machado de Asís, era un mulato de orígenes humildes, y otros periodistas habían sido admitidos en la sociedad antes de João do Rio.
Sin embargo el racismo entre la élite, la noción de que el éxito en el periodismo no combinaba con otros esfuerzos literarios, y su misma juventud hicieron que el ingreso en los "salones sagrados" de la alta cultura, fuese harto difícil. Más importante, sin embargo, era el hecho de que era conocido como fresco. De acuerdo con uno de sus biógrafos, la insigne figura literaria que era Machado de Asís, y el eminente estadista Barão do Rio Branco, organizaron una férrea oposición a la elección de Joan do Rio a la Academia de las Letras en dos ocasiones dada su "cuestionable actitud moral" 31
Después de complejas campañas en su propio nombre, el periodista finalmente fue admitido en la tercera votación. El escritor Emilio de Meneses, importante miembro de los círculos literarios de la capital, escribió unas estrofas que revelaban en algún grado el desdén público hacia el joven escritor. Jugando con el doble sentido de la palabra fresco, plasmó: Pronosticando el próximo calor / la Academia, que venera el frío / no es capaz de comprar abanicos / y abren sus puertas a João do Rio.32
Olavo Bilac
En numerosas ocasiones, los enemigos de João do Río lo vincularon con símbolos públicos de la homosexualidad para desacreditarlo. Una de estas referencias salía en 1911 en la revista satírica O Gato. Una tira cómica a toda página mostraba a João do Río y Olavo Bilac, el poeta líder de Brasil, admirando estatua. El índice de Bilac toca la nalga de la figura y João tiene la mirada puesta en el desnudo delantero. Bilac comenta: "" Es soberbio, verdad?" João hace la réplica: "¡Qué estupendo sería si todos hombres lucieran como este!33 Si Olavo Bilac en realidad deseaba sexualmente a otros hombres siempre permaneció en la penumbra. Sus biógrafos insisten en que el estado de su soltería de toda la vida fue el resultado de un amor fallido por una joven34. El poeta ciertamente no generó animosidad hacia João do Río. Pero incluso si las caricaturas indirectas sobre los deseos de Bilac eran infundadas, revelan la vulnerabilidad de las figuras públicas a tales acusaciones.
Un método favorito para atacar a João do Río era apodarlo "João do Rossio", relacionándolo con los frescos del Largo Rossio. En 1920, un enemigo político enfrentado a la postura del periodista a favor de que los portugueses pudieran pescar en la costa brasileña escribió: "João do Rossio fundó una revista llamada Pátria, que debía ser llamada Mátria porque en los temas que tiene hecho con Paulo, todo es femenino." Este escritor pasó a advertir que: "Los pescadores brasileños pobres y perseguidos... conocen como matar los peces y también como matar a traidores y pederastas pasivos.35
João do Rio mostraba las aspiraciones culturales de la elite brasileña que imitaba los estilos más glamorosos de Europa. Imitó las nuevas ideas literarias, las modas, y las recicló para una audiencia de clase alta brasileña. Mientras João do Rio jugaba el papel de la sofisticación europea a la perfección en público, de la misma manera que Mário de Andrade, fue absolutamente discreto en cuanto a su vida privada. Puede ser que esa circunspección personal explique por qué un conocido fresco se las arregló para ascender a los círculos de alto nivel de la sociedad brasileña.
Tanto como Joan do Rio conformaba y reproducía las normas valoradas por las clases altas, su querido Jeffrey Needell,en "Una Belle Epoque tropical" se hace eco de este comentario: "Joao do Rio escribió sobre el mundo propio de la élite carioca no como era sino como la elite buscaba que fuese. En la fantasía que creó en la Belle Epoque carioca, ayudó que la élite se asumiese y al tiempo se cohibiese. Además, hizo de la elite cultural y social el centro de su atención halagadora, ayudando a legitimarla".36
Cuando desafió la visión popular, como en el caso de su apoyo editorial a los intereses de pesca portugueses en Brasil, esta cortina de tolerancia desapareció; y se hizo vulnerable a todos los estereotipos sociales habituales y a los prejuicios contra los frescos.
Un dandi frívolo podía disfrutar de fama y fortuna mientras su vida privada permaneciera discreta, oculta, y sin registrarla, haciendo su postura publica incontrovertible. Lo mismo podía decirse de otras célebres firmas literarias, como el mencionado Mario de Andrade, cuyos encuentros amorosos con otros hombres permanecieron ocultos en el misterio y protegido por los mitos nacionales. Efectivamente, el modelo de tolerancia social con las figuras llamativas afeminadas reproduce el status quo cultural que persistirá hasta bien entrado el siglo XX. Diseñadores de alta costura, peluqueros elegantes, y famosas estrellas dragqueen que se ajustan a las nociones normativas de la femineidad son un segmento protegido de la élite mientras refuercen las representaciones tradicionales de las féminas o de los afeminados.
Chico Alves
Tolerancia mediática
De la misma manera que Mário de Andrade, otros artistas, compositores, y escritores que frecuentaron el ambiente bohemio de Río en los 1930s y '40s consiguieron una respectiva aprobación dentro de su entorno social mientras protegieron cuidadosamente el secreto de sus deseos sexuales del conocimiento de una audiencia más amplia. Tal fue el caso del popular y famoso cantante Francisco Alves (1898-1952), el "Rey de la voz", que tenía una "preferencia por los jóvenes", y no escondió el hecho, según un testigo contemporáneo, de que tenía escapadas sexuales con hombres en lugares públicos. El popular cantante Jorge Goulart recordaba cómo protegieron el mito de Chico Alves las personas de su entorno: "En nuestro grupo los hábitos sexuales de Chico eran tema de discusión abierta, se decía que era un fanchono, que le gustaba tener relaciones sexuales con muchachos.
Mencioné este hecho a algunas personas; pero el tema era tabú. No permitirían que el mito fuera tocado, defendiendo que el mito no podía soportar esa información como tal, como si fue eso fuera la peor cosa imaginable.37 Alcir Lenharo, un historiados de los cantantes brasileños populares en ese período, explicaba que los miembros de un grupo determinado de bohemios habían sido protectores de la imagen pública de los artistas que eran conocidos o compañeros de bebida que pertenecían a su círculo social. Sin embargo, esos fanchonos a menudo sufrían el ridículo y la discriminación de muchas de esas personas que le habían protegido si su homosexualidad era conocida en el "mundo exterior", es decir, si se hacía de público conocimiento.38
En las últimas dos décadas, docenas de organizaciones políticas de lesbianas, gays y travestís brasileñas, en conjunción con un movimiento internacional, han ido variando las nociones tradicionales sobre el erotismo homo.39 Un importante cambio ha ocurrido en las representaciones de la homosexualidad en los medios de comunicación. Representantes en el Congreso del Partido Obrero de izquierdas, han iniciado una legislación para conceder los mismos derechos a las parejas del mismo sexo. Los grupos estudiosos brasileños están ampliando la producción intelectual sobre la homosexualidad, como por ejemplo la Conferencia sobre el Homoerotismo en la Literatura, realizada en la Universidad Federal Fluminense en mayo de 1999, o la formación del Grupo de Trabajo en Historia del Homoerotismo en la Asociación Histórica Brasileña (ANPUH) en julio de 1999.
Sin embargo, los iconos brasileños como Mario de Andrade permanecen envueltos en una mortaja protectora, como su los conocimientos públicos y las discusiones sobre sus propios deseos sexuales pudieran deslucir el poder, la calidad y la valoración de su producción intelectual en alguna medida.
Notas
1. Un excelente ejemplo de la tolerancia hacia la homosexualidad en el Carnaval en Rio de Janeiro es Júlio Gomes, A homosexualidad no mundo (Lisboa: 1979), 153-92. Para una crítica extensiva de esa percepción, ver James N. Green, Beyond Carnival: Male Homosexuality in Twentieth-Century Brazil (Chicago: University of Chicago Press, 1999).
2. Ver Richard G. Parker, Bodies, Pleasures and Passions: Sexual Culture in Contemporary Brazil (Boston: Beacon Press, 1991), 85-95 y 136-64.
3. "O mundo gay rasga as fantasias," Veja (12 May 1993): 52-53.
4. Luiz Roberto Mott, Epidemic of Hate: Violations of the Human Rights of Gay Men, Lesbians and Transvestites in Brazil (San Francisco: Grupo Gay da Bahia/International Gay and Lesbian Human Rights Commission, 1996), 1.
