HÉCTOR ANABITARTE. UN ESTADO DE LA CUESTIÓN.


¿POR QUÉ ESCRIBIR SOBRE HÉCTOR ANABITARTE?
 
GUILLERMO SEBASTIÁN ROBLES GASTALDI
PUDS-CEI-UNR
sebastianbles@hotmail.com
 
Resumen 

¿Por qué escribir sobre Héctor Anabitarte? ¿Para qué iniciar una investigación sobre su producción escrita y sus itinerarios?

En primer lugar, porque me parece que tanto su producción literaria como sus recorridos por los espacios del activismo homosexual han quedado algo opacados en las investigaciones realizadas desde el campo académico local. Fueron otros los escritores, argentinos, autopercibidos o percibidos como homosexuales y/o militantes - Néstor Perlongher, Copi, o Manuel Puig, por citar algunos- quienes han despertado mayor interés en los estudios sobre género y sexualidades y las políticas del activismo contemporáneo. En segundo lugar, me parece interesante articular –a partir de la experiencia de exilio de Héctor Anabitarte– la sexualidad con los estudios de migración. En esta exposición ensayo un estado de la cuestión de lo que hasta ahora se ha publicado sobre la experiencia activista y sobre la escritura de Héctor Anabitarte, quien fuera –entre otras cosas– delegado sindical del Correo, miembro fundador del Frente de Liberación Homosexual en la Argentina e integrante de diversas empresas culturales (sin olvidar su paso por Amnistía Internacional y organizaciones LGBT ibéricas) desde su radicación en España en 1976.
 
Palabras clave: activismos – Héctor Anabitarte – literatura – migraciones – sexualidades
 
Sexualidad y migraciones
 
Cuando me refiero a la articulación entre los estudios sobre las migraciones y los estudios sobre las sexualidades estoy pensando concretamente en el artículo “Negociando la vida: migración ecuatoriana y sexualidades en NYC” escrito por María Amelia Viteri para una compilación sobre estudios cuirs dirigida por Diego Falconí Trávez, Santiago Castellanos y la autora, publicada en Barcelona en 2013. En él la autora nos ofrece un estudio antropológico sobre hombres gays inmigrantes en la gran ciudad norteamericana. Se propone, y lo logra muy satisfactoriamente:
 
(…) Elaborar una panorámica de las negociaciones emprendidas por esta comunidad para la vida y su bienestar (…) mirar analíticamente el movimiento de personas, actividades, redes, relaciones e identidades de los migrantes transnacionales en relación al impacto de la crisis socio-económica bajo discursos y prácticas de securitización (Viteri 2013: 268).
 
Artículos como el de María Amelia Viteri me permiten expresar diversos interrogantes sobre las condiciones, las necesidades y las prioridades alrededor de la forzada partida del país de Héctor Anabitarte junto a su pareja, Ricardo Lorenzo. También estar alerta a las redes, las actividades y las relaciones que tejió la pareja en su nuevo lugar de residencia. El testimonio de Ricardo, recogido por Alejandro Modarelli en su muy recomendable artículo “Íntimas escenas del horror”, constituye una valiosísima vía de acceso a experiencias del exilio ligadas con la sexualidad:
 
Ni bien llegamos –dice Ricardo–, empezamos a publicar en los medios más prestigiosos de entonces (Triunfo, Informaciones, El Viejo Topo...) La primera acción en la que participamos activamente fue al cumplirse un año del golpe, el 24 de marzo de 1977. Aquel día, la Selección Argentina de fútbol jugaba un partido en Madrid y aprovechamos para montar una protesta en la cancha del Bernabeu. Lo hicimos con la complicidad de españoles que trabajaban en Televisión Española. Pudimos hacer televisar una enorme pancarta que habíamos conseguido ubicar estratégicamente tras el arco de la Selección Argentina. Decía algo así como 'VIDELA ASESINO DEL PUEBLO ARGENTINO'. La pancarta salió en todos los telediarios del mundo y desató las iras de los milicos. Desde entonces en la embajada argentina se pusieron en pie de guerra contra los exiliados y los sometían a todo tipo de humillaciones cuando tenían, por ejemplo, que renovar el pasaporte. En ese entonces el rey de España anunció que visitaría la Argentina y Héctor y yo publicamos una carta abierta en Triunfo en la que le decíamos al monarca que se preocupara por la suerte de los argentinos y españoles desaparecidos. Aquella tribuna tuvo una repercusión muy grande y fue lo que determinó que tuviéramos que pedir refugio político (Modarelli 2017, itálicas y resaltados míos, mayúsculas originales).
 
