LILI ELBE

LA TRANSFORMACIÓN DE LILI ELBE, LA ARTISTA QUE SE
CONVIRTIÓ EN LA PRIMERA MUJER TRANSGÉNERO
 
El descubrimiento de su verdadera identidad cambió totalmente la vida de un artista que decidió transformar su vida y vivir como realmente se sentía: una mujer en cuerpo y alma. Con el apoyo de su esposa y su determinación incansable, decidió emprender un viaje sin retorno y convertirse en su mejor versión. ¿Quién fue Lili Elbe? ¿Por qué decidió cambiar? ¿Cómo terminó todo? Aquí te contamos todo.
 
Creado por Mary Villarroel Sneshko 
18 dic 2017
 
¿Quién fue Lili Elbe? Un acto de liberación
 
Lili Elbe (1882-1931) fue una artista dinamarquesa conocida por la forma en la que pintaba los paisajes y por ser la primera persona que se realizó una cirugía de reasignación de sexo. Nacido como “Einar Mogens Wegener” después de casarse, descubrió con la ayuda de su esposa que se sentía más cómodo vistiendo de mujer, por lo que decidió transformar su vida completamente y vivir como “Lili Elbe”, así es recordada y respetada.
 
¿Cómo descubrió su verdadera identidad?
 
Einar Mogens Wegener, vivió su vida sin ningún tipo de alteración durante su juventud. Estudió artes en la Escuela de Arte de Copenhague donde conoció a Gerda Fredrikke, una mujer apasionada por la moda de la que se enamoró y al poco tiempo de conocerla se casó.

La relación entre ambos tenía como base el más puro amor y la admiración. Ambos amaban la pintura y disfrutaban ayudarse. Las pinturas de Einar eran más comerciales y exitosas que las de Gerda, por lo que él hacía hasta lo imposible por ayudarla y motivarla para que no abandonara su sueño de ser una artista reconocida.

Una casualidad desató la verdad, Gerda tenía una cita con una modelo, que iba a lucir para ella un vestido de bailarina, con medias, tutú y zapatos de ballet, pero la chica nunca llegó. Einar decidió ofrecerse y posar para su esposa vistiendo como se supone que lo haría la modelo.

Al vestirse como mujer, descubrió que se sentía en total comodidad, como nunca se había sentido antes. Desde ese momento se dio cuenta que estaba destinado para ser mujer, por lo que dejó atrás el nombre de Einar y pasó lentamente a transformarse en Lili.
 
Un amor incondicional que superó todos los cambios
 
Gerda Wegener pasó de ser su esposa, a convertirse en su mejor amiga, aliada y confidente. Si bien el matrimonio entre ambos se anuló cuando Einar comenzó su transformación, Gerda permaneció fielmente a su lado. La relación entre ambas era tan fuerte, que para que Lili se sintiera más libre y pudiera lucir sus atuendos femeninos con total libertad, decidieron mudarse juntas a París. A los conocidos Gerda presentaba a Lili como "una prima lejana".
 
¿Cómo fue el proceso de transformación?
 
Gerda Wegener fue parte fundamental del proceso. Todo comenzó con Lili utilizando su ropa y su maquillaje, se dedicó poco a poco a estudiar las poses, los rasgos y los gestos femeninos y adaptando su cuerpo a convertirse en una mujer.
Los cambios superficiales no eran suficientes, Lili quería una transformación completa por lo que decidió buscar ayuda médica.

Magnus Hirschfeld fue el protagonista de sus cambios. El cirujano fue el fundador de la primera organización por los derechos de los homosexuales y decidió apoyar a Lili en el proyecto más arriesgado de su vida: convertirse en mujer.

La operación de extirpación de los genitales masculinos ocurrió cuando Lili tenía alrededor de 50 años. Pese a los terribles dolores que sufrió en la recuperación, la operación fue un éxito, pero Lili quería más, quería ser madre así que las operaciones continuaron.
 
Gerda perdió a su esposo, pero encontró a su musa
 
Su admiración por Lili era tan grande, que se convirtió en la protagonista de todos los cuadros de Gerda, sorprendentemente fueron la colección más exitosa de toda su carrera. Gerda finalmente, había encontrado a su musa. El hombre con el que se casó, se convirtió en la mujer más hermosa y admirable que Gerda había conocido. Se convirtió en su inspiración y su mejor amiga. Ambas solían decir que eran "almas gemelas".
 
Un deseo que acabó con su vida
 
Transformarse completamente en mujer era su más grande sueño. La extirpación de los genitales masculinos, la ropa, el cabello y el maquillaje no eran suficientes, Lili quería poder dar vida, convertirse en madre.

La relación que tenía con Gerda era extremadamente cercana, pero ambas hicieron sus vidas amorosas lejos de la otra. Lili estaba comprometida formalmente con un vendedor de arte llamado Claude Lejaune y su deseo era poder darle hijos.

