HOMOFOBIA Y AFEMINACIÓN EN
LA LITERATURA
BRASILERA: EL CASO MÁRIO DE ANDRADE
Traducción de: “Homofobia e efeminação na literatura brasileira: o caso Mário de Andrade”. Revista Vórtex. Curitiba. v. 3, n. 2, 2015, p. 98-126.
JORGE VERGARA
Resumen
Mário de Andrade – escritor, intelectual y líder de la Semana de Arte Moderna – fue criticado por la Revista de antropofagia en 1929 y por el periódico Dom Casmurro en 1939. En las páginas de la Revista, la amalgama de misoginia, homofobia y “prejuicio de color” (preconceito de cor) se vierte exclusivamente sobre él. El periódico Dom Casmurro reavivó los estigmas de color y género para criticar su actuación intelectual. Todavía, los temas de la homosexualidad y de la afeminación atribuidos al escritor, aunque recordados, son recurrentemente evitados en su correspondencia, en la crónica periodística y en la literatura especializada. La ignorancia social de la realidad individual elementar torna evidente la opresión y la vergüenza socialmente instituidas.
Palabras clave: Palabras clave: Homofobia – Afeminación – Revista de antropofagia – Dom Casmurro – Mário de Andrade
Opresión social en las críticas contra Mário de Andrade
En 1929 la Revista de antropofagia publicó críticas en las cuales Mário de Andrade fue llamado de “Miss São Paulo”, “Miss Macunaíma”, “Doña María”, “la más genuina representante de la antropofagia femenina en Brasil” y “comadre también, y de las buenas”. Su postura estética fue reprendida y la manera de redactar Macunaíma imitada: “Interpelada que fue la hechicera craúna1 [Miss Macunaíma] principió respondiendo a nuestras preguntas, tan ávidamente, que parecía hormiga sauva2 destilando mazorca capín pánace”3 (Diário de S. Paulo, 14 abr. 1929, p. 6; 8 may. 1929, p. 12; 26 jun. 1929, p. 124).
La lectura de los artículos muestra que, para el grupo que dirigía la Revista de antropofagia, Mário se alejó del proyecto modernista al imitar Olavo Bilac y Vicente de Carvalho, al divulgar y escribir de forma positiva a respecto de escritores menores, al escribir sobre autores católicos cuando algunos grupos católicos argumentaban de forma fanática5, al producir la imagen inmerecida de líder para sí mismo, y al crear una relación de servilismo con escritores principiantes6.
Oswald de Andrade firmó el artículo “Los tres sargentos” con el seudónimo Cabo Machado. Acusa a los colaboradores de la primera fase de la revista por militar a favor de la falta de originalidad. Las alusiones a textos “de amor” y “tunantes [marotas]” son referencias para feminizar la labor espistolar de Mário con jóvenes del interior de Minas Gerais. Mário fue cifrado en la figura del líder insuficientemente másculo hasta para el papel de guerrero de la falsedad pasadista.
1 De la lengua tupi, craúna no tiene voz similar en español. Tambíen llamado garoupinha, es un pez de hasta 40 centímetros.
2 Del tupi, sauva es la denominación comum para las hormigas tropicales. 3 “Interpelada que foi a feiticeira craúna [Miss Macunaíma] principiou respondendo ás nossas perguntas, tão avidamente, que nem formiga sauva destalando boneca capim panasco”.
4 Todas las menciones a la Revista de antropofagia o al Diário de S. Paulo provienen de la Revista de antropofagia: Reedição da revista literária publicada em São Paulo, 1ª e 2ª “dentições”, 1928-1929 obra facsimilar. São Paulo: Metal Leve, 1976.
5 La acción del integralismo en Brasil se volvió más intensa en la década de 1930, pero el discurso de su líder Plínio Salgado ya era conocido (Klein, 2004, p. 3). La acción antisemita de la revista A ordem (1921) y del Centro Dom Vital (1922), asociada a católicos conservadores como Jackson de Figueiredo y Alceu Amoroso Lima, existía en la década de 1920 (Ben-Dror, 2007, p. 231). Menotti del Picchia publicó un texto anti-semita en 1935 en el diario Cidade de Olympia (Ribeiro, 2007, p. 369). Para Scantinburgo, los modernistas de la Semana de 1922 se apropiaron del modelo europeo del modernismo, principalmente la versión de Marinetti, y la crítica al catolicismo (y no sólo a sus discursos discursos extremos) fue parte importante del modernismo enraizado en el siglo diecinueve (2001).
6 Un resumen de las críticas a críticas a Mário se encuentra en el artículo de Oswaldo Costa “Resposta a Ascenso Ferreira” (Diário de S. Paulo, 19 jul. 1929, p. 12).
7 Gago Coutinho remite a Carlos Viegas Gago Coutinho (1869-1959), geógrafo portugués y reconocido aviador.
Los srs. Alcántara Machado (el Gago Coutinho7 que nunca voló) y Mario de Andrade (nuestro Miss São Paulo8 traducido en masculino), iniciaron la guerra contra la edad original. Sólo la chatice, la copia y la amistad es que tienen valor. Los dos ilustres Molinaros9 del modernismo están viendo seriamente amenazadas por la rudeza de la Antropofagia sus sistemáticas y tunantes actas falsas. Las cartitas de amor para Cataguazes ya van horripiladas como monjas durante la invasión militar (Diário de S. Paulo, 14 abr. 1929, p. 6).
La afeminación conferida a Mário contamina la crítica dirigida a Antonio Alcántara Machado, a través de la imagen del aviador que jamás arremetió. La referencia a la traducción es la señal para la masculinidad inauténtica, fabricada o artificial imputada a Mário de Andrade y asociada a su actuación artística. Es tan grande la frustración que Cabo Machado llama Mário de “ignorantón (ignorantão)”10 y Tamandaré describe sus cartas con los literatos como “correspondencia amorosa con lo que hay de mediocre en la intelectualidad del Brasil entero” (Diário de S. Paulo, 14 abr. 1929, p. 6; 24 abr. 1929, p. 10).
La entrada para Mário de Andrade en el Diccionario de Bolso de Oswald de Andrade (edición póstuma y corregida) guarda referencias a la Revista de antropofagia y al poema de Mário que inspiró las bromas de Oswald. Él percibió la argumentación del poema como resistente al mensaje del “Manifiesto Antropófago”, ambos publicados en la misma revista.
Mário de Andrade. Macunaíma traducido11. Autor de una canción para hacer el siringuero12 dormir en vez de indignarse. En otra, para cuando encuentre el capitán Prestes, embaucarlo con nombres de peces y embarullar así la revolución social (ANDRADE, O., 1990, p. 106).
El poema “Mañana (Manhã)” de Mário de Andrade fue publicado en la portada:
Había un sosiego tan antiguo en el jardín, Una fresca tan de mano lavada con limón Era tan marupiara13 y tranquilizante Que deseé... Mujer no deseé no, deseé... Si yo tuviese a mi lado allí paseado ¡Supongamos, Lenin, Carlos Prestes14, Gandi, uno de esos!...
En la dulzura de la mañana casi acabada Yo les hablaba cordialmente: - - Siéntense un poquitito Y tendría que contarles los nombres de nuestros peces O describiría Oro Preto, la entrada de Victoria, Marajó, Cosa así que les pusiese un disfraz de fiesta En el pensamiento de esas tempestades de hombres (Revista de antropofagia, maio 1928, p. 1).
8 El concurso Miss Brasil ocupa los diarios de la época. En la columna “Taxi – ‘Miss Brasil’”, Mário de Andrade argumentó que la ideia de la mujer asociada apenas a la belleza no fomenta la emancipación femenina (Diário Nacional, 20 abr. 1929, p. 3).
9 Referencia para José Molinaro, cabo electoral corrupto y sanguinario: “Conociendo bien sus aptitudes para el galopín [galopim] electoral, el perrepismo paulista lo alzó a la jefatura de la capital” (Diário da Manhã, 28 dic. 1928, p. 3). Perrepismo es referencia para el Partido Republicano Paulista. Galopim, para los caudillos que el partido usaba para intimidar electores.
10 El texto es la respuesta de Oswald a la columna de Mário en el Diário Nacional (11 abr. 1929, p. 3).
11 El protagonista de Macunaíma es percibido como positivo por Oswald. Pero el texto es satírico: “Macunaíma es una sátira irritada, muchas veces feroz. Pero los brasileños no entienden la sátira, en vez de eso, lo encuentran divertido” (Andrade, M., [1939] 1993, p. 12).
12 Trabajador que se ocupa en la extracción del caucho.
13 Término tupi, se refiere al individuo feliz en la caza y en la pesca.
En el poema, el autor registra las imágenes que serían usadas para criticarlo. Mário se describe en una isla de sosiego, cuenta cómo le gustaría transmitir esa alegría a los líderes de las revoluciones, hombres más deseables que mujeres. La idea del matiz, de dosis de la fuerza fue percibida como cobarde y femenina. La asociación con Wilde aparece en la entrada: “Muy parecido por las espaldas con Oscar Wilde”, frase suprimida, pero presente en el manuscrito IV (Andrade, O., 1990, p. 124).
Para los redactores de la Revista de antropofagia, Macunaíma representa un ataque al cristianismo y recibe elogios. Tamandaré15 insiste en el asunto de la colonización cultural y de la descomposición de la cultura europea:
El cristianismo, que nosotros combatimos con tanto coraje, encuentra en él [Macunaíma] el primer martillazo serio que en su cabeza ya se dio después de los festines de Cuñambebe16 y otros héroes de bastante carácter [...] Continuamos, aún después, esclavos del Occidente, esclavos del catolicismo, esclavos de la cultura europea cayendo de podrida [...] Ya algunos de esos modernistas están comenzando a decir que São Paulo es feo, que el Brasil es feo. No se asusten. Ellos están copiando al europeo, a quien Europa-fea lanzó en los brazos del arte negra y de todos los exotismos. Esa es la sicología de los fracasados (Diário de S. Paulo, 14 abr. 1929, p. 6).