Escritores comprometidos
 
María Laura Moneta afirma que tanto Néstor Perlongher como Copi pueden ser considerados como los iniciadores de una puesta en escena explícita de representaciones de la homosexualidad masculina en la Argentina, asumiendo un punto de vista “que supone la asunción plena de la homosexualidad y un tratamiento nada reprimido ni culpable –todo lo contrario, diríamos festivo– de la condición gay” (2012: 1). Considero que estas mismas cualidades se pueden apreciar en los siguientes fragmentos de Estrechamente vigilados por la locura, libro que Héctor Anabitarte publicara en Barcelona en 1982:
 
El guardabarreras tenía varios hijos, no recuerdo cuantos, pero estaba viviendo un apasionado romance imposible con un muchacho díscolo y frívolo. Se perseguían por todos los bares del ambiente. Yo, bueno, yo no sé qué pito tocaba en todo esto, expresión más que oportuna que me hace gracia” (Anabitarte 1982: 91).
 
La Belén fue un bailarín de revista, con éxito. Cuando terminaba el espectáculo corría al camerino, se ponía unas plumas descomunales y salía a saludar al público entre las chicas, aprovechando que había poca luz. Pero el que dirigía los focos era uno de sus amantes y andaban mal. Venganza: dirigió el reflector más potente sobre él y hasta salió el asunto en los diarios. Gran escándalo, fue en el cincuenta” (Anabitarte 1982: 127).
 
“Postales del aburrimiento: Perlongher, intelectual” es un artículo de Javier Gasparri que me permitió pensar varios interrogantes sobre el Héctor Anabitarte escritor. Antes que nada, hago mía acá su interesantísima transcripción de la definición que de ese rol nos legara Roland Barthes:
 
Frente al profesor, que se inclina hacia la palabra, llamaremos escritor a todo operador del lenguaje que se incline hacia la escritura; en medio estaría el intelectual: el que imprime y publica su palabra. Apenas hay incompatibilidad entre el lenguaje del profesor y el del intelectual (a menudo coexisten ambos en un mismo individuo); pero el escritor está solo, aparte: la escritura comienza allí donde la palabra se torna imposible (…) (Gasparri 2012: 4).
 
Inspirado en la lectura de las investigaciones de Gasparri es que puedo proponerme entonces vincular la imagen de Héctor Anabitarte con la de ciertos modelos de escritores y de intelectuales de sus años; o rescatar “postales de provocación militante” en sus publicaciones, que fueron diversas y en diversas empresas culturales, tanto en Argentina como en España.
 
Se me ocurre interrogarme entonces ¿A quiénes visibilizó Héctor Anabitarte como facilitadores y a quiénes como obstaculizadores de la posibilidad de vivir y de manifestar una sexualidad libre? ¿Podemos identificar grupos o sectores precisos de la sociedad, a individualidades? Uniendo un poco la producción escrita anabitartiana a la ironía y la agudeza que supo desplegar el humorista Landrú (humor e ironía nunca faltan en los escritos de Héctor) me propongo realizar un ránking de la mersada (pero también uno de42 los “top ten”) qué según épocas y lugares marcó la relación entre las personas43 homosexuales y aquellas que no lo eran.
 