Lili ya vivía como mujer y su pareja la aceptaba totalmente, todo marchaba bien hasta que se le intentó hacer un transplante de ovarios -de una donante de 26 años-, bajo la tutela del doctor Kurt Warnekros, quien estaba apasionado por los proyectos de Lili -pese a que representaban un gran riesgo médico-.
 
La operación se realizó en junio de 1931. Consistía en el trasplante de un útero, dos ovarios y la construcción de un canal de nacimiento idéntico al de las vaginas. La operación en ejecución fue medianamente exitosa, pero la recuperación fue terrible. Tuvo múltiples hemorragias internas e infecciones, el dolor era imposible de tolerar. Murió 3 meses después, el 13 de septiembre de 1931. 
 
Su historia llegó al cine, con "La chica danesa" (2015)
 
Con la dirección de Tom Hooper, la historia de Lili Elbe fue transformada en película con base en la novela homónima de David Ebershoff que habla sobre la biografía de la artista. El responsable de representar a Elbe fue Eddie Redmayne quien fue nominado al Oscar por su actuación, Alicia Vikinder actuó como Gerba y ganó el Oscar a mejor actriz.
 
¿Fue realmente feliz?
 
 Lili Elbe, como mujer vivió únicamente 14 meses, pero en una carta a su hermana escribió:

"Tal vez no sea mucho tiempo, pero me han parecido una vida entera y feliz”

Así que pese a todas las dificultades de su transición, logró sentirse mujer. Ella y Gerba fueron amigas hasta el último de sus días. Su cuerpo está enterrado en Dresde y es considerada un ícono de la comunidad LGBT, quienes le hacen homenajes frecuentemente.

Si quieres leer el libro de David Ebershoff sobre la vida de Lili Elbe, haz clic aquí.
Por Mary Villarroel Sneshko | @Vivodesorpresas |
 
Graciasss/www.playbuzz.com/maryvillarroelsneshko10/la-incre-ble-transformaci-n-de-lili-elbe-la-artista-que-se-convirti-en-la-primera-mujer-transg-nero
 

LA MUJER QUE HABÍA SIDO PINTOR
 
Colocado bajo los focos por famosas como Caitlyn Jenner, el colectivo transexual ha logrado una visibilidad inaudita hace pocos años. Sin embargo, la historia de Lili Elbe, la primera persona sometida a una reasignación de sexo, llega al cine dando cuenta de la memoria de un grupo aún en lucha por ahuyentar la marginación y los estigmas.
 
POR NÚRIA MARRÓN
11 sept 2015
 
Portada: Lili, con el comerciante de arte Claude Lefeune.
 
Lili Elbe llevaba días sumida en un estado de insconciencia del que salía, de vez en cuando, escupiendo dormida o sangrando entre las piernas y el abdomen. Apenas notaba algo cuando le cambiaban los vendajes ensangrentados, le ponían un trapo húmedo sobre la frente o sentía el pinchazo de la morfina que, en poco rato, diluiría aquel dolor insoportable. Era 1931 y Lili -que durante gran parte de su vida había vivido como Einar Wegener, pintor de paisajes danés y esposo de la ilustradora Gerda Gottlieb- se agarraba a la vida después de la quinta intervención de reasignación de sexo a la que se había sometido en menos de dos años.
 
Conocida como la primera persona en pasar por una operación de este tipo, Lili entró por última vez en la clínica del doctor Kurt Warnekros en Dresde con un puñado de planes. A todo o nada, se había separado de su esposa y estaba dispuesta a casarse y ser madre. A pesar de que tenía casi 50 años y que el medicamento que previene el rechazo a los trasplantes no llegó hasta medio siglo más tarde, el cirujano le había prometido que un trasplante de útero culminaría el proceso, experimental, que había empezado el doctor y sexólogo Magnus Hirschfeld, precursor de la lucha por los derechos LGTB y señalado por los nazis como «el judío más peligroso de Alemania». 
 
Por aquel entonces, hacía más de un año que a Lili le habían intervenido los genitales y realizado un injerto de ovarios que, en los tiempos en que las hormonas aún no se habían sintetizado, le permitían aumentar los niveles de estrógenos.
 
Zancada al cine
 
«Que yo, Lili, soy vital y tengo derecho a vivir lo prueban los últimos 14 meses. Se podría decir que 14 meses no es mucho, pero a mí me parecen una vida entera y feliz», aseguró antes de ser intervenida en una de las cartas que -junto al fajo de correspondencia, diarios personales y la necrológica que ella misma escribió- hizo llegar a un amigo para que, llegada su muerte, las hiciera públicas. Sus deseos irrumpieron en forma de sonoros y extrañados titulares a principios de 1937, cuando diarios de todo el mundo explicaron que un hombre había cambiado de sexo y se llenaron de artículos sobre la vida del pintor Einar Wegener, una auténtica inmersión en la caja negra de la sexualidad, el género, los secretos conyugales y esa tierra de nadie que se abre cuando se salta la tapia de las convenciones. Ficcionalizada, su historia regresó en el 2000 con la novela Una chica danesa, de David Ebershoff (Anagrama), cuya zancada al cine, de título homónimo, acaba de presentarse en el festival de Venecia.
 