5. Un estudio de esos asesinatos se realizó en São Paulo is: Antônio Sergio Spagnol, "O desejo marginal: violência nas relações homossexuais na cidade de São Paulo" (Tesis, Universidad de São Paulo, 1996). Para referencia periodistica de esas cifras durante la ola de asesinatos de homosexuales entre 1987-88 en Rio de Janeiro y São Paulo, ver Márcio Venciguerra y Maurício Maia, O pecado de adão: crimes homossexuais no eixo Rio-São Paulo (São Paulo: Ícone, 1988). Para otros ejemplos de violencia contra hombres gays en Rio de Janeiro en los ultimos 1960s y '70s, ver también Luiz Carlos Machado, Descansa em paz, Oscar Wilde (Rio de Janeiro: Editora Codecri, 1982.
6. Grupo Gay da Bahia, "Violação do direitos humanos e assassinato de homossexuais no Brasil -1997," Boletim do Grupo Gay da Bahia, no. 37 (January/February 1998): 32-48.
7. El primer expediente de asilo político por persecución por odio en base a la orientacion sexual en los Estados Unidos se otorgó al brasileño Marcelo Tenório. James Brooke, "In Live-and-Let-Live Land, Gay People are Slain," New York Times (12 August 1993): 3.
8. João Carlos Rodrigues, João do Rio: uma biografia (Rio de Janeiro: Topbooks, 1995), 255.
9. Cabo Machado [Oswald de Andrade], "Os Três Sargentos,", Revista de antropofagia, en Diário de São Paulo (April 14, 1929), 6.
10. Ver, por ejemplo, Jeffrey D. Needell, "Identity, Race, Gender, and Modernity in the Origins of Gilberto Freyre's Ouvre," American Historical Review, vol. 100 (1) (February 1995): 51-77.
11. "Puedes hacer lo que quieras dentro de las cuatro paredes, quiser dentro de quatro paredes, pero no digas nada a nadie." Ver Parker, Bodies, Pleasures and Passions.
12. La palabra rossio se refiere a una plaza pública o mercado abierto y tambien se usa alternativamente rocio.
13. Archivo de la Ciudad de Rio de Janeiro. Codices 15.4.29, pag. 29, Abril 9, 1870.
14. Archivo de la Cidad de Rio de Janeiro. Codices 15.4.29, pag. 14, no. 5841, August 26, 1878.
15. Arquivo da Cidade do Rio de Janeiro. Codices 15.4.29, page 15, septiembre 10, 1878.
16. Evelyn Furquim Werneck Lima, "Arquitetura do espetáculo: teatros e cinemas na formação do espaço público das Praças Tiradentes e Cinelândia. Rio de Janeiro 1813-1950" (Ph.D. diss., Universidade Federal do Rio de Janeiro, 1997), 112-125.
18. En las francesas, ver Jeffrey D. Needell, A Tropical Belle Époque: Elite Culture and Society in Turn-of-the-Century Rio de Janeiro (Cambridge: Cambridge University Press, 1987), 171-73. For a study of polacas and Jewish prostitution in Brazil, see Beatriz Kushnir, Baile de máscaras: mulheres judias e prostiuição: as polacas e sua associaões de ajuda mútua (Rio de Janeiro: Imago Editora, 1997) and Lená Medeiros de Menezes, Os estrangeiros e o comércio do prazer nas ruas do Rio (1890-1930) (Rio de Janeiro: Arquivo Nacional, 1992). An examination of prostitution in nineteenth-century Rio de Janeiro is: Luiz Carlos Soares, Rameiras, ilhoas, polacas . . . a prostituição no Rio de Janeiro do século XIX (São Paulo: Editora Ática, 1992).
19. Vivaldo Coaracy. Memórias da cidade do Rio de Janeiro, 3rd%% ed. (Belo Horizonte: Itatiaia, 1988), 97.
20. Luiz Edmundo, O Rio de Janeiro do meu tempo, vol. 1 (Rio de Janeiro: Imprensa Nacional, 1938), 151-52.
21. Danilo Gomes, Antigos cafés do Rio de Janeiro (Rio de Janeiro: Livraria Kosmos Editora, 1989), 108.
22. "Fresco - Adjetivo arejado de modernização depravada. Quase frio, ameno, suave, que não tem calor nem quenturas. Que faz frescuras, que tem o sopro da brisa. Encontra-se muito nos morros e no largo do Rossio." Bock [J. Brito] Dicionário moderno (Rio de Janeiro: Ed. Rebello Braga, 1903), 39. My translation. Reprinted in Dino Preti, A linguagem proibida: um estudo sobre a linguagem erótica (São Paulo: T. A. Queiroz, 1983), 270.
23. "Ante a cruel derrocada / Do Rossio dos meus sonhos, / A musa desocupada, / Embora em versos tristonhos, / Vai jogar uma cartada: / É bem dura a colisão / Que me tolhe a liberdade / Desta ingrata profissão; E ao prefeito da cidade / Requero indenização! . . ." O Malho (Rio de Janeiro) 3, no. 93, (23 June 1904): 31. My translation.
24. "Mas que calor tem feito! Não há cajuada, nem refrescos que cheguem . . . seu comendador! Calcule que todas as noites levo . . . à procura de algum lugar em que possa haver fresco. / O largo do Rossio não serve?" K. Lixto [Calixto Cordeiro], O Malho (Rio de Janeiro) 2, no. 20, (28 March 1903): 14. My translation.
25. Jacomino Define, "A Rua do Ouvidor," Kosmos (Rio de Janeiro) 2, no. 1, (February 1905): 37-39; Needell, A Tropical Belle Époque, 164-6. Ver tambien Joaquim Manuel de Macedo, Memórias da rua do Ouvidor (Brasília: Editora Universidade de Brasília, 1988), y Danilo Gomes, Uma rua chamada Ouvidor (Rio de Janeiro: Prefeitura da Cidade do Rio de Janeiro, 1980). Rosa Maria Barboza de Araújo, A vocação do prazer: a cidade e a família no Rio de Janeiro republicano (Rio de Janeiro: Rocco, 1995), 326-28; Fantasio [pseudonimo], "O namoro no Rio de Janeiro," Kosmos (Rio de Janeiro) 3, no. 7, (July 1906): 43-45.
26. He obtenido informacion sobre João do Rio de las siguientes fuentes: Gilberto Amado, Mocidade no Rio e primeira viagem à Europa, 2ª ed. (Rio de Janeiro: Livraria José Olimpio Editora, 1958), 44-65; Raúl Antelo, João do Rio: o dândi e a especulação (Rio de Janeiro: Livrarias Taurus-Timbre Editores, 1989); Gentil Luiz de Faria. A presença de Oscar Wilde na belle-époque literária brasileira (São João do Rio Preto, São Paulo: Pannartz, 1988); Renato Cordeiro Gomes, João do Rio: Vielas do vício, ruas da graça (Rio de Janeiro: Relume Dumará, 1996); Raimundo Magalhães Júnior, A vida vertiginosa de João do Rio (Rio de Janeiro: Civilização Brasileira, 1978); Ignácio de Lyra Neves Manta, A arte e a neurose de João do Rio (Rio de Janeiro: Francisco Alvarez, 1977); Needell, A Tropical Belle Époque, 207-25; João Carlos Rodrigues, João do Rio: uma biografia (Rio de Janeiro: Topbooks, 1996); y Carmen Lúcia Tindó Secco, Morte e prazer em João do Rio (Rio de Janeiro: Francisco Alves; Instituto Estadual do Livro, 1978).
27. João do Rio [Paulo Barreto], A alma encantadora das ruas (Rio de Janeiro: Secretaria Municipal de Cultura, Departamento General de Documentaçión e Informaçión Cultural, 1995), 5.
28. Jean-Claude Bernadet inspiró mi interes inicial en João do Rio a traves de lecturas del autor.
29. Los articulos fueron publicados en As religões do Rio (Paris: Garnier, 1904).
30. João Carlos Rodrigues, João do Rio: catálogo bibliográfico, 1899-1921 (Rio de Janeiro: Rio de Janeiro: Prefetura de la Cidad de Rio de Janeiro, Secretaria Municipal de Cultura, Departamento General de Documentaçión e Informaçión Cultural, 1994).