42 Para el significado de la palabra mersa y sobre el ránking que Landrú presentaba semanalmente en la década de 1960 ver Edgardo Russo, La historia de tía Vicenta. Buenos Aires, Espasa, 1994. Con respecto al término top ten, el mismo deriva de los listados que en el siglo XX se realizaban (y se actualizaban mensual, semanal, o diariamente) de las diez canciones y lxs diez artistas más escuchadxs en las radios). En la investigación que me propongo, el ránking propuesto en el top ten, funcionará como la contracara del de la mersada. Apartir de lo que propone el sociólogo colombiano Orlando Fals Borda, me parece pertinente incorporar en las investigaciones en ciencias sociales el acervo compuesto por los artefactos de la cultura popular (canciones, adivinanzas, historietas, programas televisivos y radiales, películas, chistes, refranes; etc.). Para conocer su línea de pensamiento e investigación recomiendo la lectura del siguiente libro: Moncayo, V. M. (Antol.) (2015) Orlando Fals Borda. Una sociología sentipensante para América Latina. Buenos Aires. CLACSO.
43 Es interesante –a modo de adelanto de lo que quiero analizar- transcribir el testimonio recogido por Flavio Rapisardi y Alejandro Modarelli, en el que el escritor gay Oscar Hermes Villordo se refiere a la emprendedora cultural Victoria Ocampo: “El círculo áureo de las locas se completaba con los intelectuales de alta burguesía o quienes, sin ser de esa clase, los frecuentaban. Muchos de ellos, como José Bianco, habían sido los verdaderos constructores del grupo Sur, aunque bajo la hegemonía, más económica que intelectual, de Victoria Ocampo, el exquisito fruto de nuestra oligarquía que, recuerda [Juan José] Sebreli, era, en relación con sus subalternos homosexuales, 'como el antisemita que alega que tiene muchos amigos judíos.' Oscar Hermes Villordo, sin embargo, menciona una anécdota en la que la escritora convino en prestar su firma para apoyar a un manfloro acusado en un juicio por asesinato. Cuando Villordo le comentó que se trataba de un 'lío de homosexuales', ella le respondió 'un lío de putos, querrás decir'. Entre las locas del círculo la relación Bianco-Ocampo se ha analogado, con gracia, a la de la Reina Victoria con su ministro Benjamin Disraeli.” (Modarelli y RapisardI 2001: 89, itálicas mías). ¿Dónde cabría ubicar entonces a la espléndida Victoria? ¿Entre la mersada que elige el lenguaje soez para identificarnos a quiénes nos gustan las personas del mismo sexo? ¿O encabezando el top ten, ya que su afamada y valiosísima rúbrica sirve de amparo a un homosexual incriminado -tal vez injustamente- en un asesinato? El relacionamiento de las personas gays con aquellas que no lo son y las posibilidades de establecer coaliciones liberacionistas entre personas más allá de sus orientaciones sexuales, sus orígenes socioeconómicos y sus etnias es analizado en varios artículos de la compilación sobre estudios cuirs citada más arriba. Especialmente: Castellanos, S. “Sexualidades no-normativas, diferencia racial y la erótica del poder: escenarios de deseos queer en el Ecuador del siglo XXI” y Suyapa Portillo Vileda “Pensado cuir: intersecciones entre/desde el margen de Estados Unidos y América Latina”.
44 Me parece necesario en este momento citar al historiador John Boswell, quien en un libro sobre conductas y representaciones sexuales entre los siglos I y XIV de la era cristiana, hace explícita su preferencia por el término gay antes que el de homosexual, para referirse a los protagonistas varones de sus historias: “La palabra 'homosexual' sugiere implícitamente que la característica distintiva primaria de los gays es su sexualidad. No parece haber ninguna prueba de que los gays tengan una sexualidad más o menos marcada que los demás, y desde el punto de vista histórico tal sugerencia –incluso tácita– carece de fundamento. El término 'gay' permite al lector extraer sus propias conclusiones acerca de la importancia relativa del amor, el afecto, la devoción, el romanticismo, el erotismo o la abierta sexualidad en la vida de las personas así llamadas. (Boswell 1993: 68)
45 Para un análisis de la revista se puede consultar Alicia Alted y Paul Aubert (1995) Triunfo en su época, Madrid: Casa Velázquez.
 
Pero son las propias experiencias de la pareja Héctor Anabitarte – Ricardo Lorenzo las que nos ofrecen pistas para seguir indagando sobre las relaciones entre personas gays44 homosexuales y aquellas que no lo son. Una vez más acudimos a los registros de Alejandro Modarelli, para ilustrarnos:
 
“Llevaban 300 dólares para los gastos del destierro. Ricardo, que era abogado y sobreactuaba la formalidad para infundir respeto a los que siempre lo faltan, había vendido su Fiat 600 y fue creativo a la hora de imaginar unos negocitos de poca monta…Se enteraron por los diarios de que la ultraderecha española andaba asesinando para frustrar el proceso de apertura democrática. Pero lo cierto es que cuando llegaron al buen puerto de Barcelona no había espías del fascismo esperándolos con orden de captura sino la Beba Eguía [quien fue compañera de David Viñas] y Ana Jáuregui, viuda del famoso ex secretario general del Sindicato de Prensa, mártir en los días del Cordobazo (Modarelli 2017, resaltados míos).
 