Compuerta inesperada
 
La gran madeja de enigmas que es la vida de Lili suele empezar a tirarse siempre por la misma hebra: la del día en el que su mujer, a la que había conocido en la escuela de arte de Copenhague, le pidió un favor. «¿Puedes ponerte las medias, los tacones y el vestido para que pueda acabar el cuadro?». A la ilustradora le había fallado la modelo y aún debía perfilar las piernas del retrato que estaba acabando. No cuesta imaginar, y así lo evoca Ebershoff, los titubeos del pintor. El calor de lo prohibido en el estómago. La sensación de desmayo. «Se sentía como si le hubiesen cogido haciendo algo que hubiese prometido no hacer, no como el adulterio, sino como la reanudación de alguna mala costumbre que se hubiese jurado abandonar», escribe Ebershof.
 
¿Fue una casualidad o la enérgica e instintiva Gerda -que tuvo romances con mujeres y siempre se sintió fascinada por la rareza inasible de su marido- abrió de forma consciente la compuerta secreta de Einar? Su historia arrojará siempre más preguntas que certezas, pero, a partir de aquel día, empezó a vestirse de mujer, a colocarse los collares de Gerda y a presentarse en los cafés y los bailes como Lili, la hermana del delicado pintor.
 
      Einar M. Wegener

Cuando trascendió que la joven de ojos avellanados a la que la ilustradora, hechizada, pintaba una y otra vez era en realidad su marido, la pareja se exilió a París. A su rescate salieron los locos años 20: Lili posaba para Gerda y las dos se divertían alternando con hombres y mujeres en los cafés de Saint Germain y en los salones donde artistas y escritores apuraban todo tipo de licores estirados sobre pieles de cebra.
 
La tormenta interior, sin embargo, se fue haciendo mayor. Intentaba ejercer de Einar, pero una pulsión incontrolable lo abocaba a Lili una y otra vez. No comía. Cada día se sentía más débil. Sufría extrañas hemorragias y apenas pintaba. «No quiero ser creativa ni con mi cerebro, ni con mis ojos, ni con mis manos, sino con mi corazón y con mi sangre», dejó escrito.
 
La romería por las consultas médicas tampoco le brindó alivio. Había doctores que le diagnosticaban histeria. Otros, desdeñosos, le emplazaban a controlar su homosexualidad. «Me decía a mí mismo que, como no había otro caso como el mío en la historia de la medicina -anotó en su diario- simplemente yo no podía existir». Y tomó una decisión: si la situación no daba un giro inesperado, en tres meses -es decir, en mayo de 1930- se suicidaría.
 
Contra todo pronóstico, ese giro llegó bajo el nombre de Marcus Hirschfeld, quien en 1919 había abierto el Instituto para la Investigación Sexual en Berlín y había acuñado el término transexualismus para designar a quienes sienten que su identidad sexual no concuerda con su sexo y necesitan una transformación física. En realidad, no era ninguna novedad de la época: desde el emperador romano Heliogábalo, del que se dice que quiso transformarse en mujer, hasta Sylvia Rivera, que en junio de 1969 lanzó un tacón contra la policía y desató los disturbios de Stonewall -semilla de la lucha LGTB-, la historia, tozuda, da pruebas de que la transexualidad, más que un error de la naturaleza, quizá forma parte de ella.
 
Instituto pionero
 
Pero volvamos a Lili. En aquel instituto -destruido por cierto en 1933 tras el ascenso nazi- se sometió a la operación genital. Enterado del caso, el rey danés le concedió un pasaporte con su nuevo nombre y anuló su matrimonio. Ya separado de Gerda, pasó por unas cuantas operaciones más. Según sus diarios, cuando los doctores le abrieron el abdomen para injertarle los ovarios, vieron con asombro que en realidad ya tenía estos órganos, aunque pequeños y atrofiados, por lo que quizá fuera intersexual.
Por aquel entonces, el ánimo de Lili oscilaba entre una alegría asombrada ante su nueva vida y los arrebatos de desesperación que la invadían cuando temía que, en realidad, jamás sería aceptada.
 
Había perdido amigos, vendido sus cuadros por 5.000 coronas para costearse las intervenciones y se negaba a atender una petición de matrimonio del marchante Claude Lejeune hasta saber que podía ser madre. Como cabía esperar, el trasplante de útero fracasó y Lili murió en septiembre de 1931 sin sospechar que, 85 años más tarde, el cine convertiría aquella necrológica que tanto se empeñó en escribir en un espectacular desagravio para su (triste) su historia.
 
Graciasss/www.elperiodico.com/es/ocio-y-cultura/mujer-habia-sido-pintor


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