Los chistes ilustran el sentido poco modernista que los líderes de la Revista de antropofagia atribuyen a ese período de la producción de Mário. El uso del femenino para reprenderlo fue relacionado a su laxitud y falta de posición intelectual. La Revista de antropofagia también lo acusa de rodearse de jóvenes adolescentes del sexo masculino y le aplica con exclusividad la figura de la pederastía:
Luego, nosotros fuimos, apenas, amabilísimos, delante del cuadro indignante que, al llegar, tuvimos a nuestros ojos.
14 En el liderazgo, Luís Carlos Prestes participó en los movimientos militares paulistas de la década de 1920. Después del fracaso de esas acciones estudió marxismo e ingresó y actuó en el partido comunista.
15 Se deduce que Tamandaré es el seudónimo de Oswaldo Costa por la publicación del “Moquem 2” en el Diário da Manhã de Victoria (21 jul. 1929, p. 4), firmado por Costa: el texto es el mismo del “Moquem II – Hors’d oeuvre” del Diário de S. Paulo (14 abr. 1929, p. 6).
16 Uno de los líderes de la tribu Tupinambá.
En el mes siguiente, en el artículo anónimo “Expansión antropofágica”, el asunto retorna: “Y en BeloHorizonte, nadie mira con simpatía para esos transbordamientos líricos de Mário de Andrade con la infancia traviesa”18 (Diário de S. Paulo, 12 jun. 1929, p. 10). Mário de Andrade registró su opinión en la columna “Taxi”:
Esa influencia recíproca [con los muchachos de Cataguazes] fue la bonita entre las amistades sinceras, llenas de cartas, llenas de sinceridades, hasta brutas ciertas veces. Eso fue lo que el mundo no pudo ver y no gozó (Diário Nacional19, 9 abr. 1929, p. 6).
Oswald y Mário de
Andrade en la década de 1940
Dos días después, en la misma columna, Mário continúa a comentar la influencia entre los escritores y su falta de preparación intelectual:
Eso es fruto de nuestra descarada ignorancia. En el ochenta y cinco por cientos de los casos el literato brasilero es un ignorantón [...] ¡Libertad! ¡Sinceridad! (¡Falta de criterio! ¡Falta de carácter!). Nosotros lavamos la ropa sucia en público (Diário Nacional, 11 abr. 1929, p. 3).
Al resaltar el afecto entre escritores, la crítica a la amistad sugiere la homofobia. Es difícil saber hasta dónde ese afecto podría manifestarse sin incomodar. En la carta del 16 de diciembre de 1925, Manuel Bandeira revela profunda intimidad con Mário de Andrade. Pero Bandeira nunca fue rotulado de afeminado.
Tú tienes una naturaleza fraccionada de mil direcciones afectivas y ciertas cosas que yo no sabría decir ahora cuáles son las que me importunan, pero tú dices una cosa enorme en tu carta que es aquella atención paterna con que yo quiero que tus cosas queden excelentes. Pero aún eso yo lo podría explicar del siguiente modo: yo cargo una porción de cosas que no sé exprimir; tú sientes esas cosas como yo[,] por ejemplo la vida brasileña; cuando yo veo una de esas cosas expresada por ti siento una dulzura indefinible – ¡tan dulce que ahora quedé con los ojos llenos de agua sólo de aludir a eso! (BANDEIRA, [1925] 2003, p. 88).
17 Columna Moquem V. – Cafézinho de Tamandaré. Escritores de la ciudad de Cataguazes como Rosário Fusco ya habían publicado poemas y textos en la primeira fase de la Revista de antropofagia en 1928. Fundaran su própia revista modernista en 1927. Fusco manifiesta afecto en la correspondencia con Mário: “Mi corazón dentro de tu corazón”; “La gente ya está hablando mal de mí aquí por causa de mi pasión [rabicho] por ti” (Fusco, 1927, p. 1; 1928, p. 1). También del grupo de Cataguazes, Henrique de Rezende se queja de las críticas a la influencia de Mário de Andrade sobre su grupo, pero no cita los autores ligados a la Revista de antropofagia, mas A. F. Schmidt, Edmundo Lys y alude a figuras de Río de Janeiro (Rezende, 1929a, p. 2; 1929b, p. 3). Lo que Mário escribe el 9 de abril de 1929 en el Diário Nacional es respuesta al artículo de Rezende del 7 de abril de 1929.
18 “E em Belo-Horizonte, ninguem olha com simpatia pra esses transbordamentos liricos de Mario de Andrade pela meninada serelépe”.
19 El Diário Nacional fue el órgano oficial del Partido Democrático. Mário escribió en él entre 1927 y 1932 (Lopez, 2014, p. 5). Según Sergio Miceli, Mário de Andrade fue uno de los líderes intelectuales del grupo que actuaba en el Partido Democrático (2001).
“Cabo Machado” es el nombre del poema que Mário de Andrade publicó en el libro Losango Cáqui20. El poema retrata la personalidad, la ropa y el cuerpo moreno de un joven militar: “Cabo Machado es delicado gentil. / Educación francesa estilosa. / Cabo Machado es dulce como la miel / Y pulido como el mango rosa”21 (Andrade, M., 1926, s.n.p.). Él ya había divulgado su poema “Cabo Machado”, y la revista había publicado la sátira firmada con el seudónimo Cabo Machado, cuando Tamandaré escribe en el 24 de abril de 1929 que Mário “se confiesa en el Cabo Machado”. En medio al conjunto de críticas surge una convocación inesperada. Tamandaré exige otra postura:
No me gustaron, sin embargo, las amarguras que Mário puso en su chupilca. No queremos chupilca, Mário. Queremos amor. Aquél amor gustosísimo que tú pusiste en las estrofas de Cabo Machado. Pero sin el incienso del coro de Santa Ifigenia. Con la pimienta de Macunaíma, con que tú quemaste los labios golosos de la Santa Madre Iglesia (Diário de S. Paulo, 24 abr. 1929, p. 6).
La materia se desenvuelve, pues Tamandaré había refinado su argumento en la crítica al libro Retrato de Brasil, de Paulo Prado:
La simplicidad con que él se refiere, lleno de horror, al pecado sexual y a los “vicios nefandos” del indio no es fingida, es sincera, y eso es lo que da pena [...] Pero aún existe, por acaso, mismo después de Freud, el “¿pecado sexual?” ¡Otra tontera! [...] El señor Paulo Prado fijando – ¡después de Havellock Ellis! – los límites de lo “normal”. Del largo del Arouche hasta el largo de Paysandú es normal. Del largo de Paysandú en adelante es anormal. Divertidísimo. Es todo literatura (Diário de S. Paulo, 7 abr. 1929, p.?).
20 Mário alega que la recepción del libro fue difícil: “Porque los mismos insultos extraliterários se repiten incasablemente desde 1920 hasta ahora. El Losango tú no puedes imaginar qué escándalo y qué irritación causó aquí. La Hoja de la Noche supe que andó por más de una semana insultándome diariamente” (Andrade, M., [1926] 2000, p. 274). Helios explica: “Libro absurdo, injustificado, irritante y pedante [...] Las larvas pasan por cuerpos. Los monstruos por normalidades” (Correio Paulistano, 24 ene. 1926, p. 6).
21 “Cabo Machado é delicado gentil. / Educação francesa mesureira. / Cabo Machado é doce que nem mel / E polido que nem manga-rosa”.
El argumento de Oswaldo Costa es un síntoma de la cobardía atribuida a Mário: “Lo que lastimo, exactamente, es que Mário recalque la parte del bode” en el artículo en el cual dice que él oculta el “negro” por “miedo de la Santa Madre Iglesia”22. El aspecto sorprendente de las últimas citaciones relacionadas con “[Mário] se confiesa en el Cabo Machado [...] Queremos amor. Aquél amor gustosísimo que tú pusiste en las estrofas de Cabo Machado”23 y con “no consigue dejar explotar dentro de él lo negro bueno [...]
Lo que lastimo, exactamente, es que Mário recalque la parte del bode”24 se refiere a que Mário debiese ostentar su sexualidad – las experiencias del cuerpo en oposición a su espiritualidad católica, y su negritud – imponer su color y su ascendencia a la sociedad brasileña. En vez de pensar que los términos “Miss” o “Doña” son escarnios contra la supuesta homosexualidad o afeminación de Mário de Andrade, se puede inferir que son críticas a la representación precaria de “Miss” y “negro”: que él no fue suficientemente explícito, que las representaciones de “Miss” y “negro” fueron personificaciones avergonzadas25.
Entretanto, el discurso de la revista no es coherente, sea en el ataque a los modernistas poco osados o en el uso de la crítica y de la ironía. En el artículo que coexiste con otro del propio Mário de Andrade, la broma muestra su ángulo misógino y no soporta ningún duplo sentido: la burla que ataca Mário porque este tiene “¡muchas alumnas, ningún discípulo!” (Diário de S. Paulo, 31 mar. 1929, p. 6) no sugiere cualquier subversión del sentido común o de la vivencia social de esos años.
Mário de andrade, Piolim (Abelardo Pinto), Haroldo Martins e Oswald de Andrade, na fazenda Santa Tereza do Alto, outubro de 1927
22 Oswaldo Costa, en “Respuesta a Ascenso Ferreira” en el Diário de S. Paulo del 19 de julio de 1929. Carlos Drummond de Andrade es considerado “cretino”. El texto de Costa fue reimpresso en la columna “Jardim das vaidades” de Miss Flirt, en el diario A Manhã del 28 de julio de 1929.
23 Diário de S. Paulo, 24 abr. 1929, p. 10.
24 Diário de S. Paulo, 19 jul. 1929, p. 12.
25 La necesidad de distinción social exige de los intelectuales la producción de comportamientos o productos culturales diferentes para establecer la separación simbólica de ellos en relación al resto de los individuos en la sociedad donde actúan (Bourdieu, 2010; 2007).