Sobre Héctor Anabitarte
 
¿Pero cómo fue que me enteré yo de Héctor Anabitarte? Durante los meses de abril, mayo y junio de 2002 realicé una estancia en la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad de Salamanca, en el marco de un programa de cooperación interuniversitaria. La predisposición y la generosidad de mi tutor, el licenciado Guillermo Mira Delli-Zotti, me puso en contacto con una45 serie de la revista madrileña Triunfo. Mi tarea consistió en realizar un relevamiento de los artículos que sobre la Argentina se habían publicado entre 1966 y 1983. Enorme fue mi sorpresa y grande el gusto cuando me encontré con uno titulado así: Buenos Aires: Aquel 17 de octubre de 1945. Salí al 46 balcón, salí al balcón; cuyos autores eran Ricardo Lorenzo Sanz y Héctor Anabitarte Rivas. Fue47 mi primer contacto con una versión erotizada de nuestra historia argentina contemporánea. Van dos ejemplos:
 
Perón estará preso una semana. Sus partidarios son movilizados por un grupo de sindicalistas y por una muchacha de veintiséis años: 'A medida que iba descendiendo desde los barrios orgullosos y ricos a los pobres y humildes, las puertas se iban abriendo generosamente…'. El ensayista argentino Juan José Sebreli escribirá años después: 'Evita es clitoriana, y Perón vaginal' (Lorenzo Sanz y Anabitarte Rivas 1978: 48).
 
Algunas columnas de manifestantes pertenecen a tal o cual gremio. La de los metalúrgicos, uno de los sindicatos más combativos, está encabezada por una negra –quedan tan pocas–, muy gorda, muy atrevida, que se ha vestido de República francesa: una túnica, será de percal; y un gorro frigio. Lleva un tambor, que hace sonar sin descanso, y grita: '¡¡¡Peéron, Peéron!!!'. Los obreros le tocan el culo y las tetas. Aseguran que trae suerte. Al final de la larga marcha el vestido exhibe impúdicamente dedos de innumerables manos sucias. Es que la grasa de las fábricas es así (Lorenzo Sanz y Anabitarte Rivas 1978: 49).
 
Este año me matriculé en la Maestría de Estudios Culturales del Centro de Estudios Interdisciplinarios de la Universidad Nacional de Rosario y mi tema de investigación es, precisamente, la producción escrita y los itinerarios culturales de Héctor Anabitarte. Para ello cuento –hasta el momento– con sus publicaciones en las revistas Somos, Triunfo, El 48 Viejo Topo y el periódico español El País. También con dos libros de su autoría: Homosexualidad: el asunto está caliente, en coautoría con Ricardo Lorenzo, publicado por Tierra de Nadie en Madrid en 1979; y Estrechamente vigilados por la locura, publicado por49 Ricou en Barcelona en 1982.
 
46 En TriunfoAño XXXII Nº 822; Madrid, 28 de octubre de 1978; pp. 48-49. Buenos Aires: Aquel 17 de octubre de 1945. Salí al balcón, salí al balcón.
47 Si bien Omar Acha no utiliza el término historia erotizada, entiendo a la misma de la manera en que él la ordena, narra y analiza en su bellísimo libro Crónica sentimental de la argentina peronista. Sexo, inconsciente e ideología, 1945-1955, editado por Prometeo en Buenos Aires en 2013. Agradezco a la licenciada Violeta Jardón por recomendarme su lectura.
48 Junto a Ricardo Lorenzo también publicaron trabajos sobre sexualidad en Bicicleta, Ozono, Ajoblanco, Clínica y Análisis Grupal, Renovación, Argumentos, Tiempo de Historia, Fuori!, Lambda, Lampiao y Gay Sunshine.
49 Agradezco la generosidad de Rubén Gallucci quien me acercó ambos ejemplares.
 