32. Rodrigues, João do Rio, 59.
33. Magalhães, A vida vertiginosa de João do Rio, 126. El original permite leer: "Na previsão de próximo calores / A Academia, que idolatra o frio, / Não podendo comprar ventiladores / Abriu as portas para o João do Rio."
34. Seth [Álvaro Marins], O Gato (Rio de Janeiro), (1911). "
35. Ver Raimundo Magalhães Júnior, Olavo Bilac e sua época (Rio de Janeiro: Compañia Editora Americana, 1974), 84-91; y Fernando Jorge, Vida e poesia de Olavo Bilac, (São Paulo: Livraria Exposição do Livro, n.d.), 97-136, 150-62, 306-12.
36. Magalhães, A vida vertiginosa de João do Rio, 245.
37. Needell, A Tropical Belle Époque, 209.
38. Alcir Lenharo, Cantores do rádio: a trajetória de Nora Ney e Jorge Goulart e o meio artístico de seu tempo (Campinas, São Paulo: Editora da UNICAMP, 1995), 28. Ibid., 27.
39. Ver James N. Green, "More Love and More Desire: The Building of the Brazilian Movement," in The Global Emergence of Gay and Lesbian Politics: National Imprints of a Worldwide Movement, ed. Barry Adam, Jan Willem Duyvendak, and André Krouwel, (Philadelphia: Temple University Press, 1999), 91-109
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Graciasss/www.islaternura.com/Historia/HomosexualidadenHistoriaBrasilNoviembre2005
por JAMES N. GREEN
(California State University, Long Beach/
2000)
Para muchos observadores extranjeros, desde Buenos Aires a San Francisco o París, Brasil es un paraíso tropical donde los homosexuales desinhibidos y licenciosos son libres para expresar sensualidad, sexualidad o mostrarla abiertamente. Muchos festivales han llegado a transmitir una imagen de tolerancia cultural y social hacia la homosexualidad y la bisexualidad en aquella nación1
Permisividad aparente durante el Carnaval, donde los estereotipos, símbolos y régimen social y sexual acepta sin vergüenza ni reparo la ambigüedad en la identidad sexual, incluyendo la sexualidad entre hombres.2
Cuando los fastuosos y exuberantes vestidos de carnaval han sido guardados y la vida cotidiana regresa a la normalidad, se muestra un escenario bien diferente en lo que atañe a la aprobación y la tolerancia hacia la homosexualidad.
Una encuesta de mayo de 1993 que entrevistó una muestra representativa de dos mil hombres y mujeres reveló la preocupación hacia la homosexualidad. Mientras el cincuenta por ciento afirmaron que habían mantenido algún contacto diario con personas homosexuales en su trabajo, en su vecindario, o en los bares y locales que frecuentan, el 56 % admitió que cambiarían su actitud hacia un vecino, compañero de trabajo o conocido su descubriera que era homosexual.
Uno de cada cinco dejarían de tener contacto con esa persona. Por otra parte, el 36 % no darían trabajo a un homosexual, aunque fuera el más capacitado para el puesto. Y de los entrevistados, el 79 % dijo no aceptar que su hijo estuviera saliendo con un amigo gay.3
La homofobia se manifiesta también en otras formas más violentas. Durante más de dos décadas, Luiz Roberto Mott, antropólogo fundador y presidente del Grupo Gay de Bahía, la organización defensora de los derechos humanos más antigua, ha ido recogiendo datos sobre las muertes indiscriminadas de hombres y mujeres homosexuales y travestís en Brasil. En 1996 la entidad publicó los resultados de sus investigaciones, conjuntamente con la Comisión Internacional de Derechos Humanos de los Gays y Lesbianas, en un volumen totulado "Epidemic of Hate: Violations of the Human Rights of Gay Men, Lesbians and Transvestites in Brazil. / (Epidemia de Odio: Violaciones de los Derechos Humanos en Hombres Gay, Lesbianas y Travestis en Brazil)".
El estudio reveló la terrible estadística de que "cada cuatro días un homosexual es brutalmente asesinado, víctima de la homofobia que se extiende en la sociedad brasilera"4
Muchos de los asesinados son trabajadores del sexo (prostitutos/as), trasvestis, o gays que han contactado con alguien para alguna aventura sexual y terminan siendo víctimas de robo y luego asesinato.5
Grupos sin identificar o individuos cometen la mayoria de esos homocidios. En una actualización del Informe el Grupo Gay de Bahía documentó 130 asesinatos en 1997 reconociendo que esa estadística era necesariamente incompleta dado que carecian de informacion en muchos de los estados brasileños. En el informe de los asesinados, 82 eran gays, 42 travestidos y 6 eran lesbianas.6
Como resultado de esas violaciones de los Derechos Humanos, en los ultimos años más de una docena de gays brasileños han pedido asilo político en los Estados Unidos sobre la base de la orientación sexual.7
Las imágenes contradictorias de los permisivos festejos del Carnaval y la brutalidad homicida son sorprendentes, así como las tensiones entre la tolerancia y la represión, la aceptación y la exclusión están profundamente arraigadas en la historia y la cultura brasileñas. Justamente como el mito de que Brasil es una democracia racial, oculto bajo las capas del racismo y la discriminación, tanto como la noción de que "no hay pecado debajo del ecuador" oscurece la preocupación cultural sobre las actividades sexuales entre hombres, en el país más grande de América Latina.
Paradójicamente se dan fenómenos, en la mirada hacia las relaciones homosexuales y los lazos afectivos entre hombres, de forma abundante. Joao do Rio, un notable escritor y periodista de finales del pasado siglo, fue bien conocido por disfrutar de relaciones sexuales con otros hombres. Sus enemigos le atacaron con fiereza en la prensa por su afeminamiento. Y más de cien mil personas residentes en Rio de Janeiro acompañaron a su cortejo fúnebre cuando su muerte en 1921.8
En años más cercanos, Denver y Clodovil, prominentes diseñadores de modas; Clovis Bornay, el campeón que en más ocasiones ganó los concursos de trajes de lujo de los Carnavales; Rogéria, la más famosa drag-queen en los años 1960 y 1970, y el transexual Roberta Close, fueron personalidades públicas. Esas figuras femeninas y afeminadas, que representaban lo contrario de los rasgos conductuales normativos de la virilidad y masculinidad que se esperan en los hombres brasileños, han logrado su aprobación popular y extendida y esos personajes se mueven con normalidad entre los más variados y amplios círculos sociales.
Su afeminamiento y comportamiento escandaloso, sin embargo, no sirven para ser modelo de emulación sino como un estilo que representa un modelo divertido pero inapropiado. Las mujeres pueden abrazar a estas celebridades mientras sus hijo o novios no muestren un comportamiento similar. Asimismo, los hombres pueden encontrar como estrellas a conocidas drag queen, en la medida de que representan estereotipos del ideal de mujer femenina para los hombres masculinos. Las escandalosas drag o las bellezas de mucho busto pueden disfrutar de la aprobación social, siempre que no sean sus propios familiares directos. En muchos sentidos, esto refuerza el sistema social de rigidez de géneros.
Cuando una familia descubre que un hijo es gay, los padres y familia pueden tolerar relativamente este hecho mientras el muchacho no sea abiertamente afeminado y las personas del entorno social no lo sepan. A menudo, la política de "no preguntar, no saber" esta implícitamente asentada.
No es incluso anómalo que un joven u hombre gay continúe viviendo en su hogar, contribuya en los ingresos familiares y salga de juerga con amigos gays en los fines de semana, pero nunca se menciona al "novio", a su compañero sexual o los detalles de su vida social en el "ambiente". Si se instala en un apartamento para tener más libertad, aun puede ayudar al presupuesto familiar. Los parientes cercanos aprenden a obviar las habituales preguntas acerca de novias, de affaire heteros o posibles candidatas al matrimonio, de manera de no escuchar ciertos detalles que pueden alterar esa tregua familiar envuelta en el silencio y que pueden amenazar los ingresos aportados por ese hijo "raro". Para muchos hombres, con todo, el matrimonio y los hijos, aun conviviendo con aventuras extramaritales de índole homosexual, es la única respuesta posible ante la presión social: tener una familia y seguir las normas sociales de la normalidad social.