De la misma forma, Oswaldo Costa cita Sigmund Freud y el tema de la sexualidad en argumentos que pueden parecer libertarios. Excepto la lectura que atribuye a la Revista de antropofagia el pedido para que Mário ostente su negritud y afeminación, los textos no indican otras posibilidades. Aún cuando es nítido el uso de Freud, del surrealismo y de la propuesta antropofágica de Oswald, para Benedito Nunes las cuestiones de la sexualidad en la antropofagia pueden ser relacionadas a la crítica de la “moral convencional, el casamiento monogámico” o a la “dominación política de la Iglesia” (1986, p. 24).
Lo que en la actualidad podría llamarse de feminismo (voto femenino, igualdad de salarios, aborto, etc.) o de liberación homosexual (la no criminalización de la afeminación y de la homosexualidad, el derecho a expresar la sexualidad en público, etc.) no encuentra ninguna referencia en los textos27. Con respecto a la personificación avergonzada, es necesario considerar algunas actitudes de Mário en relación a la sociedad. La cédula de identidad que usaba en 1927 registra lo siguiente: “cutis: Blanca” (Monteiro; Kaz, 1998, p. 90), situación que Eduardo Jardim explica al decir que en ese tiempo las personas en la posición social de Mário difícilmente podrían ser tratadas como morenos (mulatos) en los documentos oficiales (2015b, p. 102, 105).
Mário de Andrade no tuvo responsabilidad por el registro del documento oficial, pero tenía poder sobre lo que escribía. Por ejemplo, la interferencia contra el sentido común, de manera indirecta y subversiva a través del retrato de la amistad entre dos adolescentes del mismo sexo en el cuento Frederico Paciência: “me costó tirar los ojos de esa boca tan linda [...] No salíamos de su casa con miedo de mostrar a un público sin matices, la impaciencia de nuestras caricias”28. También, de manera directa, cuando subrayó las picardías, robos, audacias, trabajos mal ejecutados y la contestación de la violencia simbólica del “prejuicio de color [preconceito de cor]”, contestación hecha a través del arte por su biografiado, el padre Jesuíno do Monte Carmelo (1764-1819), a quien describe con los términos “moreno [mulato]”, “mestizo [pardo]”, “negro”, de origen humilde e hijo de madre soltera (Andrade, M.,1947, p. 117-118; 1945, p. 134, 35).
26 El Manifiesto Antropófago (Manifesto Antropófago) de Oswald de Andrade fue publicado en el primer número de la Revista de antropofagia. Usa Freud: “Contra la realidad social, vestida y opresora, hecha catastro por Freud – la realidad sin complejos, sin locura, sin prostituciones y sin las penitenciarias del matriarcado de Pindorama” (Diário de S. Paulo, mayo 1928, p. 7). Serge Voronoff también es citado en el manifiesto y no se explica el motivo. En los textos médicos es mencionado porque hacía trasplantes de testículos, los que para algunos podían curar la homosexualidad (Cuperschmid; Campos, 2007).
27 La excepción es la noticia anónima “el orden social y la indumentaria” (a ordem social e a indumentária) que transcribe el texto de cierta operaria encarcelada por usar ropas masculinas, y el artículo “El trago [amargo]” (O travo) de Sebastião Dias sobre transexualidade o hermafroditismo (Diário de S. Paulo, 16 jun. 1929, p. 10; oct. 1928, p. 6).
28 “custei a retirar os olhos daquela boca tão linda [...] Não saíamos da casa dele com medo de mostrar a um público sem nuanças, a impaciência das nossas carícias”.
En el artículo “miss macunaima”, firmado por Octacilio Alecrim, la representación femenina de Macunaíma y de Mário es asociada al color de la piel: “apretamos la mano bronceada de ‘Miss Macunaíma’ al ritmo sonoro de la despedida guaraní” (Diário de S. Paulo, 26 jun. 1929, p. 12). La sección registra la entrevista ficticia que habría sido hecha a “Miss Macunaíma” en razón de su viaje al Nordeste. El único individuo masculino en el grupo con el cual Mário viajó era él mismo. Con todo, no queda claro si ese fue el motivo que llevó a que se refiriesen a Mário con el vocablo “Miss”.
El texto es divertido, pero los nombres indígenas, el femenino y el eufemismo para el color de la piel se transforman en signos de desvalorización. El uso peyorativo de las expresiones “cartas de amor”, “correspondencia amorosa”, y monjas “horripilándose” durante la “invasión militar”29 refuerza el binarismo de las ideas de dominación masculina, el privilegio del control y del mando. La fuerza del insulto, la condenación pública de los hombres que intercambian cartas de amor en el mismo tiempo que en esa sociedad las mujeres estaban casi excluidas de participar en la vida pública y la participación femenina en la literatura era mínima comparada con la masculina, se manifiesta en el enigma de los hombres que no pueden expresarse más allá de cierta convención, convención explícita y tácita según la cual habría límites impuestos a la masculinidad.
El proceso de críticas ocurrió en la segunda dentición (dentição) 30 de la revista, cuando era publicada en el Diário de S. Paulo en el año de 1929 y alcanzó a escritores de amplio espectro de ideas: Alceu Amoroso Lima, Yan de Almeida Prado, Paulo Prado, Menotti del Picchia, Alcántara Machado, Plínio Salgado y otros. Ninguno recibió críticas tan agresivas cuanto Mário de Andrade, condenaciones que suman el “prejuicio de color”, la misoginia y la homofobia. Los chistes de la Revista de antropofagia no prueban que Mário tuviese identidad homosexual y no demuestran que fuese afeminado. Los insultos indican que la homofobia era un medio de control social. A través de esos artículos es posible entender cuanto la vigencia social de la homofobia era concreta y más visible que la homosexualidad o la afeminación.
No es posible entender la percepción social a respecto de los afeminados: tal vez fuesen percibidos como una amenaza que debía ser evitada, o como personas ridículas, o entonces como personas abyectas pasibles de desprecio, aun cuando no pretendiesen llevarlas en serio. Ese sentido de la abyección no es claro, y no se conoce ningún documento que se ocupe de esos aspectos en las disputas entre modernistas en el inicio del siglo veinte en Brasil. El asunto de los límites de lo masculino no se refiere apenas a que el homoerotismo o la homosexualidad constituyesen prácticas excluidas del comportamiento público de determinado grupo social. Esos límites son parte de la construcción social que imponía a todos los hombres (homosexuales o no) las reglas de la normalidad pública posible en aquel momento de la Historia.
29 Artículo “Os tres sargentos” signado por Cabo Machado en el Diário de S. Paulo, 14 abr. 1929, p. 6.
30 Con sentido humorístico y antropofágico, dentición es una variación literaria para edición.
El grupo en torno al manifiesto de la Revista de antropofagia era dirigido por Oswald de Andrade y Oswaldo Costa31. La revista tenía entre sus contribuyentes un amplio espectro de escritores. Alcántara Machado y Eduardo Jardim alegan que Oswald de Andrade tenía envidia de la posición de Mário, porque a Oswald le gustaría ser considerado mentor del movimiento modernista (Machado, 2003; Jardim, 2015b). Raul Bopp afirma que Mário no pretendía envolverse con el grupo de la Revista de antropofagia, ya que en ese grupo sería uno de los líderes, y aún, que Mário no concordaba con sus propuestas (1966, p. 78).
No existe consenso entre los autores consultados a respecto del origen y de las condiciones de la contienda entre Mário y Oswald de Andrade. Se conocieron en 1917, cuando Oswald escuchó Mário hacer el discurso en el Conservatorio Dramático y Musical de São Paulo. Para Jardim, el desentendimiento comenzó en ese momento. Para Silva, el inicio del altercado es fruto de la crítica de Mário al libro Serafim Ponte Grande, de Oswald, alrededor de 1923 (Jardim, 2015B; Andrade, G., 2013; Fonseca, 2008; Silva, 2009). João Silvério Trevisan responsabiliza Oswald de Andrade por el carácter homofóbico de las críticas de la Revista de antropofagia (2002, p. 257); ya James Green afirma la homosexualidad de Mário de Andrade y atribuye la ruptura a los textos de 1929 de la Revista de antropofagia (2001, p. 63-64; 2000, p. 104, 148, 182; 1999, p. 881).
Otra cuestión surge de la lectura de la Revista de antropofagia cuando Tamandaré cita Sigmund Freud y Havellock Ellis32 para argumentar contra el texto de Paulo Prado. Se puede inquirir hasta qué punto tales contiendas por la primacía cultural, por el sentido del modernismo en Brasil funcionaban de manera teatral, como representación social, cuando es necesario impresionar a través de la competencia y el virtuosismo. Se sabe que Mário de Andrade leyó Freud33, y que Freud fue ampliamente divulgado, no obstante, se puede suponer que Havellock Ellis no sería conocido por los lectores del periódico. Entretanto, hasta la mitad del siglo veinte en Brasil, los especialistas que actuaban en las áreas administrativas publicaron textos en los que la homosexualidad fue considerada enfermedad mental34.
31 La alternancia en la secretaría de la revista (en la segunda dentición) era hecha por Geraldo Ferraz, Jayme Adour da Câmara y Raul Bopp (Nunes, 1972; Campos, 1976).
32 Ellis fue un sexólogo que influenció el pensamiento de la época sobre el tema.
Después del juicio de Oscar Wilde en 1895, su libro Sexual Inversion fue prohibido por obsceno en Inglaterra (Showalter, 1993, p. 225).
33 Según Telê Ancona Lopez, el contacto de Mário con los libros de Freud se dio entre 1922 y 1923 (2011, p. 18; 1972, p. 105).