Gracias a diversas publicaciones (desde libros, pasando por artículos y ponencias) de Alejandro Modarelli, Flavio Rapisardi, Valeria Manzano, Jorge Luis Peralta, Patricio Simonetto, Santiago Joaquín Insausti y Javier Gasparri tuve un acercamiento más preciso a los recorridos militantes y literarios, y a datos biográficos de Héctor Anabitarte. Repasemos un poco que pistas nos aportan para conocer más acerca de las experiencias de nuestro escritor:
 
“Fundado en 1971, el Frente de Liberación Homosexual (FLH) sirvió de paraguas para articular diversos grupos de gays y lesbianas. Activistas e historiadores identifican a las agrupaciones Nuestro Mundo y Eros como impulsoras del FLH. Héctor Anabitarte, ex militante comunista y dirigente gremial del Sindicato de Correos, creó en 1968 el grupo Nuestro Mundo, que atrajo a hombres de clase obrera y media en torno a la creciente inquietud por la represión de los homosexuales en la época de Onganía. A diferencia de esta agrupación, Eros representaba a la vertiente más radicalizada de los grupos por los derechos de los homosexuales: sus miembros llamaban a 'soltar la líbido', una acción que calificaban de intrínsecamente revolucionaria y liberacionista. Liderado por el futuro antropólogo y gran poeta Néstor Perlongher, Eros intervino decisivamente en la organización de la juventud universitaria e intentó tender puentes entre el FLH y el peronismo revolucionario” (Manzano 2017: 320-321, resaltados míos).
 
En un libro de historia de las juventudes argentinas Valeria Manzano nos presenta a Héctor Anabitarte como “cabeza” de una de las corrientes fundadoras del Frente de Liberación Homosexual en la Argentina. Abrevando en decires que vienen sonando desde aquellas heroicas décadas de los sesenta y setenta del siglo pasado, lo presenta en sintonía y en competencia (y Manzano deja traslucir sus opciones y gustos) con Néstor Perlongher. Competición –y a continuación siguen puras reflexiones mías– por encabezar si se quiere un posible panteón (que incluye a vivos en este caso) de varones –hoy diríamos abiertamente gays– que optaron vivir en y por la igualdad y la liberación de las energías y las sensibilidades de las personas sexodiversas por estos lugares, y en otras geografías también. Néstor Perlongher en el Brasil, Héctor Anabitarte en el reino de España. Ambos obligados a huir de su terruño para preservar sus propias integridades físicas.
 
Patricio Simonetto nos ofrece la posibilidad de visualizar el cuerpo y el rostro de nuestro escritor, que aparece en una fotografía junto a otros varones y mujeres portando antorchas, sonriendo, en la calle y de noche, en una manifestación contra la dictadura militar del general Onganía. Se trata de una fotografía de mediados de la década de 1960:
 
En ella se ve a manifestantes del PC [Partido Comunista] mirando en una dirección, muchos de ellos son hombres con traje o campera de cuero, uno de ellos está vestido de blanco y mira al costado, en una dirección alternativa a la de la mayoría. Se trata de Héctor Anabitarte que, como hemos presentado, fue una activista comunista durante la década del 60', abocado a la tarea gremial en el sindicato del correo (FOECYT) pero que, al hacer pública su condición homosexual en el PC, fue desplazado, junto con otros miembros, del partido. Esta decisión lo llevó a conformar el Grupo Nuestro Mundo. Volviendo a la fotografía, mientras la mayoría de los participantes observan hacia adelante, con los ojos puestos en el progreso, Anabitarte mira para el costado. Esta actitud puede ser pensada como una metáfora para la cultura50 política de izquierda de los años setenta (Simonetto 2014: 7; resaltados míos).
 
50 ¿Y no podríamos pensar esa actitud también cómo “de cuidado”, de observación hacia los costados en pos de identificar posibles infiltrados en la manifestación o “miradores”, personas trabajando para el temible órgano de seguridad del gobierno dictatorial?
 