"Miss São Paulo"
En una reciente visita al Centro de Estudios Brasileros en la Universidad de Sao Paulo, conocí la colección de arte de Mario de Andrade (1893-1945), una importante figura del movimiento modernista que debutó en San Paulo en 1922 y revolucionó la actividad literaria, artística y cultural. Nacido en una familia de clase media alta, Andrade trabajó como profesor de piano y periodista en sus comienzos, llegando a ser uno de los escritores más versátiles, produciendo poesía, cuentos y novelas.
Asimismo, destacó como especialista en música, arte, folclorista, crítico literario, musicólogo y etnógrafo. Su colección de poemas, Pauliceia Desvariada (Alucinación Paulista), editado en 1928, es la expresión más influyente del germen del modernismo brasileño. La extensiva novela Macunaima, aparecida en el mismo año, basada en una investigación extensa del folclore de Brasil y de la cultura popular, analiza el carácter nacional brasileño. El creador desempeñó el cargo de Director del Departamento de Cultura de Sao Paulo entre 1935 y 1938.
Mario de Andrade fue muy reservado en lo que atañe a su vida privada. En 1929 cortó el contacto con Oswald de Andrade (no relacionado con el escritor), otro titán del movimiento modernista, tras que Oswaldo imputase a Mario cierto afeminamiento en la Revista de antropofagia, el suplemento literario del Diário de São Paulo, al referirse a Mario como "nuestra Miss Sao Paulo, traducido al masculino". Oswald de Andrade firmó el artículo con el pseudónimo de Cabo Machado, en alusión a un poema sensual y nacionalista que con ese título Mario de Andrade había escrito en 1926 sobre un soldado con ese nombre.9
Al final de mi recorrido por la colección de Mario de Andrade, mantuve con mi guía, una erudita del modernismo, la siguiente conversación: ¿Podría decirme porque Mario de Andrade rompió sus relaciones con Oswald de Andrade? / ¿Quién lo sabe? respondió vagamente. / ¿No fue por el artículo en donde llamó a Mario "Miss Sao Paulo"? pregunté. / "Bueno, esa podría ser la gota que colmó el vaso", admitió, añadiendo ¿Porque está interesado en ese tema? Le expliqué que estaba terminando un libro sobre la homosexualidad masculina en el siglo XX en Brasil. ¿Y Mario de Andrade va a estar en ese libro?, preguntó con cierta preocupación. / "Si y no", respondí, continuando "desafortunadamente no estamos al tanto de su vida particular" / "Pienso que esto es muy delicado, y que no hay necesidad de investigar en su vida privada", dijo / "Pero estamos al tanto de la vida íntima de Oswald. Los escritores comentan sobre la influencia que tuvo en él y sus personajes las amantes del sexo femenino como Tarsília do Amaral y Patrícia Galvão. ¿Por qué no estudiar la influencia de la homosexualidad de Mario de Andrade sobre su producción artística? / "Ah, eso" suspiró, "tal vez tenga razón" comentó, y se alejó rápidamente.
Efectivamente, Mario de Andrade llevo una vida privada absolutamente discreta. Aun es ampliamente reconocido que experimentó atracción sexual hacia otros hombres, pocos detalles se han divulgado sobre ese aspecto de su vida. Moacir Werneck de Castro, un miembro de grupo de jóvenes bohemios que alternaron con Mario de Andrade cuando vivió en Rio de Janeiro entre 1938 y 1941, recordó que él y sus amigos no tenían la menor idea acerca de que Andrade había llevado una doble vida o de que era homosexual.
Evidentemente, los rumores y comentarios sobre la sexualidad de Andrade no le acompañaron en su estancia en Río. Según Moacir, Andrade compartía muchas horas interminables en compañía de los jóvenes escritores y aspirantes a intelectuales, sin aparentemente buscar ningún tipo de relación erótica con sus jóvenes colegas. No obstante, analizando con una cierta perspectiva temporal los deseos homoeroticos de Andrade, Castro reconoce ciertos contenidos homosexuales en algunos escritos del autor.
Mario de Andrade
Solo uno de los cuentos de Andrade, "Frederico Paciência", se relaciona directamente con su propia homosexualidad. Escrito y revisado muchas veces entre 1924 y 1942, fue publicado póstumamente en 1947. La historia describe la romántica amistad entre dos estudiantes (presumiblemente uno puede haber sido el autor) que se distancian sin consumar sus deseos excepto mediante algún beso furtivo o unos abrazos románticos. El narrador expresa el alivio que implica la disolución de la amistad y que ambos se separan con la distancia y como eso implica que, a pesar de ello, tiene que enfrentarse con sus propios pensamientos homosexuales hacia Frederico Paciencia. Aunque Mario de Andrade no creo un personaje enfermo ni patético, transmite la impresión de que es mejor reprimir los sentimientos eróticos que expresarlos abiertamente. En muchos sentidos ese cuento muestra cierto paralelismo entre la vida real del escritor modernista que también intentó contener y ocultar sus deseos sexuales hacia otros hombres y ocultó su vida privada en un velo de secretismo.
Como revela la charla entre el investigador y los eruditos en el Centro de Estudios Brasileros, la orientación sexual de ciertas figuras nacionales, como Mario de Andrade, aun es irrelevante para muchas investigaciones y para la mayoría de los académicos. Por otra parte, las múltiples aventuras heterosexuales de otros escritores (bisexuales), como Oswald de Andrade, Jorge Amado o Gilberto Freyre, son vistos como elementos claves en los estudios sobre sus obras o en sus producciones intelectuales o artísticas.10 El erudito del Centro de Estudios Brasileños reflejaba la noción generalizada de la sociedad sobre los gays brasileños, resumida en "Tu puedes hacer lo que quieras detrás de la puerta cerrada, siempre que no se lo cuentes a nadie y nadie se entere".11
Efectivamente, los muros que separan la imagen pública y la realidad privada en general todavía son impenetrables en lo que ataño a la homosexualidad. En los últimos años, el movimiento de derechos gays brasileños, que se comunica con las nociones internacionales de "Salir del armario" y "Descubrir a héroes gays", ha enfrentado a este conjunto de ideas nuevas a las tradicionales.
Por ejemplo, en 1995 Luiz Mott, un veterano activista gay, profesor de antropología, hizo pública una declaración - en el tricentenario de la ejecución de Zumbí - aseverando que el líder del quilombo Palmares podría haber sido gay. Como respuesta la vida de Mott fue amenazada, y su casa y propiedades fueron destrozadas.
Si uno coincide con el razonamiento, la metodología o las conclusiones de Mott, la idea es que, con excepciones infrecuentes, los héroes o mitos nacionales brasileños están entretejidos inseparablemente con la nociones de hetero-normalidad.
En general, aquellas figuras públicas que supieron disfrutar con, o desear, las relaciones homosexuales, llevaron unas vidas precarias en las cuales sus deseos sexuales debieron ser escondidos, camuflados u ocultos en capas de discreción u ofuscación autorepresiva. Sus enemigos podían usar el conocimiento de estos deseos o de las transgresiones homoeroticas para ridicularizarle o propiciar su marginalización. Por otro lado, su círculo de amigos o seguidores protegerá al personaje del escrutinio externo, ya que una confesión o reconocimiento de sus proclividades sexuales podría manchar su imagen pública.
Para ilustrar este punto, describiré algunas de las formas en que las manifestaciones públicas de homosexualidad fueron mostradas en la prensa de Rio de Janeiro a finales de siglo y como una figura ilustre de la elite ciudadana que mostró sus deseos homoeroticos, fue tratada por sus semejantes cuando negoció una inestable posición entre la aceptación y la tolerancia. Haciendo esto, sugiero que el examen de las actitudes sobre "lo marginal" y la sexualidad transgresora, puede ayudarnos a comprender algunas de las acciones interiores de la sociedad brasileña y de sus culturas compartidos.
La encrucijada del pecado
Una rica subcultura homoerotica ha existido en los centros urbanos más grandes de Brasil al menos desde el último cuarto de siglo del XIX. En Rio de Janeiro, la Plaza Tiradentes., conocida durante el Imperio como el "Largo Rossio" 12 era el centro de ese submundo. Desde tan temprano como 1870, los hombres buscaban relaciones sexuales con otros hombres en los alrededores de la estatua ecuestre del Emperador Don Pedro I que adornaba el centro de la Plaza. Tanta actividad de ligue sucedía en ese entorno que en 1870 el administrador de la ciudad envió un comunicado el representante local del gobierno sobre la situación, quejándose de que la guardia municipal a cargo de hacer las rondas había "abandonado los jardines la mayor parte del día para perversión de niños y gentes mal intencionadas".13
Esa área, sin embargo continuó como un espacio abierto en que los hombres conocían a otros hombres con fines eróticos. Por consiguiente, en 1878, el Secretario de la Policía pasó a tomar decisiones más drásticas, pasando a "ver quiénes son los individuos que van allí en horas tardías para practicar abusos contra la moralidad, forzando a su División (policial) a organizar patrullas, restando efectivos de otros lugares.14.