No hay datos que apunten el grado de erudición de los lectores del Diário de S. Paulo en la década de 1920. Para Sergio Miceli, los autores modernistas produjeron textos que “se destinaban a un público bastante reducido de iniciados, pertenecientes a familias adineradas de la oligarquía local y que disponían las llaves para descifrar tales obras”. La vida intelectual era dominada por los medios de comunicación impresos, el lugar social donde los escritores combatían por sus puntos de vista (2001, p. 97). ¿Cuánto es posible deducir de los documentos a respecto de los límites sociales de la masculinidad? ¿Cuál es funcionamiento de la convención social de clase en esos elogios, acusaciones o insultos? ¿Cómo el público interpretaba el sentido de esos discursos?
En el día 2 de septiembre de 1939, el periódico Dom Casmurro apellidó Mário de Andrade de “subWilde mestizo”. El artículo anónimo, “La soledad es triste [A solidão é triste]”, circuló en la época en que Jorge Amado era el redactor jefe. Dom Casmurro tuvo circulación nacional y vendía 59 mil ejemplares por semana (Luca, 2011). Mário de Andrade hizo parte del expediente y de las columnas, y, de manera semejante a lo que sucedió en 1929 tuvo ciertos aspectos de su pensar criticados con palabras que remiten a la homosexualidad y al “prejuicio de color”:
Mário de Andrade siempre nos mereció la mayor simpatía intelectual y el mayor respeto [...] Basada en esa simpatía y en ese respeto es que comentamos la actitud crítica de sus últimos rodapiés, diciendo de nuestra extrañeza delante de la posición de guardia-civil del lenguaje con que el gran autor de “Macunaíma” se transformaba en un sub-Wilde mestizo. Así fue Mário de Andrade profundamente injusto cuando (en la crónica en que, respondiendo a nuestro comentario, definió su posición de crítico) afirmó que la observación que hicimos fue “maldadosa por motivos que ignoro”35 [...] Lo que nosotros discutimos es lo siguiente: en el momento actual del mundo la cuestión [de la] “forma en la obre de arte” no es evidentemente cuestión primordial. Lo importante es el mensaje del artista, el contenido de su obra, mucho más que su forma. Basta fijarse en el repetido ejemplo del modernismo: movimiento fallido porque si trajo una fabulosa renovación en la forma él, era absolutamente conservador en el contenido. Si fuésemos a clasificar los movimientos literarios y los libros en función del sexo, tendríamos que el modernismo fue un movimiento “femenino”, preocupándose apenas con la ropa; entretanto, por ejemplo, el movimiento de ensayos y romances posmodernistas fue un movimiento “macho”, preocupado con el contenido (Dom Casmurro, 2 sep. 1939, p. 2).
34 Por ejemplo, Edmur de Aguiar Whitaker, Contribuição ao estudo dos homosexuaes, de 1937; Leonídio Ribeiro, Homosexualismo e endocrinologia em 1938; o Whitaker et al, Estudo biográfico dos homosexuais (pederastas passivos) da capital de São Paulo, de 1939.
35 Referencia al texto de Mário “A raposa e o tostão” en el Diário de Notícias (27 ago. 1939, p. 2). Desde el inicio de 1939 Mário escribe que la calidad técnica del arte es parte de su utilidad social.
En el artículo, el nombre de Wilde tiente carácter peyorativo, sobretodo junto a las consideraciones en que “femenino” es el adjetivo para el arte poco innovadora y sin preocupación social. Diferentemente, Mário de Andrade hizo referencias a Oscar Wilde ya en su segundo libro de poesías, Paulicea desvariada (1922). El significado abyecto asociado al nombre de Wilde le permite usar el imaginario relacionado a la prisión por sodomía como signo asociado a algún tipo de subversión:
Los hombres pasan encharcados...
Los reflejos de los bultos cortos
manchan el petit-pavé...
Las tórtolas de la Normal36
Revolotean entre los dedos de la garúa...
(¿Y si pusiese un verso de Crisfal37
En el De Profundis?...)
De repente
un radio de Sol arisco
risca la mollizna al medio
(Andrade, M., 1922, p. 105-106).
La preocupación con la guerra que se aproxima es el argumento del redactor para exigir de Mário una actitud que sirva para “mejorar los hombres enloquecidos”. Ese modo exaltado le permite hacer aquellas afirmaciones tan simples a respecto de los géneros (Dom Casmurro, 2 sep. 1939, p. 2). La correlación de femenino y forma (adorno, moda, ropa) contra masculinidad y contenido reduce el análisis de las obras de arte de cualquier tipo.
En el día 12 de agosto de 1939, el periódico Dom Casmurro publicó otro artículo, sin nombre, que caracteriza Mário de Andrade como aquél que se ganó espontáneamente el título de maestro de sus jóvenes alumnos y luego los abandonó, porque no fue capaz de escribir de forma adecuada al momento. En un artículo que hace alusión a la impotencia masculina, “Gallo capado (Gallo capão)”, dirigido explícitamente a Mário, Flávio de Campos lo acusa de frecuentar bares, de componer artículos sólo para ganar dinero y de escribir sobre el propio Flavio de Campos sin leer su libro integralmente38 (Dom Casmurro 23 dic. 1939, p. 2). En la carta a Moacir Werneck de Castro del día 9 de enero de 1940, Mário de Andrade demuestra conocer el cariz de la publicación, puesto que reclama de la actitud de Jorge Amado. No es impropio suponer que Mário tuviese leído el artículo en el cual fue llamado de “sub-Wilde mestizo”.
36 Alusión a la Escuela Normal en São Paulo.
37 Anagrama del poeta Cristóvão de Souza Falcão (1515-1547?), cuyo libro de poesías consta en el estante de Mário de Andrade (Guaranha, 2009, p. 274).
Es sublimemente paupérrimo cuando el Jorge Amado me telefonea discordando del artículo del Flavio de Campos, saliendo en una revista que él “dirige” y argumentando que si salió fue por cuestión de ética entre periodistas[,] lo que obliga dejar a cada uno con su libertad (ANDRADE, M., 1940, p. 1-2).
Algunos días después del aparecimiento del texto de Flávio de Campos, Mário escribe a Murilo Miranda (30 de diciembre de 1939), y le cuenta sobre su dolencia y que sus amigos en São Paulo sabían de lo sucedido en Río de Janeiro. Se refiere al proceso de críticas del diario Dom Casmurro:
Y sólo eso. Ya van tres días de São Paulo pero aún no salí de casa. Un mucho por causa de la enfermedad y un poco por la felicidad del hogar. Y la romaría. No sé cómo descubren, olfatean que llego y ha sido un no terminar de amigos y adeptos, con sus aplausos a mí, sus cariños y las indignaciones rojas contra los últimos acontecimientos (ANDRADE, M., 1981, p. 50).
Después de la muerte de Mário de Andrade, Dom Casmurro publicó dos notas, en el día 7 de abril de 1945 y 14 de julio de 1945, panegíricos a la memoria de Mário de Andrade, en los que las cuestiones anteriores son ignoradas39. El autor del artículo anónimo del día 2 de septiembre de 1939 escribió que Mário no se arriesgaba, y éste admitió la crítica en la conferencia sobre el movimiento modernista de 1942:
Y si recorro mi obra ya numerosa y que representa una vida de trabajo, no me veo ni una vez agarrar la máscara del tiempo y abofetearla como merece. Cuando mucho de lejos le hice unas muecas. Pero esto, a mí, no me satisface (ANDRADE, M., 1942, p. 74-75).
Es casi imposible saber lo que Mário pensó del prisma de los insultos que recibió a través de la Revista de antropofagia, porque no hay registros específicos. Pero es evidente que no le gustó el proceso. En carta a Werneck de Castro comenta: “No hesité en separarme del Oswaldo” mientras los otros estaban amendrontados “con la violencia de sus ataques”40 (Andrade, M., 1941, p. 2). En su misiva a Tarsila do Amaral, del 4 de julio de 1929, Mário recusa cierta invitación porque no consigue perdonar Oswald de Andrade:
Espero que esta carta sea leída confidencialmente apenas por ti y Osvaldo pues sólo a ti es dirigida [...] Por eso mismo que la elevación de la amistad siempre existente entre tú, Osvaldo, Dulce y yo fue una de las más nobles y tengo certeza que de las más limpias, todo queda empañado para nunca más. Es una cosa que no se enderecha, desgraciadamente, para mí. Pero debo confesarte que bajo el punto-de-vista de la amistad, el único que me puede interesar como individuo, nada, absolutamente nada se acabó en mí. Se dio apenas una como que transposición de planos, y aquellos que hacían parte de mi objetividad cotidiana, continuaran amigos en esta especie de ambiente de ángel en que el espíritu de las personas descansa más, poblado de buenos retratos. Y entonces yo, que no fui hecho para olvidar, no será jamás posible que yo me olvide ni de nadie ni de nada. Ningún sentimiento desagradable permanece en mí[,] y si acaso alguien te confía alguna queja o acusación hecha por mi contra quien quiere que sea de su familia, yo [te] garantizo que miente. Pedí a mis compañeros de vida y hasta a amigos que ni Couto de Barros, que no me hablasen de ciertos asuntos [...] Les aseguro a ustedes – tengo todo mi pasado como prueba y ustedes me conocen espero que bien – que las acusaciones, insultos, chacoteo hechos a mí no pueden interesarme. Ya los sufrí todos más veces y siempre pasándolo bien. Y ni una existencia como la que yo llevo puede librarse de ellos.
38 Flávio de Campos responde a la crítica de Mário del dia 17 de dezembro de 1939 en el Diário de Notícias. El texto anónimo del 2 de septiembre hizo parte de un proceso de críticas a Mário de Andrade. En el mismo día, Joel Silveira explica que Jorge Amado ya había criticado Mário, en respuesta a los temas de sus notas en el Diário de Notícias (Dom Casmurro, 2 sep. 1939, p. 2). Más detalles en el texto de Moraes (2007, p. 162-166).