Luego, ya ahondando un poco acerca de aquellos decires que marcaron dos vertientes en la estrategia del FLH, una conducida por Anabitarte, otra por Perlongher; Simonetto rescata un testimonio del primero, en el que desnuda sus reparos frente a la línea perlongheriana de aquel entonces, que ordenaba el acercamiento de los gays a la JP: “…Fue un disparate. Miles de montoneros gritaban 'no somos putos, no somos faloperos', y nosotros ahí paraditos…Era duro, era el pueblo que nos rechazaba.” (Simonetto 2014: 10)
 
Jorge Luis Peralta nos brinda más detalles sobre la pareja exiliada, en un artículo que en el que analiza las “concepciones variables de la masculinidad” que ambos activistas desplegaron en sus publicaciones escritas:
 
Anabitarte y Lorenzo se conocieron en 1975 mientras militaban en el Frente de Liberación Homosexual (FLH), creado en 1971 (…) Cuando el advenimiento de la dictadura militar puso sus vidas en peligro, [Héctor Anabitarte y Ricardo Lorenzo] decidieron exiliarse en España. Llegaron a este país en enero de 1977 y rápidamente contactaron con activistas locales. Para mayor información sobre sus trayectorias políticas, consúltese la entrevista de Anabitarte en Fluvià (2003: 147-150); una nota periodística del propio autor (Anabitarte, 2012) y la crónica de Modarelli (2012) (Peralta 2015: 85).
 
Interesado en establecer una suerte de genealogía del pensamiento de Anabitarte y Lorenzo, Simonetto averiguó que ambos habían leído a Mario Mieli y a Dennis Altman. Incluso fueron anfitriones del último cuando visitaba España. También nos confiesa que en sus entrevistas personales con Héctor y Ricardo se sorprendió que nunca hayan mencionada entre sus influencias a Guy Hocquenghem, destacando en cambio “el libro Heraclés. Sobre una manera de ser del poeta y novelista español Juan Gil-Albert (1904- 51 1994), escrito en 1955, pero publicado recién en 1975”. (PERALTA 2015: 85). En definitiva, Peralta afirma que ambos escritores gays y exiliados manifiestan una dosis importante de influencia de los teóricos de la liberación.
 
Santiago Joaquín Insausti, en un artículo en el que realiza una crítica a las memorias de la represión estatal a las sexualidades diversas en la Argentina -y en el que se anima a tratar el espinoso tema de la existencia (o no) de víctimas homosexuales durante el régimen de terrorismo de estado- sorprende con las siguientes afirmaciones, en las que cita a Héctor Anabitarte junto a otros escritores gays comprometidos:
 
Es necesario señalar que en los libros militantes pioneros…[no] hay referencias concretas al secuestro y desaparición de personas en razón de su identidad sexual.52 No mencionan el tema ni Jockl (1984), en ese entonces secretario de la CHA …, ni Acevedo (1985), ex miembro del FLH y candidato a presidente de la CHA en las elecciones de 1985, en Homosexualidad, hacia la destrucción de los mitos. Tampoco53 hay referencias en los dos ensayos escritos por Anabitarte (1982, 1989) desde el exilio en España: Homosexualidad, el asunto está caliente y Estrechamente vigilados por la locura.54 Se trata de cuatro ensayos políticos escritos por referentes del FLH y de la CHA que denuncian la persecución a los homosexuales y que fueron producidos durante la dictadura o en la transición democrática. Es difícil imaginar que, de haber existido un plan sistemático de exterminio de los homosexuales, este no hubiera sido55 denunciado por esos textos (INSAUSTI 2015:78; resaltados míos).
 
51 Las fechas aquí no van en vano, y son muestra de que el contenido del libro citado debe contener algo de inquietante para el modelo de vida cristiano y occidental. Estamos hablando de España, donde un golpe de estado aniquiló la experiencia republicana a partir de 1936 y hasta 1975, año éste último de la muerte del dictador Francisco Franco, y del gobierno totalitario ibérico.
52 La CHA recién obtuvo su personería jurídica en 1990, durante el segundo gobierno constitucional de la democracia recuperada. O sea que cuando Alejandro Jockl publica su libro Ahora, los gay podría considerársele secretario de una organización civil “semilegal”. El título completo, que aparece en la tapa del libro es: Ahora, los gays ¿Quiénes son, qué quieren, cómo piensan, de qué se quejan, qué proponen y cómo ven a los demás los homosexuales argentinos? Recuerdo que lo compré aquí en Rosario cuando cursaba mi primer año en FHYA-UNR, en la primavera de 1991. La vendedora –conocida mía, novel Psicóloga, lacaniana– tuvo el buen tino de insertarlo en una bolsa plástica opaca; no en actitud de censura, sino como manera de preservarme. Yo sentía fervientemente que unx podía mostrar libremente su orientación sexual por aquel entonces, en cualquier ámbito.
 