El jefe policial dirigió el control de las cuatro entradas de los jardines de la plaza para cerrarlos cada noche a medianoche. Dos semanas más tarde, en respuesta a otra queja sobre que no había sido cerrado según sus órdenes, un funcionario público aseguró al Jefe de Policía que los jardines, en efecto, se cerraban cada noche. Además, las patrullas nocturnas utilizaban un silbato para advertir que efectivamente nacía permanecía en esa área tras el cierre.15 Sin considerar tanta vigilancia y el control de esa área, los hombres persistieron en usar el parque como lugar de citas secretas con otros hombres interesados en relaciones sexuales.
Edificios señoriales, en proceso de remodelación en el más actual estilo arquitectónico francés, rodeaban la Plaza Tiradentes. Debido a que las calles próximas eran también terminales de las líneas de tranvías, este espacio público bullía en actividad y movimientos humanos. La estratégica ubicación de la plaza, animó a una ecléctica combinación de teatros, recién inaugurados cines, music hall, revistas, salas de conciertos, cabaret, cafés populares y bares. La burguesía de todo Rio asistía al elegante y amplio teatro de San Pedro, mientras que los clientes tenían sus apaños culturales, culinarios o de libaciones, junto a las distracciones eróticas a pocos metros de distancia.16
En las inmediaciones de estos establecimientos públicos de espectáculos en los alrededores del centro comercial de la Plaza, uno podía encontrar burdeles y pensiones "por horas" en edificios que había sido en el pasado las viviendas de familias más o menos nobles o pudientes. El desequilibrio demográfico a favor de jóvenes solos en la ciudad, especialmente inmigrantes, y un gran número de mujeres humildes del campo favorecía el tráfico sexual. Las prostitutas para la clase alta eran fundamentalmente las "francesas" con el encanto de sus orígenes franceses, entre inmigrantes llegadas de Europa del Este, conocidas como "polacas", así como de afro-brasileñas de tez clara, conocidas como "mulatas".17
Las clases medias y bajas, añadiéndose los bohemios diletantes de ese submundo, podían contactar con prostitutos en establecimientos populares como el bar y restaurante Stadt Munchen y en el Café Suizo, que estaba en a la derecha de la Plaza. Si no esos lugares no eran satisfactorios, los cariocas también podían recorrer otros centros vibrantes de la vida nocturna en el barrio de Lapa. Oficinistas, administrativos de las tiendas, estudiantes y funcionarios modestos no podían pagar los servicios sexuales de mujeres francesas, podían acceder a las polacas y mulatas de clase baja que trabajaban en las cercanías de la Plaza Tiradentes.18
En medio de la vida nocturna que rodeaba a la escultura del primer emperador de Brasil, en la oscuridad de los novedosos cinematógrafos, sobre los bancos y entre los arbustos del parque, los hombres que contactaban a otros hombres para sus aventuras sexuales, aprovechaban la laxitud de la moral para lograr sus deseos de placer. El monarca jinete continuaba siendo una referencia para los encuentros sociales y sexuales entre hombres. El cronista Luiz Edmundo recreó en una escena de ambiente típica en 1901: " Después de las ocho de la noche, muchachos con aires femeninos, que hablan con voz de falsete, mordisquean pañuelos y colocan sus ojos avergonzados sobre la estatua varonil y apuesta de D. Pedro".19
Tanto los espacios públicos como las opciones de espectáculo variadas brindaron las oportunidades suficientes a los hombres para contactar con otros de iguales afinidades sexuales y sociales. Media docena de cines, innumerables barras, cabarets, y salones de música también dieron trabajo a algunos de estos hombres como actores, bailarines, cantantes, camareros, y empleados de servicio. Un lugar de reunión favorito para esta multitud era el Café Criterium, ubicado justamente enfrente del parque, donde pululaban "actores y muchachos jóvenes con las voces agudas que se maquillaban con polvo de arroz y colorete".20
En el Brasil de finales de siglo, el término "fresco", con el doble significado de "hada" o "maricón" como algo fresco, se hizo un vocablo de doble sentido coloquialmente comprendido usado tanto para burlarse de los hombres afeminados como para los que mantenían un rol pasivo en sus encuentros sexuales. Los frescos fueron íntimamente relacionados con el Largo Rossio. Estos dobles términos aparecen en el the Dicionário Moderno, una recopilación irónica de la jerga erótica y pornográfica que se divulgó en 1930: "Fresco. Adjetivo que representa tiempo casi frío, templado, agradable, ni caliente ni frio. Que es ventoso. Uno los encuentra en las colinas y en el Largo Rossio.21
No solo es un espacio relacionado con el fresco, y la figura evoca una relación entre la degeneración social y la modernización, como si el proceso de urbanización y la transformación de las formas tradicionales afectasen el comportamiento erotico mismo de las relaciones homosexuales.
Plaza Tiradentes /Largo Rossio en una postal de 1875
La remodelación del Largo do Rossio durante la renovación proyectada en los comienzos del siglo XX proveyó a un caricaturista la oportunidad de relacionar los "frescos" con la Plaza. Un dibujo en tinta y un poema irónica titulado Fresca Theoria (Requerimento) / Teoria Fresca (Demanda), aparecido en 1904 en la revista O Malho, que se especializaba en humor y sátira políticas. En el dibujo, un hombre con sombrero de paja a la moda, una corbata de moño, una chaqueta floreada y ajustada, y pantalones entallados, con una nalga saliente, formando su figura una S, la típica figura femenina en los dibujos de finales de siglo. El dedo índice apoyado sobre la barbilla, en forma pensativa como pensando una nueva idea o lo que solicitara que haga el gobierno de la ciudad.
A su lado está el jardín con la estatua de Pedro I en el fondo, como una obvia referencia del Largo Rossio. Dado que la reciente reforma del parque había disminuido temporalmente las posibilidades de contactos normales, el protagonista, representado por el artista como un prostituto masculino, se encuentra "sin trabajo". El poema dice: "Dada la cruel destrucción / del Rossio de mis sueños / la musa desempleada / aunque en versos tristes / tomará el riesgo / Es una gran conmoción / algo penoso que restringe / la libertad de esta profesión desagradecida / y del alcalde de esta ciudad / requiero compensación.22
El autor de este poema relaciona la plaza con el afeminamiento y la prostitución, como si las relaciones sexuales entre hombres solamente pudieran suceder con intercambio de dinero por medio. En el dibujo cómico, el creador considera llamativo el hacer una petición al gobierno de un poco de ayuda financiera debido a la falta de disponibilidad de la plaza como lugar para ganarse el sustento. El dandi bien vestido estereotipado, que carece del comportamiento varonil y sostiene ideas simples y tontas, es asociado rápidamente con la prostitución homosexual. Se puede suponer que los lectores de clase media de O Malho que podían permitirse el comprar esa revista satírica, comprendían la constelación de marcadores, que incluían el lenguaje corporal afeminado, la vestidura exagerada, apuntaban la figura ridícula del fresco.
La combinación de las formas particulares de vestimentas, la prostitución, el comportamiento feminoide exagerado, el término fresco, y la especificidad del Largo del Rossio como un espacio privilegiado para las aventuras eróticas entre hombres, aparece en otra tira cómica del mismo período, también publicado en O Malho. El dibujo titulado Escabroso, muestra la conversación de dos hombres. Uno es un adulto, muy grande, casi de tamaño monstruoso, con una perilla notoria y una presencia masculina ruda. El otro personaje, un hombre mucho más pequeño con una línea delgada como bigote, está vestido a la moda con una flor en su solapa. Mira esquivamente hacia abajo y sostiene un abanico japonés en su mano izquierda. Su otra mano acaricia el borde del abanico. Un meñique inclinado indica el afeminamiento. El hombre delicado comenta: Hace tanto calor. Ni el jugo de anacardo ni cualquier otro refresco es suficiente, señor. Pienso que salgo todas las noches en busca de un lugar donde pueda encontrar fresco. A lo que el recio compañero responde: "vaya al Largo del Rossio".23
Nuevamente, el juego de palabras permite al caricaturista un retrato de las referencias sociales comunmente asociadas al fresco y a su territorialidad. El caballero masculinizado y corpulento es capaz de clasificar a su tímido amigo y le remite a un territorio urbano apropiado para calmar sus calores mediante una aventura sexual. El dibujante trabaja con la suposición de que el lector medio conocer la jerga del hombre afeminado y por tanto el doble sentido de su comentario.