39 Redactados por Ney Guimarães y Mário da Silva Brito.
Manuel Bandeira
Era la carta más confidencial y, si la omitimos, fue por pudor, por los términos con que Mário la inicia, por la emoción que ella transmite y me contagió [...] Probablemente muy aguardada por investigadores ansiosos por especular sobre la intimidad de nuestro medio cultural en el pasado relativamente reciente, se trata de una carta en que Mário de Andrade comunica a Tarsila su ruptura con Oswald de Andrade, aunque, como se puede ver, sin especificar de manera totalmente clara las razones inmediatas del rompimiento. Esto es: permanece velada la última razón para la gota de agua que ocurría en ese mes de julio de 1929 (AMARAL, 2001, p. 25).
40 Hay otro caso que se menciona sin citar fuentes. Perito en modernismo literario, Mário da Silva Brito comenta: “Dicen que hay un artículo de Oswald, terrible, llamado Muñeca de Brea [Boneca de Piche], en que él dice que en Mário de Andrade convivían un mestizo, un padre, un hipócrita, una cosa así, no me acuerdo bien como es, pero era una cosa altamente ofensiva, y que esto fue leído por Mário a la salida de una comida que él tuviera con Oswald. Pero esas cosas yo nunca las conseguí apurar” (Brito, 2008, p. 132).
En carta a Murilo Miranda, con fecha de 10 de julio de 1944, Mário de Andrade solicita que no le pida para perdonar Oswald de Andrade. No es claro a respecto de aquello que lo dejó tan aborrecido:
Pero, mira, Murilo, mi hermanito, se me ocurre que es óptimo que tú no perdieses nunca más dos páginas de carta hablándome del individuo con quien tú comiste carnero en la Urca. En verdad comiste puerco. Pero yo no tengo nada con eso, ni jamás nunca exigí de mis amigos la más mínima especie de solidaridad con el único odio que me depaupera y ensucia. Odio, ni bien es odio: será odio apenas por la obligación moral de odiar un individuo que se zambullió en las mayores bajezas del insulto y de la infamia personal [...] Es casi comodidad olvidarte con tanta felicidadecita tuya, que tú mismo viniste a hablarme, y bien dolorido no me olvido, que ciertas cosas que él escribía sobre mí, “era demasiado”. Era demasiado, sí, yo nunca leí, pero se que era demasiado. (ANDRADE, 1981, p. 167).
En carta a Manuel Bandeira, en el día 11 de mayo de 1929, Mário de Andrade habría expuesto sus ideas sobre la disputa entre los modernistas de São Paulo, pero Bandeira suprimió la parte donde el comentava el caso: “Nota MB: La reticencia significa la supresión de un gran trecho inicial de la carta, que sería indiscreto divulgar” (Andrade, M.; Bandeira, 2000, p. 417). La preocupación con las maneras por parte de Bandeira impide leer aquello que Mário habría pensado a respecto de la lucha entre ese grupo de escritores. No contestó públicamente las ofensas que recibió. Se comportó como se hubiese escogido ignorarlas, como si la indiferencia fuese una de las posibilidades.
Referencias a la homosexualidad en la literatura especializada
El término homosexualidad surgió en la literatura reciente a respecto de Mário de Andrade para nombrar ciertos aspectos de su carácter. El escritor Moacir Werneck de Castro fue el primero a exponer el tópico en Mário de Andrade: exílio no Rio. Alega haber reconocido eso después de tener convivencia con Mário, y relata el asunto de manera ambígua: lo describe dentro de la normalidad pero sugiere trazos de afeminación:
Éramos mucho más jóvenes, del grupo de la Revista Académica los que convivimos con Mário de Andrade. No se nos pasaba por la cabeza atribuir a nuestro amigo cualquier cosa como un “estigma” de homosexualismo. No había nada en su comportamiento con nosotros, ni mismo en la desinibición al final de los grandes chops, que lo denotase. Por el contrario, era rígido en términos de conducta, juzgaba con severidad nuestras faltas y liviandades “cariocas”. Parecía natural, propio de su personalidad, un cierto melindre, una manera divertida de decir, por ejemplo: “Ah, que exquisitez” o escandiendo las sílabas: “¡una de-li-cia!”. Así era él (CASTRO, 1989, p. 93).
Paulo Duarte cita la misma espresión: “Tú [...] comentaste con aquella expresión bien conocida nuestra: ‘– ¡Qué de-li-i-cia!...’” sin atribuirle ningún trazo de afeminación, ni en el fragmento citado ni a lo largo del libro dedicado al amigo (1971, p. 355). Werneck de Castro concluye que el sufrimiento de Mário de Andrade puede ser comprendido a través del secuestro y sublimación de la sexualidad. Al evocar la publicación de críticas con índole homofóbica en diferentes artículos de la Revista de antropofagia, él las explica por la postura canalla de sus enemigos, fruto de los prejuicios y tabus del período. Retoma João Luiz Lafetá y el psicanálisis: la poesía revela la bajada al inconsciente del escritor. “El tema de la castración limita con el de la homosexualidad”, y, en el caso de Mário, “varias de las imágenes apuntan para este núcleo problemático”41 (Lafetá, 1986, p. 117).
La escritora Rachel de Queiroz convivió personalmente con Mário de Andrade y le dedica un capítulo en sua autobiografía. Además de “maricón (viado)”, Mário era “mulato”, cosa que “todo el mundo sabía”, pero que nadie era capaz de decir. Ella argumenta: “Tengo la impresión que la vida personal de Mário era muy vacía. Tal vez porque él no osase asumir su sofocado homosexualismo” (1998a; 1998b, p. 112, 115). Para decifrar la homofobia social es necesario considerar que las personas pueden percibir determinado hecho sin registrarlo o enunciarlo públicamente.
Carlos Drummond de Andrade reacciona de forma diversa, porque nada declara ni deja registro de la posible afeminación u homosexualidad del amigo. Pero emite opinión sobre el asunto en la entrevista hecha en 1984, parcialmente publicada en la Folha de S. Paulo: “Debo decir que el homosexualismo siempre me causó cierta repugnancia, que se traduce por el mal-estar. Nunca me sentí confortable delante de un homosexual” (Andrade, C., 1984, p. 20; apud Bortoloti, 2012, p. 4). El comportamiento de Mário podía tender esta o aquella connotación para esta o aquella persona. Podía generar silencios tácitos o ajustes a convenciones difícilmente perceptibles. Sin embargo, Drummond apoyó públicamente a Mário cuando la Revista de antropofagia lo atacó: “Para mí toda la literatura no vale una buena amistad” (Diário de S. Paulo, 19 jun. 1929, p. 10).
41 “Casi todo de su vida amorosa se encuentra envuelto en secreto, porque las personas que convivieron con él evitan hablar del tema, temiendo parecer indiscretas o herir susceptibilidades de contemporáneos aún vivos” (Lafetá, 1982, p. 5).
Los argumentos de Castro, Queiroz y otros son retomados en el libro de Jõao Silvério Trevisan, Devassos no paraíso: a homossexualidade no Brasil, da colônia à atualidade. La homosexualidad estaría en poemas y algunos cuentos. El tema habría sido objeto de censura por parte de la familia y del medio académico. Trevisan califica de ridicularización los comentarios de la Revista de antropofagia y afirma que Mário sufría con los boatos:
El escritor Antonio Callado, que en Río lo conocía todavía joven, contaba como Mário “tenía que mantener una línea diferentísima”, para contornar los chismes que lo tachavan de homosexual. Extremamente púdico, su exsecretario mencionaba apenas “aquella cosa muy triste del Mário”, para explicar el motivo de la ruptura con Oswald de Andrade (TREVISAN, [1986] 2002, p. 258).
En la biografía sobe Mário, Eduardo Jardim analisa el sufrimiento de sus últimos años de vida. Afirma que Mário fue homosexual, aunque no juzgue necesario detenerse en el asunto: “Mário de Andrade experimentó la atracción sexual, sea por mujeres o por hombres” (2015b, p. 136). Jardim no usa la palabra bisexual para explicar la sexualidad de Mário, pero queda implícito. Alega que la homosexualidad no es el elemento central de la biografía de Mário de Andrade ni la de nadie:
Un verdadero tabú cerca la homosexualidad del poeta. La preocupación con el asunto ganó tanta importancia que existe la impresión de que ella es el elemento central de su biografía. Además, es curioso que la homosexualidad gane relevancia en muchas biografías, como si fuese alguna forma bizarra de experiencia. Hubo otros escritores homosexuales o bisexuales y el tema de la homosexualidad apareció en diversos momentos de nuestra literatura. En el caso de Mário, el misterio sobre el asunto, aún después de Moacir Werneck de Castro, que lo abordó directamente, alimentó todo tipo de especulación prejuiciosa (JARDIM, 2015b, p. 135).
Diez años antes, Jardim había considerado que la homosexualidad permite comprender el autor y su obra: “Eso [su orientación homosexual] esclarece, sobre todo, aspectos de la persona y de la producción del ficcionista, en especial, del cuentista Mário de Andrade”. Parece darle mucha importancia al testimonio de Castro para concluir que Mário era homosexual (Jardim, 2005, p. 38). En la biografía no hay discusión acerca de la manera por la que se atribuye o no la homosexualidad a Mário de Andrade. Él cita la obra de Castro y Lafetá y no menciona los textos de Trevisan o Queiroz, pero todo sucede como si fuese posible 18 escribir que Mário es esto o aquello, y se ignora la evasión que atraviesa la casi tootalidad de los textos que analizan la obra de Mário de Andrade.
Jardim explica el episodio en el cual Mário fue llamado de “Miss Macunaíma”, con el argumento de que “Miss” sería la provocación porque Mário viajó al Nordeste en 1929. Para él toda aquella conjuntura era, en general, “pura provocación”, y después de eso, Mário y Oswald nunca se reconciliaron (Jardim, 2015b, p. 96; 2015c). Eduardo Jardim se recusa a explicar la asociación entre el viaje al Nordeste, Mário de Andrade y “Miss”.