Cerrando esta comunicación, este estado del arte sobre Héctor Anabitarte –y su compañero, Ricardo Lorenzo– quisiera transcribir unos párrafos del excelente libro de investigación de Flavio Rapisardi y Alejandro Modarelli, donde abunda información de primera mano sobre ambos escritores gays comprometidos. Las transcripciones dan cuenta de la sociabilidad homosexual en la Argentina, durante fines de la década de 1970 / primera mitad de la década de 1980 (que coincidió cronológicamente con el llamado “destape español”):
 
Los consorcios de los edificios del centro poseían una concepción de la tolerancia mucho más restringida que la de los barrios. La aplicación de la cláusula 'moral y buenas costumbres' tenía un destinatario preferido: la loca. En los pasillos, los propietarios y los inquilinos desisten de sus disputas clasistas para proyectar en común un plan para excluir al amoral…La Ñato, un organista cuyas palabras a veces se nos pierden por el relumbrón hipnótico de sus anillos, nos cuenta: 'En el verano del año 79 hicimos un party maravilloso. Queríamos festejar que mi novio se había recibido de odontólogo y por fin convivíamos, después de una pelea familiar…Contratamos un servicio de lunch y a una loca para que pasase música. Además, compramos una bola giratoria de espejitos, que convirtió mi living en un símil de Studio 54. En lo mejor de la fiesta, cayó la cana. No se llevaron a nadie de la fiesta, pero fueron deteniendo a los que salían, uno por uno, en las esquinas. Desde ese momento, muchos vecinos me negaron el saludo…'” (Modarelli y Rapisardi 2001 :103; resaltados míos, itálicas originales).
 
53 Insausti olvidó informar a sus lectorxs que uno de esos libros lo escribió Héctor Anabitarte junto a su pareja, Ricardo Lorenzo
54 No está demás aclarar a les posibles desprevenides lectores que Estrechamente vigilados por la locura, no es ni un ensayo, ni es necesariamente político. El librito –de muy recomendable lectura- es algo así como una versión más cercana (por su estilo) a las Aguafuertes porteñas que Roberto Arlt publicara en la primera mitad del siglo XX. En su libro Arlt “fue trazando afilados e irónicos relatos de personajes fácilmente reconocibles –'los tomadores de sol en el Botánico', 'la señora del médico', 'el hermanito coimero', 'el que siempre tiene razón'–, apuntes sobre situaciones cotidianas –'casas sin terminar', 'sillas en la vereda', 'persianas metálicas y chapas de doctor', 'amor en el parque Rivadavia'– y hasta análisis informales sobre ciertos aspectos de la condición humana, como los celos, la sinceridad, la simpatía o la honradez.” (ARLT1986: 6; este párrafo fue tomado de la “Presentación” de la edición de Hyspamérica; los resaltados son míos).
55 Agradezco a la dra. Cristina Viano –en ese momento directora de la Escuela de Historia de FHYA-UNR- su recomendación de lectura, que me acercó al libro dónde el artículo de Insausti aparece. En la misma edición encontramos un tratamiento más amable de las experiencias gays –más cercano a la órbita del deseo que de la represión- en el artículo de Máximo Javier Fernández, titulado “Sociabilidad homoerótica en la ciudad de Buenos Aires: maricas y marineros durante los sesenta y los setenta.” Ver datos en Bibliografía
 
De cada goce se solicitará una ganancia; sobre cada goce agregado, se cobrará un impuesto. Inmerso en ese fluido intercambio económico, el 'invertido' cree reconciliarse con la polis, por una de cuyas puertas laterales, aunque siempre de noche, por ahora puede reingresar, mientras los aires estén calmos. Pero no se le borrará fácilmente de la memoria la huella de la antigua represión, que aún en democracia sufren a diario los gays y las lesbianas de varias provincias, y ni decir de las travestis, en todo el país. La luz de un patrullero sinuoso, cada sonido persistente de sirena, cerca de los colmados lugares de encuentro, traerá consigo, para los mayores, el recuerdo de los tiempos de la dictadura.” (Modarelli y Rapisardi 2001:71; resaltados míos, itálicas originales).
 