En muchos sentidos, las formas públicas de la sociabilidad empleadas por frescos eran paralelas a las normativa publica social hetero entre las clases medias y superiores durante la belle époque brasileña. Antes de la primera década del siglo XX la elite carioca frecuentaba la Rua do Ouvidor, una estrecha calle de más de un kilómetro de largo, en el centro de Rio, donde las tiendas alineadas mostraban las últimas novedades lujosas de Londres o Paris y de otras ciudades europeas.24
En 1905, la inauguración de la Avenida Central, la joya de la corona de la renovación urbanística de comienzos del siglo XX, se desplazó la interacción social a esta amplio boulevard, también conectado a la Avenida Beira-Mar, que enlazaba la Avenida Central con los barrios que bordeaban la Bahía de Guanabara. En esos tres lugares los peatones pudientes exhibían sus más recientes adquisiciones de moda extranjera de lujo, paseando a lo largo de las calles copiado el flâneur francés.
El arte de flânerie, o footing, como fue denominado alternativamente, suponia pasear por la ciudad para ver y ser visto, para saludar a conocidos, chismorrear con amigos o mirar los escaparates que mostraban un estatus social elevado y desde luego privilegiado. La riqueza y ciertas profesiones permitieron que hombres de clases media y alta perdieran el tiempo en esos paseos de muestra social y aparentemente sin sentido. Mientras los movimientos de las clases menos pudientes eran relacionados con los desplazamientos necesarios para sus trabajos. El flâneur, por otra parte, tenía el tiempo y los medios para disfrutar de los aspectos más finos y elegantes de la parte moderna de una ciudad durante un paseo informal. Las mujeres de las clases pudientes también tomaban parte de esta actividad placentera. Para ello se habían pavimentado las anchas calles, eliminando baches y reemplazando las vías estrechas e inadecuadas.25
Deambulando a lo largo de esos espacios de moda, jóvenes y muchachas "decentes" podían coquetear cuando estaban apropiadamente acompañados. Los amigos podían intercambiar los chismes y cotilleos recientes, o presentar a un primo desconectado que acababa de llegar a la ciudad. Los hombres que buscaban a otros para sus aventuras eróticas en los parques públicos o en las calles de moda del centro, se confundían entre la multitud, mirando escaparates, deteniéndose en los cafés para hablar, o sentándose en las confiterías para saborear algún dulce o refresco.
Tal como dos amigas podían ir de compras en la Rua do Ouvidor y al tiempo ver como dos abogados u hombres de negocios jóvenes, o dos estudiantes de la facultad de Medicina tomando un café, mientras miran a las atractivas muchachas de la élite carioca disfrutar el fresco, tanto como los frescos usaban este foro público para lograr nuevas parejas o aventuras. Además los hombres tenían mucha más libertad que las mujeres para "habitar" la calle y no era anormal en absoluto que un soltero pasease de un lugar a otro, a lo largo de la Avenida Central, del Largo Rossio, o que esperase pacientemente en la banca del parque que un muchacho joven se reuniese con él. Mientras las mujeres de clase alta o "decentes" no podían aventurarse después de la puesta del sol, o sin acompañante, los frescos podían vagar por las calles y parques del centro de Rio buscando fácilmente aventuras nocturnas.
Fotografía de Joao do Rio
Joao do Rio
Quizás nadie personificaba tanto el flâneur o a los dandis cariocas que el fresco más famoso de Río, Paulo Alberto Coelho Barreto, comúnmente conocido como João do Rio26 que en esta belle époque de finales de siglo escribió elocuentemente sobre el arte de flânerie en una colección de artículos titulada A alma encantadora das ruas (El alma encantadora de las calles), publicado originalmente en 1908. En la presentación para el libro, describió qué era un flaner: "Ser Flaner es ser un vagabundo y reflexionar, ser un tonto y hacer comentarios, y tener el virus de la observación unido a vagabundeo. Se es Flaneur por la mañana, durante el día, y en la noche.27 Esta definición del flâneur es algo diferente del que personaje de la alta sociedad que da un paseo por la Rua Cariocao la Avenida Central.
João de Rio no asume el simple modelo de pasear con vestimentas exclusivas y a la moda por el centro de la ciudad exclusivos ni incluye en flâneur como visitando los vecindarios pobres de la ciudad. Su interés periodístico en investigar los espacios exótica y peligrosos de la ciudad todas las horas del día y de la noche como un reportero social de hoy en día, sin embargo, produjo viñetas imaginativas de la vida diaria en Río de finales de siglo. Aun así el relato de su travesía urbana puede ser leído como algo más que la correspondiente indagación para la próxima historia interesante que aguardaban ansiosamente los lectores.
El gusto sexual de João do Rio por otros hombres puede llevar a que uno especule sobre los significados múltiples detrás de su prosa a favor del arte social dar un paseo. Aunque se conoce poco sobre los detalles de sus aventuras eróticas, sus paseos nocturnos por la capital en busca del material periodístico innovador para el panorama literario brasileño podrían también haber proporcionado la oportunidad de disfrutar la compañía sexual de los marineros, los soldados, y la gente común y corriente que eran las asignaturas de sus artículos y ensayos.28
João do Río nació en Río de Janeiro en una familia de clase media en 1881. Adquirió la prominencia literaria con apenas veintitrés a través de una serie de artículos periodísticos sobre las prácticas religiosas afrobrasileñas y otras no católicas en la capital de la nación. 29
Su disposición de peinar los barrios pobres, zonas obreras y suburbios de la ciudad para obtener artículos y ensayos sensacionalista sobre esos submundos capitalinos también revolucionó el periodismo carioca, y merece el crédito de haber sido el primer reportero moderno de Brasil. Durante su vida, produjo más de 2500 artículos, cuentos y ensayos sobre la vida urbana.30 A la edad de veintinueve, João logra el ingreso en la academia brasileña de letras.
Su meteórico ascenso en los círculos literarios no fue fácil. Joao do Rio tuvo que enfrentarse y superar múltiples obstáculos. Su madre era de origen afrobrasileño. El escritor era fundamentalmente periodista y reportero, algo opuesto a la idea de escritor y poeta- Y, él aspiraba entrar en los cerrados círculos de los "letrados" de Brasil a una edad temprana. Estas condicionantes no era barreras automáticas para su ingreso en la Academia, pero sí representaban cierto handicap. Después de todo, el presidente fundador de la Academia, Machado de Asís, era un mulato de orígenes humildes, y otros periodistas habían sido admitidos en la sociedad antes de João do Rio.
Sin embargo el racismo entre la élite, la noción de que el éxito en el periodismo no combinaba con otros esfuerzos literarios, y su misma juventud hicieron que el ingreso en los "salones sagrados" de la alta cultura, fuese harto difícil. Más importante, sin embargo, era el hecho de que era conocido como fresco. De acuerdo con uno de sus biógrafos, la insigne figura literaria que era Machado de Asís, y el eminente estadista Barão do Rio Branco, organizaron una férrea oposición a la elección de Joan do Rio a la Academia de las Letras en dos ocasiones dada su "cuestionable actitud moral" 31
Después de complejas campañas en su propio nombre, el periodista finalmente fue admitido en la tercera votación. El escritor Emilio de Meneses, importante miembro de los círculos literarios de la capital, escribió unas estrofas que revelaban en algún grado el desdén público hacia el joven escritor. Jugando con el doble sentido de la palabra fresco, plasmó: Pronosticando el próximo calor / la Academia, que venera el frío / no es capaz de comprar abanicos / y abren sus puertas a João do Rio.32
Olavo Bilac
En numerosas ocasiones, los enemigos de João do Río lo vincularon con símbolos públicos de la homosexualidad para desacreditarlo. Una de estas referencias salía en 1911 en la revista satírica O Gato. Una tira cómica a toda página mostraba a João do Río y Olavo Bilac, el poeta líder de Brasil, admirando estatua. El índice de Bilac toca la nalga de la figura y João tiene la mirada puesta en el desnudo delantero. Bilac comenta: "" Es soberbio, verdad?" João hace la réplica: "¡Qué estupendo sería si todos hombres lucieran como este!33 Si Olavo Bilac en realidad deseaba sexualmente a otros hombres siempre permaneció en la penumbra. Sus biógrafos insisten en que el estado de su soltería de toda la vida fue el resultado de un amor fallido por una joven34. El poeta ciertamente no generó animosidad hacia João do Río. Pero incluso si las caricaturas indirectas sobre los deseos de Bilac eran infundadas, revelan la vulnerabilidad de las figuras públicas a tales acusaciones.