Tarsila do Amaral
Siempre sufrió pobrezas psicológicas y hasta morales imperdonables en un artista de su importancia histórica y personal [...] él fue un escritor que no tuvo ningún drama cosmológico y no sentió, a no ser de un punto de vista paisagístico y pintoresco, el misterio de vivir como un hombre delante del universo (IVO, 1952, p. 4).
También alega que la investigación de fuentes populares esconde la incapacidad de Mário de Andrade para construir narrativas originales y relativas a la realidad brasileña.
Llega a constituir una evidencia opresiva de la naturaleza aristocrática de su obra [...] Siempre fue a buscar en las fuentes populares el ornato precioso, el elemento pintoresco o esotérico coerente
Un poeta de arquitecturas definidas, que pasará años acostado sobre si mismo, sobre al amor de si mismo, sobre la erudita miseria de si mismo (IVO, 1952, p. 11).
La obra de Mário de Andrade es calificada de formalista porque limita la expresión personal43.
Cuando comenta la correspondencia entre Mário de Andrade y el escritor Manuel Bandeira, reutiliza la figura del intectual ajeno al mundo, que de tan preocupado con los protocolos estéticos desistió hasta del matrimonio. De manera semejante a lo escrito en 1939, él relaciona esa imagen a lo que sería el modo femenino de escribir de Mário:
[...] recientemente publicadas en el suplemento Letras y Artes44; aunque se presenten como documentos vulnerables de la existencia del gran escritor, por la mezquindad de algunos de sus asuntos y por su manierismo afeminado, ellas atestiguan la repetición de la obsesión que persiguió al autor del “Rito del Hermano Pequeño”45 en su vida que dispensó hasta el cambio de estado civil, para consumirse en núpcias apasionadas con la creación literaria y la cultura acumulada a través de una dedicación casi religiosa: la forma, la respiración y la fatalidad de su obra (IVO, 1952, p. 8).
42 En un anúncio periodístico se escribe que el libro es parte de las “conmemoraciones de la Semana de Arte Moderna, promovida por el Ministerio de Educación” (A Manhã 13 jul. 1951, p. 11).
43 En entrevista de 1947, Ivo argumenta que el problema no es la forma o el orden, sino que determinado autor no relacione la estética de la obra con la realidad y copie formalismos ajenos: “Los nuevos sienten perfectamente que hay en literatura en aspecto formal que no debe ni puede ser despreciado. El arte comienza donde termina la invención. Y esta es un problema estilístico. La verdad es que estamos cansados de modernismo y posmodernismo. Es el orden y no el desorden, lo que buscamos a través de la aventura” (1947, p. 15). También comenta que “los modernistas eran los depositarios de una lección invencible: la reinvención formal” (Ivo, 1949, p. 4), que se relaciona directamente con el argumento del texto de 1952, cuando dice que es mentirosa la visión de Mário “desvariado”, sin forma o caótico (Ivo, 1952, p. 3).
Ivo escribe que el escritor paulista tendría conciencia de que sus manierismos literarios eran fruto da su cobardía.
Sus muecas, sus manierismos, que él sinceramente reconoció al referirse cierta vez a su ausencia de dolor varonil, se extienden todos al ámbito estilístico. Mário de Andrade se presenta como un artista sano, que no transplantó para el arte sus dramas personales, retirándose como individuo para sobresalir como esteta (IVO, 1952, p. 15).
[...] casi no luchó como criatura, que sólo supo luchar como creador (IVO, 1952, p. 17).
En este punto es claro que todas las alusiones a “lección”, “dolor varonil”, “falta de humanidad” o “aristocratismo” provienen de la conferencia de Mário de Andrade sobre el movimiento modernista.
Y yo que simpre me pensé, aún me senti, sanamente bañado en amor humano, en el declinio de mi vida llego a la convicción de que faltó humanidad en mí. Mi aristocratismo me punió. Mis intenciones me engañaran [...] Víctima de mi individualismo, en vano procuro en mis obras, y también en las de muchos de mis compañeros, una pasión mas temporánea, un dolor más viril en la vida. No la tienen. Hay mas es una anticuada ausencia de realidad en todos nosotros (ANDRADE, 1942, p. 73-74).
Yo creo que los modernistas de la Semana de Arte Moderna no debemos servir de ejemplo a nadie. Pero podemos servir de lección (ANDRADE, 1942, p. 79).
44 Suplemento literario de la revista A Manhã de Río de Janeiro. Disponible en la Hemeroteca da Biblioteca Nacional de Brasil.
45 Primer conjunto de poemas del Libro azul (Livro azul), dedicado a su amigo Manuel Bandeira.
A pesar de lo mencionado, Lêdo Ivo concluye que el objeto de su panegírico es “uno de nuestros mayores poetas, uno de nuestros mayores críticos, uno de nuestros mayores romancistas”, y aún, que es el más típico de los representantes de la Semana de Arte Moderna, el grupo definido por su “falta de humanidad”, pues “transpiran una intelectualidad que, por su autosuficiencia, llega a ser insoportable” (Ivo, 1952, p. 16-17, 20). Los modelos positivos para Ivo provienen del grupo de escritores nordestinos que surgió después de 1930, como ejemplo, José Lins do Rego. En texto de 2004, insiste en las categorías de pensamiento que remiten a la forma de criticar Mário de 1952:
La prosa de José Lins do Rego tiene la limpidez y la festividad de las fuentes castizas y el vigor de la savia que recorre los grandes árboles. Es una prosa seminal y espermática, asentada en el origen y la cuna, y enriquecida por una formación literaria y humana que supo asimilar las voces de la vida y el rumor del tiempo (IVO, 2004, p. 147).
Lêdo Ivo
“Origen y cuna” asociados a José Lins do Rego no aluden a la aristocracia, si lo hacen, no es de forma despectiva. Ivo se presenta como antimodernista, su pertenecimiento al grupo de escritores (la generación de 1945) que decidió rechazar las tesis modernistas de los paulistas de 1922: “Como todos los movimientos y sectas radicales, el Modernismo paulista no quedó inmune a la imposición del Terror – ese terror en las letras tan temido por los talentos periféricos” (2008, p. 62). En la conferencia de 1949 en el Museo de Arte de São Paulo, publicada en el periódico A Manhã, Ivo ofrece maiores explicaciones:
Quiero creer que esa adesión de 1945 a las exigencias y sugestiones de las voces oficiales de 1922 o 1930 ha sido la principal responsable por el proceso social de mi generación, enteramente hecha de suplementos abiertos, agradecidamente remunerada en rodapiés (IVO, 1949, p. 12).
Pertenecemos a un movimiento que no quiere realizar su propia revuelta (IVO, 1949, p. 14).
La idea de Lêdo Ivo – que Mário de Andrade no sufrió – se dilucida con la imagen de Mário en obediencia a los intereses de las oligarquías paulistas, sin dificultades materiales y sin entenderlas46. La “ausencia de dolor viril” y el “manierismo afeminado” son índices homofóbicos, porque para Lêdo Ivo tenía sentido que Mário fuese criticado de forma maniquea con términos que aluden a la falta de virilidad en razón de su cobardía personal y su formalismo estético.
46 El argumento conforme Joel Silveira: “el sr. Mário de Andrade bien alimentado y bien instalado en la vida, lógicamente no iría volverse, en su defensa, contra los cincuenta mil pesos [los grandes autores]. Se volvió contra los centavos [los escritores menores]. Quien escribió el comentario contra é fue un Crespi de la literatura [Jorge Amado]” (Dom Casmurro, 2 sep. 1939, p. 2).
Mário de Andrade usa la palabra “viril” para decir que él mismo y su grupo de modernistas no fueron suficientemente responsables frente a la situación brasileña. Que no se sacrificaran. El error cae sobre él mismo y su propio grupo. El concepto de homofobia también permite entender que para algunos las alusiones a la falta o error de un atributo no pueden ser imputados a si mismo, apenas a terceros.
No hay argumento para comprender la personalidad de Mário al interpretar su obra y ocultar los procesos de críticas de la Revista de antropofagia o del diario Dom Casmurro, procesos que dejaron señales sobre la opresión social del período. Existen muchos textos que comentan la sexualidad de Mário de Andrade.
Pero la opresión social percibida a través de la lectura de la Revista o de los artículos de Dom Casmurro fue ignorada. Las palabras más comunes son: difícil, complicada o pansensual. Mismo si Mário de Andrade las utilizó a respecto de sí mismo, no deberían ser consideradas ilustrativas. Son señales de evasión y ocultación del asunto por parte de quien repite el argumento o son formas de inaptitud para expresar lo relevante. La profesora de la Universidad de São Paulo y especialista en Oswald de Andrade, Maria Augusta Fonseca, escribió una biografía sobre Oswald y dos libros de divulgación, a respecto de Mário y Oswald.
En la biografía explica que la ruptura definitiva entre ellos acaeció en la segunda fase de la Revista de antropofagia, ignora el sentido homofóbico de los ataques a Mário y afirma que este nunca los perdonó (2013; 2008, p. 30; 2007, p. 112, 211, 214, 275). Cita la facecia de Oswald, en la cual Mário sería “muy parecido por las espaldas con Oscar Wilde” (Fonseca, 2007, p. 273). Aquello que pudo ser publicado en 1929, 1939 o 1990 no es mencionado ni interpretado. Se evita:
Y ahí se enerva también su sexualidad, punto frágil y brumoso en la vida de Mário, que parece inmerso en un enmarañado de problemas, su “selva oscura”. Tiene mil razones y mil faces: la fealdad, un amor de infante rechazado, la severidad del padre que no comprendió el temperamento sensible y angustiado del niño, la vida desreglada y bohemia, en choque con lo cotidiano de la casa, el solterón que siempre vivió en compañía de la madre, rodeado de tías y familiares, todos muy católicos, como él mismo. Encontraba válvulas de escape. Y ciertas angústias personales, por ejemplo, fueron transfundidas en los poemas y en textos de ficción. En Cuentos nuevos, eso pasa en “Frederico Paciencia”, “Pavo de Navidad”, “Tiempo de la camisolita”, “Vestida de negro” (FONSECA, 2013, p. 15-16).