Esas décadas marcaron un momento histórico álgido de la producción y de las vivencias de Héctor Anabitarte Rivas y Ricardo Lorenzo Sanz.
 
Referencias Bibliográficas
 
Acha, Omar (2013) Crónica sentimental de la Argentina peronista: sexo, inconsciente e ideología, 1943-1955. Buenos Aires, Prometeo.
Alted, Alicia y Aubert, Paul (1995) Triunfo en su época. Madrid. Casa Velázquez.
Arlt, Roberto (1986) Aguafuertes porteñas. Madrid. Hyspamérica.
Boswell, John (1993) Cristianismo, tolerancia social y homosexualidad. Los gays en Europa occidental desde el comienzo de la Era Cristiana hasta el siglo XIV. Barcelona. Muchnik.
Castellanos, Santiago (2014). “Sexualidades no-normativas, diferencia racial y la erótica del poder: escenarios de deseos queer en el Ecuador del siglo XXI”, en Falconí Trávez, Diego; Castellanos, Santiago y Viteri, María Amelia (Eds.) (2014). Resentir lo queer en América Latina: diálogos desde/con el Sur. Barcelona. Egales: 195 -212.
Fernández, Máximo Javier (2015) “Sociabilidad homoerótica en la ciudad de Buenos Aires: maricas y marineros durantes los sesenta y los setenta”, en Débora D'Antonio (Comp.): Deseo y represión. Sexualidad, género y Estado en la historia argentina reciente. Buenos Aires. Imago Mundi: 21-42 Gasparri, Javier (2012) “Postales del aburrimiento: Perlongher, intelectual.” I Coloquio Internacional Saberes Contemporáneos desde la Diversidad Sexual: Teoría, Crítica, Praxis. Rosario. Facultad de Humanidades y Artes (UNR).
Insausti, Santiago Joaquín (2015). “Los cuatrocientos homosexuales desaparecidos: memorias de la represión estatal a las sexualidades disidentes en Argentina”, en Débora D'Antonio (Comp.): Deseo y represión. Sexualidad, género y Estado en la historia argentina reciente. Buenos Aires. Imago Mundi: 63-82.
Jockl, Alejandro (1984). Ahora, los gais. Buenos Aires. Ediciones de la pluma.
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Moncayo, Víctor Manuel (Antol.) (2015) Orlando Fals Borda. Una sociología sentipensante para América Latina.Buenos Aires. CLACSO. Moneta, María Laura. “De lúmpenes y monstruos: las configuraciones de la homosexualidad en Copi y Perlongher”, en I Coloquio Internacional Saberes Contemporáneos desde la Diversidad Sexual: Teoría, Crítica, Praxis. Rosario. Facultad de Humanidades y Artes (UNR).
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Portillo Vileda, Suyapa G. (2014). “Pensando queer: intersecciones entre/desde el margen de Estados Unidos y América Latina” en Falconí Trávez, Diego; Castellanos, Santiago y Viteri, María Amelia (Eds.) (2014). Resentir lo queer en América Latina: diálogos desde/con el Sur.Barcelona. Egales: 241-266.
Russo, Edgardo (1994). La historia de tía Vicenta. Buenos Aires. Espasa. 119
Rapisardi, Flavio y Modarelli, Alejandro (2001). Fiestas, baños y exilios. Los gays porteños en la última dictadura. Buenos Aires, Sudamericana. Viteri, María Amelia (2014). “Negociando la vida: migración ecuatoriana y sexualidades en NYC” en Falconí Trávez, Diego; Castellanos, Santiago y Viteri, María Amelia (Eds.) (2014). Resentir lo queer en América Latina: diálogos desde/con el Sur. Barcelona. Egales: 267- 277.
 
Graciasss/puds.unr.edu.ar/wp-content/uploads/2018/12/13-Robles-2.pdf


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