Un método favorito para atacar a João do Río era apodarlo "João do Rossio", relacionándolo con los frescos del Largo Rossio. En 1920, un enemigo político enfrentado a la postura del periodista a favor de que los portugueses pudieran pescar en la costa brasileña escribió: "João do Rossio fundó una revista llamada Pátria, que debía ser llamada Mátria porque en los temas que tiene hecho con Paulo, todo es femenino." Este escritor pasó a advertir que: "Los pescadores brasileños pobres y perseguidos... conocen como matar los peces y también como matar a traidores y pederastas pasivos.35
João do Rio mostraba las aspiraciones culturales de la elite brasileña que imitaba los estilos más glamorosos de Europa. Imitó las nuevas ideas literarias, las modas, y las recicló para una audiencia de clase alta brasileña. Mientras João do Rio jugaba el papel de la sofisticación europea a la perfección en público, de la misma manera que Mário de Andrade, fue absolutamente discreto en cuanto a su vida privada. Puede ser que esa circunspección personal explique por qué un conocido fresco se las arregló para ascender a los círculos de alto nivel de la sociedad brasileña.
Tanto como Joan do Rio conformaba y reproducía las normas valoradas por las clases altas, su querido Jeffrey Needell,en "Una Belle Epoque tropical" se hace eco de este comentario: "Joao do Rio escribió sobre el mundo propio de la élite carioca no como era sino como la elite buscaba que fuese. En la fantasía que creó en la Belle Epoque carioca, ayudó que la élite se asumiese y al tiempo se cohibiese. Además, hizo de la elite cultural y social el centro de su atención halagadora, ayudando a legitimarla".36
Cuando desafió la visión popular, como en el caso de su apoyo editorial a los intereses de pesca portugueses en Brasil, esta cortina de tolerancia desapareció; y se hizo vulnerable a todos los estereotipos sociales habituales y a los prejuicios contra los frescos.
Un dandi frívolo podía disfrutar de fama y fortuna mientras su vida privada permaneciera discreta, oculta, y sin registrarla, haciendo su postura publica incontrovertible. Lo mismo podía decirse de otras célebres firmas literarias, como el mencionado Mario de Andrade, cuyos encuentros amorosos con otros hombres permanecieron ocultos en el misterio y protegido por los mitos nacionales. Efectivamente, el modelo de tolerancia social con las figuras llamativas afeminadas reproduce el status quo cultural que persistirá hasta bien entrado el siglo XX. Diseñadores de alta costura, peluqueros elegantes, y famosas estrellas dragqueen que se ajustan a las nociones normativas de la femineidad son un segmento protegido de la élite mientras refuercen las representaciones tradicionales de las féminas o de los afeminados.
Chico Alves
Tolerancia mediática
De la misma manera que Mário de Andrade, otros artistas, compositores, y escritores que frecuentaron el ambiente bohemio de Río en los 1930s y '40s consiguieron una respectiva aprobación dentro de su entorno social mientras protegieron cuidadosamente el secreto de sus deseos sexuales del conocimiento de una audiencia más amplia. Tal fue el caso del popular y famoso cantante Francisco Alves (1898-1952), el "Rey de la voz", que tenía una "preferencia por los jóvenes", y no escondió el hecho, según un testigo contemporáneo, de que tenía escapadas sexuales con hombres en lugares públicos. El popular cantante Jorge Goulart recordaba cómo protegieron el mito de Chico Alves las personas de su entorno: "En nuestro grupo los hábitos sexuales de Chico eran tema de discusión abierta, se decía que era un fanchono, que le gustaba tener relaciones sexuales con muchachos.
Mencioné este hecho a algunas personas; pero el tema era tabú. No permitirían que el mito fuera tocado, defendiendo que el mito no podía soportar esa información como tal, como si fue eso fuera la peor cosa imaginable.37 Alcir Lenharo, un historiados de los cantantes brasileños populares en ese período, explicaba que los miembros de un grupo determinado de bohemios habían sido protectores de la imagen pública de los artistas que eran conocidos o compañeros de bebida que pertenecían a su círculo social. Sin embargo, esos fanchonos a menudo sufrían el ridículo y la discriminación de muchas de esas personas que le habían protegido si su homosexualidad era conocida en el "mundo exterior", es decir, si se hacía de público conocimiento.38
En las últimas dos décadas, docenas de organizaciones políticas de lesbianas, gays y travestís brasileñas, en conjunción con un movimiento internacional, han ido variando las nociones tradicionales sobre el erotismo homo.39 Un importante cambio ha ocurrido en las representaciones de la homosexualidad en los medios de comunicación. Representantes en el Congreso del Partido Obrero de izquierdas, han iniciado una legislación para conceder los mismos derechos a las parejas del mismo sexo. Los grupos estudiosos brasileños están ampliando la producción intelectual sobre la homosexualidad, como por ejemplo la Conferencia sobre el Homoerotismo en la Literatura, realizada en la Universidad Federal Fluminense en mayo de 1999, o la formación del Grupo de Trabajo en Historia del Homoerotismo en la Asociación Histórica Brasileña (ANPUH) en julio de 1999.
Sin embargo, los iconos brasileños como Mario de Andrade permanecen envueltos en una mortaja protectora, como su los conocimientos públicos y las discusiones sobre sus propios deseos sexuales pudieran deslucir el poder, la calidad y la valoración de su producción intelectual en alguna medida.
Notas
1. Un excelente ejemplo de la tolerancia hacia la homosexualidad en el Carnaval en Rio de Janeiro es Júlio Gomes, A homosexualidad no mundo (Lisboa: 1979), 153-92. Para una crítica extensiva de esa percepción, ver James N. Green, Beyond Carnival: Male Homosexuality in Twentieth-Century Brazil (Chicago: University of Chicago Press, 1999).
2. Ver Richard G. Parker, Bodies, Pleasures and Passions: Sexual Culture in Contemporary Brazil (Boston: Beacon Press, 1991), 85-95 y 136-64.
3. "O mundo gay rasga as fantasias," Veja (12 May 1993): 52-53.
4. Luiz Roberto Mott, Epidemic of Hate: Violations of the Human Rights of Gay Men, Lesbians and Transvestites in Brazil (San Francisco: Grupo Gay da Bahia/International Gay and Lesbian Human Rights Commission, 1996), 1.
5. Un estudio de esos asesinatos se realizó en São Paulo is: Antônio Sergio Spagnol, "O desejo marginal: violência nas relações homossexuais na cidade de São Paulo" (Tesis, Universidad de São Paulo, 1996). Para referencia periodistica de esas cifras durante la ola de asesinatos de homosexuales entre 1987-88 en Rio de Janeiro y São Paulo, ver Márcio Venciguerra y Maurício Maia, O pecado de adão: crimes homossexuais no eixo Rio-São Paulo (São Paulo: Ícone, 1988). Para otros ejemplos de violencia contra hombres gays en Rio de Janeiro en los ultimos 1960s y '70s, ver también Luiz Carlos Machado, Descansa em paz, Oscar Wilde (Rio de Janeiro: Editora Codecri, 1982.
6. Grupo Gay da Bahia, "Violação do direitos humanos e assassinato de homossexuais no Brasil -1997," Boletim do Grupo Gay da Bahia, no. 37 (January/February 1998): 32-48.
7. El primer expediente de asilo político por persecución por odio en base a la orientacion sexual en los Estados Unidos se otorgó al brasileño Marcelo Tenório. James Brooke, "In Live-and-Let-Live Land, Gay People are Slain," New York Times (12 August 1993): 3.