Telê Ancona Porto Lopez, profesora de la Universidad de São Paulo, especialista en teoría literaria y literatura comparada, es autora de varios textos sobre Mário de Andrade. Hizo parte del Equipo Mário de Andrade, la comisión que cuidó del material lacrado del escritor a partir de su depósito en el Instituto de Estudios Brasileños (Moraes, 2000). En carta a Carlos Drummond de Andrade solicita opinión a respecto del asunto problemático:
Usted ya recibió el libro La imagen de Mário [...] Me gustaría saber lo que le pareció, o mejor, como vió mi manera de tocar en el punto delicado de la sexualidad: la Asunción de Murilo y el diseño, diseño de Mário, tan moderato cantábile: hombre en fuga en el plano de fondo... No sé si da para pasar al lector que el repeto envuelve el historiar... Por favor, dígame con franqueza (LOPEZ, 1980, p. 1).
El “respeto” que envuelve el historiar es pariente de la censura que Manuel Bandeira le impuso al pensamiento de Mário. Tales maneras esconden la opresión y la vergüenza social que no soporta a las personas que se comportan de manera supuestamente anormal; tales descripciones son el compromiso con la ignorancia social sobre la realidad más elementar de los individuos.
En el libro citado, La imagen de Mário, consta parte de la carta a Sérgio Milliet, de 1923, en que Mário le cuenta sobre su reputación de “pederasta”, pero no hay otras consideraciones (Monteiro; Kaz, 1998, p. 128). El libro además contiene el artículo “La risa y el rictus” de Lopez, en el cual no hay nada que pueda ser considerado esclarecimiento sobre la sexualidad del literato. La escritora cita determinado pasaje en que Mário de Andrade confiesa su actividad sexual. ¿Cuál? Mário no dice y Lopez no explica:
Pero me domina el delirio una conciencia de culpa. Que deriva en estos poemas del Gran Can de Octubre47. Sólo cuando, calmado en diciembre, la sexualidad se exaure y todas las experiencias se conjugan en más una desilusión, entro en algún equilibrio de mí. Es cuando nace el soneto “Cuarenta años”: una verificación de la edad, una concientización escrita del pasado y del engaño de lo que yo fui (ANDRADE, M., apud LOPEZ48, 1998, p. 13).
47 Conjunto de poemas que hacen parte de la Costilla del Gran Can (Costela do Grão Cão). Estos son los poemas que Castro y Lafetá dicen ser producto de la “crisis moral” ligada a la represión sexual de Mário de Andrade (Lafetá, 1986, p. 39, 41, 117, 198; Castro, 1989, p. 92). Jardim afirma que fueron escritos en el peor momento de la vida de Mário, que tienen relación con la “vivencia de la sexualidad” y que “sus experiencias eróticas adquiriran una fuerza destructiva” (2015b, p. 130, 132). El asunto surgió pronto. Sérgio Milliet escribió en términos parecidos con respecto a Paulicea Desvariada: “Hay en esta, una visible sublimación del amor sexual, o aún platónico, en el amor a la ciudad [de São Paulo]” (1946, p. 63).
48 “Anotación de Mário de Andrade en su ‘ejemplar de trabajo’ de Poesias. São Paulo, Martins, 1941” (Lopez, 1998, p. 13).
Silviano Santiago
Silviano Santiago, que escribió el prefacio y las notas del libro con las cartas entre Mário y Carlos Drummond de Andrade, comenta que el rompimiento definitivo sucedió durante la segunda dentición de la Revista de antropofagia, sin describir los motivos. Cita Aracy Amaral: “Es sólo leer todas las páginas de la Antropofagia en el Diário de São Paulo para tener esclarecida la razón del rompimiento Mário-Oswald (a pesar de que para muchos ‘aún permence oscura’)” (apud Santiago, 2002, p. 437). En esa argumentación, el motivo de la pelea no fue anotado.
Aracy Amaral, organizadora de las cartas entre Mário y Tarsila, muestra el carácter de las críticas y les niega relevancia:
En la segunda fase de la revista, ya en la página dominical del Diário de S. Paulo bajo el título de “Los tres sargentos”, del 14 de abr. de 1929, el “Cabo Machado” – que llama Mário de “(nuestro Miss São Paulo traducido en masculino)” – afirma que Alcántara Machado y Mário de Andrade “están viendo seriamente amenazadas por la rudeza de la Antropofagia sus sistemáticas y tunantes actas falsas” [...] Poco antes de la fecha en que Mário escribe a Tarsila, a 26 jun. 1929 la Revista de antropofagia publicara bajo el título desmoralizador de Miss Macunaíma un texto sin gravedad mayor, a no ser el hecho de que pueda haber sido un aborrecimiento más para el autor de Paulicea desvariada (AMARAL, 2001, p. 107).
En las notas de la introducción que Augusto de Campos compuso para la reedición de la Revista de antropofagia, él tiene ciencia del modo por el cual Mário fue tratado: “En Mário de Andrade: ‘el nuestro Miss S. Paulo traducido en masculino’... ‘Lo salva el Macunaíma’” (1976, p. 6). Y en la reciente edición facsimilar de la Revista de antropofagia, el profesor de literatura brasileña de la Universidad Federal de Río de Janeiro, Eucanaã Ferraz, describe la segunda fase: “inequívocamente, una trinchera de ataque a varios escritores modernistas, principalmente Mário de Andrade” (2014, p. 20), sin mayores explicaciones. En ambas interpretaciones, las disputas artísticas e intelectuais del modernismo se disocian acríticamente del análisis del “prejuicio de color” y de la homofobia.
Pedro Meira Monteiro, que hizo las notas para la correspondencia entre Mário y Sérgio Buarque de Holanda, argumenta que explicar Mário de Andrade apenas por el punto de vista de la sexualidad es reductor: “Cuando referida estrictamente al plano de la vida sexual, la comprensión de la existencia convulsiva de Mário de Andrade costumbra empobrecerse” (2012, p. 342). Todavía, en su análisis el asunto no es abordado. El aspecto genérico de su argumentación le permite ocultar la cuestión, porque no registra quién propone tal tipo de abordaje reductor.
Marcos Antonio de Moraes, profesor del Instituto de Estudos brasileños y miembro del Equipo Mário de Andrade, analisó las cartas de Mário de Andrade en el libro Orgullo de jamás aconsejar: la epistolografía de Mário de Andrade. Comenta detalladamente la contienda del diario Dom Casmurro en 1939, parte de la “rumorosa polémica” en torno a falta de engajamiento artístico de Mário (2007, p. 163):
En el artículo [“La soledad es triste”], se refiere a Mário como “guardia-civil del lenguaje”, “sub-Wilde mestizo”, descubrindo la cobardía en aquella “vuelta desesperada a la torre de marfin” (MORAES, 2007, p. 165).
Fruto de esa discursión entre escritores, Moraes cita el artículo anónimo “Mário de Andrade y los muchachos [Mário de Andrade e os rapazes]” de la revista Diretrizes de 1939, el cual menciona la asociación entre afeminación y falta de engajamiento artístico, relación que Moraes nota:
El articulista afirma que había necesidad de la esperanza de Mário y que lo deseaban en el comando de la lucha: “No se quiere el Mário de Andrade – Toro Ferdinando. Lo que se quiere es el Mário de Andrade – Macunaíma”. O sea, el maestro encantándose con flores y no el Macunaíma seguindo os imperativos del propio deseo. Como se ve, Macunaíma pronto se tornó personajesímbolo de la intrepidez en el imaginario brasileño, contaminando su criador, Mário de Andrade. El personaje de la rapsodia se contrapone en el texto periodístico, al dócil Toro Ferdinando, diseño animado de Walt Disney exhibido en 1938. En verdad, Ferdinando[,] al mostrarse delicado amante de la naturaleza y avieso a la violencia de la arena, quebra el estereotipo de la ferocidad del toro. Entretanto, en Brasil, recibe peyorativamente el trazo de la pasividad y el carácter afeminado. En esa época, Fernando Mendes de Almeida, el amigo mozo de São Paulo, en carta de 16 de agosto de 1939, escribe a Mário: “No vi la película, pero supe que el toro es el maricón49 en la cinta”” (MORAES, 2007, p. 165-166).
El texto muestra de forma indirecta que “pasividad y el carácter afeminando” son atributos de la actitud estética de Mário de Andrade. Entender porqué tales predicados fueron conferidos a Mário de forma recurrente y exclusiva, es una cuestión que Moraes no percibe y no interpreta. Anderson Pires da Silva, profesor de la Facultad de Letras de la Universidad Federal de Juiz de Fora, es uno de los pocos a escribir que en las páginas de la Revista de antropofagia “Oswald ironizava la masculinidad de Mário, llamándolo, de ‘miss São Paulo traducido en masculino’” (2009, p. 94). En su libro Mário y Oswald: una historia privada del modernismo expone las mismas asociaciones que Moraes en referencia a la polémica de 1939: “sub-Wilde mestizo”, “Mário-Ferdinando”. Igualmente, no siente la necesidad de percibir o explicar la relación entre afeminación u homosexualidad y la “postura conservadora” atribuida a Mário (2009, p. 85-86).
49 La traducción de literal para veado es venado o ciervo. La palabra tiene aproximación sonora y semántica con viado, que también quiere decir ciervo, pero ambas sirven para referirse peyorativamente a homosexuales masculinos. “Maricón” traduce mejor el sentido y la violencia simbólica cuando veado o viado se refieren a homosexuales.
Para Maria Augusta Fonseca, Telê Lopez, Silviano Santiago, Aracy Amaral, Augusto de Campos o Eduardo Jardim la dominación masculina no es motivo de discusión dentro de la percepción intelectual y artística del modernismo o de la vida social en Brasil en el início del siglo veinte. Más allá de lo apuntado aquí, no hay registros del aspecto homofóbico y misógino en las luchas entre este grupo de modernistas. No consta en los textos que comentan la obra de Mário de Andrade y las disputas del modernismo. Hacen excepción los autores que cuidan de la historia de la homosexualidad en Brasil: entre otros, James Green y João Silvério Trevisan son explíticos al escribir sobre el tabú que cerca la vida de Mário de Andrade.
En carta a Manuel Bandeira, del 7 de abril de 1928, Mário muestra su percepción del impacto de su carácter en la sociedad.
Está claro que yo nunca hablé sobre lo que se habla de mí y no desmiento. ¿Pero en que podría juntar en grandeza o mejora pá nosotros dos, pá ti, o pá mí, comentar y yo elucidarte sobre mi tan hablada (por los otros) homosexualidad? En nada. ¿Valdría de algo [si] yo muestro la gran exageración que hay en esas continuas conversaciones sociales? No servía nada pá ti que no eres un individuo de intrigas sociales (ANDRADE, M., 1928, p. 3).
En el libro Correspondencia: Mário de Andrade & Manuel Bandeira, organizado por Marcos Antonio de Moraes y publicado en 2000, no consta el pasaje en el cual Mário usa la palabra homosexualidad y la sección en que elabora sobre el tema, porque la carta estuvo lacrada en la Fundación Casa de Rui Barbosa hasta julio de 201550. En la carta, Mário pide que el asunto sea tratado con discreción:
Pero si ahora toco en este asunto en que me porto con absoluta y elegante discreción social, tan absoluta que soy incapaz de convidar a un compañero de aquí, a salir sólo conmigo en la calle (mira como yo tengo esta mi vida más reglada que máquina de precisión) y si salgo con alguien es porque ese alguien me convida, si toco en el asunto es porque se podría tirar de él un argumento para explicar mis amistades platónicas, sólo mías (ANDRADE, M., 1928, p. 4).
50 La Contraloría General de la Unión (Controladoria Geral da União) a través de la Ley de Acceso a la Información determinó que la referida institución admitise la posesión y permitise el acceso a cierta carta lacrada. Notas periodísticas alegan que Mário confesaría su condición sexual a Manuel Bandeira (Bortoloti, 2015a; 2015b; Cozer, 2015; Meireles; Campos, 2015). Ha más de veinte años se escribe que la carta lacrada está asociada a la homosexualidad de Mário (Couto; Carvalho, 1993; Decia, 1997)
En la carta dirigida al escritor y amigo Sérgio Milliet, de 1923, Mário de Andrade manifiesta tener conciencia de aquello que su comportamiento podía provocar en terceros:
¡En otra [descompostura] el sujeto pensó que mi estilo era [el] que usé para burlarme de Martins Fontes en la última Klaxon! Imagínate la agudeza crítica del tipo. En otro el anónimo, furioso por causa de un artículo mío, me llamó con una porción de “cretinos”, “malos actores”, ¡el palabreo (¿tu compreends?) habitual y terminaba diciéndome pederasta! Ya sabía de la reputación. No me sorprendió. ¿Será la celebridad que se aproxima? Heme elevado a la turbia apetitosa duda que dora la reputación de Rimbaud, Verlaine, Shakespeare, Miguel Ángel, Da Vinci...51 (ANDRADE, M., 1971, p. 289).
La “turbia apetitosa duda” es la asociación entre la pederastía52 y el genio artístico masculino, enfoque que puede ser considerado como sentido común en discursos sobre homosexualidad en el inicio del siglo veinte. Tal argumentar (casi siempre sin fundamentación) es encontrado en los autores que escribían sobre criminología médica en Brasil y en el hemisferio norte en aquél momento. En el caso brasilero, puede citarse Homosexualismo e endocrinología, publicado en 1938 por el médico criminalista Leonídio Ribeiro:
Y como es en los ambientes artísticos y literarios que es más frequente esa anomalía [homosexualidad], hay serios peligros en ese proselitismo, especialmente para la juventud despreparada, sobre todo en relación con los libros y romances que exploran los desvíos del amor, se contaminan, por esa forma, los jóvenes con ideas y hábitos perjudiciales al normal desenvolvimiento de sus funciones sexuales (RIBEIRO, 1938, p. 178).
51 Mário de Andrade cuenta que recibió cartas anónimas durante toda su vida y hasta regalos: “Es triste recordar, pero hace veinte años atrás tuve que engullir mayores y más numerosos insultos, hasta envoltorio de mierda que venía, con la firma (absolutamente ignorada) de quien mandaba, la dirección, y las horas en que paraba en tal o cual lugar” (1940, p. 2).
52 Que sujetos que son objeto del prejuicio hagan determinada apropiación positiva de los términos peyorativos es el punto inicial de la teoria queer (Miskolci, 2012; Salih, 2012; Preciado, 2011; Halperin, 2003). La normalización del lenguaje (como el uso del x en niñxs o la supresión de palabras con connotaciones patologizantes como homosexualismo) es insuficiente tanto para el enfrentamiento y crítica del prejuicio como para analisar y elaborar ideias a respecto del mundo.
El proceso de críticas de la Revista de antropofagia y del diario Dom Casmurro muestra que tanto la homofobia y la misoginia constituyen parte del dispositivo de la sexualidad, o sea son discursos históricamente construidos mediante los cuales el poder modela el individuo (Foucault, 1988). El proceso de críticas revela que apenas Mário de Andrade recibió adjetivos relacionados a lo femenino o negro usados de manera peyorativa. Posteriormente, el asunto fue evadido por gran parte de la tradición literaria. Eso ilustra la forma en que esos discursos operan a lo largo del tiempo: algunas personas hacen críticas en cartas anónimas, en otras ocasiones personas distintas (con seudónimos o en anonimato) publican sus opiniones, y en un momento distinto otras personas (deliberadamente o no) evitan recoger o interpretar tales datos.
Además, existe el momento en que, cuando se denuncia tal evasión, habrá quien argumente que no se puede discriminar a nadie a causa de su deseo sexual y que ese es un asunto privado, que los que hacen las denuncias tienen un discurso inconveniente o reductor. Esto es, se propone el silencio como la mejor opción. Por lo tanto, no es ni la homosexualidad o la efeminación, mas la homofobia es el límite social que se deforma para atravesar esas prácticas. Los documentos analisados presentan la opresión social que relaciona y torna peyorativos los sentidos asociados al negro, mestizo, homosexual, afeminado y femenino; y que lo femenino y lo negro (y sus semejantes) son, casi sin excepción, percibidos como sentidos subalternos o abyectos en algún grado. Mário y Oswald de Andrade disputavan el mismo lugar simbólico, el de los escritores modernistas.
De familia rica, Oswald hizo la trayectoria característica de la elite paulista. Pero en 1945 y 1950 intentó hacer prueba para profesor universitario en la Universidad de São Paulo y no consiguió porque no tenía la titulación. Él podía ser acusado de apenas escribir poemas-chistes o de leer poco53. Por otro lado, Mário, autodidacta y erudito, ganó prestigio rápidamente. Cuando fue fundada la Universidad del Distrito Federal (Río de Janeiro), Mário fue convidado a leccionar aún sin tener curso superior, porque había obtenido el prestigio social que Oswald nunca recibió en vida. Entretanto, la idea de que Oswald pudiese percibir Mário como perteneciente a cierto grupo social con el cual él no se identificó puede sugerir otra lectura:
Oswald fundó un periódico comunista en 1931, alumnos de la Facultad de Derecho lo agredieron y la policía cerró el diario. El individuo que criticaba el cristianismo y las oligarquías en la Revista de antropofagia tal vez percibiese Mário demasiado afectado con las cuestiones estéticas y el catolicismo, como alguien que no nota su inclusión en la clase dirigente de São Paulo. Mário de Andrade lidia de varias maneras con los discursos a respecto de su pederastía. Cuando comenta el asunto en la carta a Sérgio Milliet, demuestra algún grado de orgullo, pues la pederastía liga su comportamiento a la excelencia artística de nombres reconocidos, como Oscar Wilde o Leonardo da Vinci. Cuando Oswald de Andrade escribe en la Revista de antropofagia que él sería “Miss São Paulo traducido en masculino”, Mário se sintió ofendido por el texto publicado de alguien por quien sentía aprecio y al cual nunca negó reconocimiento artístico.
La actitud de Mário en relación a los chistes de la Revista de antropofagia – ignorar a Oswald – y el rechazo a los intentos de reaproximación de Oswald apuntan el desprecio por quien podría haber admirado y estimado. Cuanto al relato de las fases de amistad y enemistad entre ellos se observa que estas comienzan cuando Oswald llama Mário de “mi poeta”, atraviesan las discusiones del grupo de 1922, hasta que Oswald publica ideas homofóbicas sobre Mário en 1929, Mário decide que el vocablo “odio” explica lo que siente por Oswald, y la tensión termina con el llanto de Oswald al saber de la muerte de Mário.
53 Para Fonseca esa trajectória incluiría la Faculdad de Derecho y su actividad de escritor de diarios y revistas, pero “no llegó a conocer su consagración como gran escritor” (2008, p. 11, 88; 2007, p. 23).
Mário de Andrade no era ajustado a los comportamientos sociales del mundo en que vivió. Podía ser percibido con las imágenes del afeminado o del homosexual. Condiciones que se relacionan pero que son distintas. El proceso de críticas homofóbicas y misóginas de la Revista de antropofagia y del periódico Dom Casmurro fue en gran parte ignorado por las narrativas críticas o históricas del modernismo. Eso puede ser explicado mediante la intensidad de la opresión social. El análisis de la opresión social no puede esclarecer la totalidad de los acontecimientos artísticos e intelectuales relevantes, pero no es posible entender la producción cultural sin analizar el sentido y la existencia de los discursos y de las prácticas de la opresión social.
Graciasss/www.academia.edu/37836493/Homofobia_y_afeminacion_en_la_literatura_brasilera_el_caso_Mario_de_Andrade_Vortex_2015_esp
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