8. João Carlos Rodrigues, João do Rio: uma biografia (Rio de Janeiro: Topbooks, 1995), 255.
9. Cabo Machado [Oswald de Andrade], "Os Três Sargentos,", Revista de antropofagia, en Diário de São Paulo (April 14, 1929), 6.
10. Ver, por ejemplo, Jeffrey D. Needell, "Identity, Race, Gender, and Modernity in the Origins of Gilberto Freyre's Ouvre," American Historical Review, vol. 100 (1) (February 1995): 51-77.
11. "Puedes hacer lo que quieras dentro de las cuatro paredes, quiser dentro de quatro paredes, pero no digas nada a nadie." Ver Parker, Bodies, Pleasures and Passions.
12. La palabra rossio se refiere a una plaza pública o mercado abierto y tambien se usa alternativamente rocio.
13. Archivo de la Ciudad de Rio de Janeiro. Codices 15.4.29, pag. 29, Abril 9, 1870.
14. Archivo de la Cidad de Rio de Janeiro. Codices 15.4.29, pag. 14, no. 5841, August 26, 1878.
15. Arquivo da Cidade do Rio de Janeiro. Codices 15.4.29, page 15, septiembre 10, 1878.
16. Evelyn Furquim Werneck Lima, "Arquitetura do espetáculo: teatros e cinemas na formação do espaço público das Praças Tiradentes e Cinelândia. Rio de Janeiro 1813-1950" (Ph.D. diss., Universidade Federal do Rio de Janeiro, 1997), 112-125.
18. En las francesas, ver Jeffrey D. Needell, A Tropical Belle Époque: Elite Culture and Society in Turn-of-the-Century Rio de Janeiro (Cambridge: Cambridge University Press, 1987), 171-73. For a study of polacas and Jewish prostitution in Brazil, see Beatriz Kushnir, Baile de máscaras: mulheres judias e prostiuição: as polacas e sua associaões de ajuda mútua (Rio de Janeiro: Imago Editora, 1997) and Lená Medeiros de Menezes, Os estrangeiros e o comércio do prazer nas ruas do Rio (1890-1930) (Rio de Janeiro: Arquivo Nacional, 1992). An examination of prostitution in nineteenth-century Rio de Janeiro is: Luiz Carlos Soares, Rameiras, ilhoas, polacas . . . a prostituição no Rio de Janeiro do século XIX (São Paulo: Editora Ática, 1992).
19. Vivaldo Coaracy. Memórias da cidade do Rio de Janeiro, 3rd%% ed. (Belo Horizonte: Itatiaia, 1988), 97.
20. Luiz Edmundo, O Rio de Janeiro do meu tempo, vol. 1 (Rio de Janeiro: Imprensa Nacional, 1938), 151-52.
21. Danilo Gomes, Antigos cafés do Rio de Janeiro (Rio de Janeiro: Livraria Kosmos Editora, 1989), 108.
22. "Fresco - Adjetivo arejado de modernização depravada. Quase frio, ameno, suave, que não tem calor nem quenturas. Que faz frescuras, que tem o sopro da brisa. Encontra-se muito nos morros e no largo do Rossio." Bock [J. Brito] Dicionário moderno (Rio de Janeiro: Ed. Rebello Braga, 1903), 39. My translation. Reprinted in Dino Preti, A linguagem proibida: um estudo sobre a linguagem erótica (São Paulo: T. A. Queiroz, 1983), 270.
23. "Ante a cruel derrocada / Do Rossio dos meus sonhos, / A musa desocupada, / Embora em versos tristonhos, / Vai jogar uma cartada: / É bem dura a colisão / Que me tolhe a liberdade / Desta ingrata profissão; E ao prefeito da cidade / Requero indenização! . . ." O Malho (Rio de Janeiro) 3, no. 93, (23 June 1904): 31. My translation.
24. "Mas que calor tem feito! Não há cajuada, nem refrescos que cheguem . . . seu comendador! Calcule que todas as noites levo . . . à procura de algum lugar em que possa haver fresco. / O largo do Rossio não serve?" K. Lixto [Calixto Cordeiro], O Malho (Rio de Janeiro) 2, no. 20, (28 March 1903): 14. My translation.
25. Jacomino Define, "A Rua do Ouvidor," Kosmos (Rio de Janeiro) 2, no. 1, (February 1905): 37-39; Needell, A Tropical Belle Époque, 164-6. Ver tambien Joaquim Manuel de Macedo, Memórias da rua do Ouvidor (Brasília: Editora Universidade de Brasília, 1988), y Danilo Gomes, Uma rua chamada Ouvidor (Rio de Janeiro: Prefeitura da Cidade do Rio de Janeiro, 1980). Rosa Maria Barboza de Araújo, A vocação do prazer: a cidade e a família no Rio de Janeiro republicano (Rio de Janeiro: Rocco, 1995), 326-28; Fantasio [pseudonimo], "O namoro no Rio de Janeiro," Kosmos (Rio de Janeiro) 3, no. 7, (July 1906): 43-45.
26. He obtenido informacion sobre João do Rio de las siguientes fuentes: Gilberto Amado, Mocidade no Rio e primeira viagem à Europa, 2ª ed. (Rio de Janeiro: Livraria José Olimpio Editora, 1958), 44-65; Raúl Antelo, João do Rio: o dândi e a especulação (Rio de Janeiro: Livrarias Taurus-Timbre Editores, 1989); Gentil Luiz de Faria. A presença de Oscar Wilde na belle-époque literária brasileira (São João do Rio Preto, São Paulo: Pannartz, 1988); Renato Cordeiro Gomes, João do Rio: Vielas do vício, ruas da graça (Rio de Janeiro: Relume Dumará, 1996); Raimundo Magalhães Júnior, A vida vertiginosa de João do Rio (Rio de Janeiro: Civilização Brasileira, 1978); Ignácio de Lyra Neves Manta, A arte e a neurose de João do Rio (Rio de Janeiro: Francisco Alvarez, 1977); Needell, A Tropical Belle Époque, 207-25; João Carlos Rodrigues, João do Rio: uma biografia (Rio de Janeiro: Topbooks, 1996); y Carmen Lúcia Tindó Secco, Morte e prazer em João do Rio (Rio de Janeiro: Francisco Alves; Instituto Estadual do Livro, 1978).
27. João do Rio [Paulo Barreto], A alma encantadora das ruas (Rio de Janeiro: Secretaria Municipal de Cultura, Departamento General de Documentaçión e Informaçión Cultural, 1995), 5.
28. Jean-Claude Bernadet inspiró mi interes inicial en João do Rio a traves de lecturas del autor.
29. Los articulos fueron publicados en As religões do Rio (Paris: Garnier, 1904).
30. João Carlos Rodrigues, João do Rio: catálogo bibliográfico, 1899-1921 (Rio de Janeiro: Rio de Janeiro: Prefetura de la Cidad de Rio de Janeiro, Secretaria Municipal de Cultura, Departamento General de Documentaçión e Informaçión Cultural, 1994).
32. Rodrigues, João do Rio, 59.
33. Magalhães, A vida vertiginosa de João do Rio, 126. El original permite leer: "Na previsão de próximo calores / A Academia, que idolatra o frio, / Não podendo comprar ventiladores / Abriu as portas para o João do Rio."
34. Seth [Álvaro Marins], O Gato (Rio de Janeiro), (1911). "
35. Ver Raimundo Magalhães Júnior, Olavo Bilac e sua época (Rio de Janeiro: Compañia Editora Americana, 1974), 84-91; y Fernando Jorge, Vida e poesia de Olavo Bilac, (São Paulo: Livraria Exposição do Livro, n.d.), 97-136, 150-62, 306-12.
36. Magalhães, A vida vertiginosa de João do Rio, 245.
37. Needell, A Tropical Belle Époque, 209.
38. Alcir Lenharo, Cantores do rádio: a trajetória de Nora Ney e Jorge Goulart e o meio artístico de seu tempo (Campinas, São Paulo: Editora da UNICAMP, 1995), 28. Ibid., 27.
39. Ver James N. Green, "More Love and More Desire: The Building of the Brazilian Movement," in The Global Emergence of Gay and Lesbian Politics: National Imprints of a Worldwide Movement, ed. Barry Adam, Jan Willem Duyvendak, and André Krouwel, (Philadelphia: Temple University Press, 1999), 91-109
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Graciasss/www.islaternura.com/Historia/HomosexualidadenHistoriaBrasilNoviembre2005
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