LOCA / DEVENIR LOCA

LOCA / DEVENIR LOCA

 
Fernando Davis
 
En 1984, la revista Cerdos y Peces, “suplemento marginoliento” del semanario El Porteño, publicó un ensayo del poeta, escritor y activista argentino Néstor Perlongher titulado “El sexo de las locas”1 . En éste como en otros escritos y poemas de Perlongher, la figura de la “loca” encarna una subjetividad desobediente que desafía el orden social dominante fundado en la norma heterosexual al trastornar, en la escandalosa artificialidad de la pluma marica y en la “errancia sexual”2 de su deambular clandestino en calles y “teteras”3 , el orden de los cuerpos producido y administrado por dicho régimen de poder.
 
En la escritura de Perlongher, la loca constituye un cuerpo expulsado y perseguido, un abyecto que amenaza o perturba, en su imposible ajuste a los moldes disciplinarios de la normalidad heterosexual, la forzada estabilidad de la norma straight en su gestión sexo-política de los cuerpos. La loca “transita en el límite, en una línea de exterminio: allí donde el desafío de ciertos cuerpos se verifica alrededor de una eliminación posible o deseada”4 . Pero la loca no sólo encarna una subjetividad que transgrede el orden heterosexual, al mismo tiempo aparece relegada a una posición marginal dentro del movimiento homosexual, en contraste con el gay masculino de clase media, cuyo lugar como modelo de ciudadano será central para las políticas de visibilidad y asimilación sostenidas por dicho movimiento a partir de la década del ochenta.
 
Para Perlongher, sin embargo, el “modelo gay”5 , en tanto que identidad y “posibilidad personológica”, se fundaba en un orden disciplinario de los cuerpos y de la subjetividad homosexuales dentro de los bordes pacificados de un “modelo de conducta” tolerable, involucrando, al mismo tiempo, la exclusión o invisibilización de aquellas corporalidades rebeldes cuyos descalces de la norma no se ajustaban a dichos parámetros de inteligibilidad6 . Así, la identidad gay suponía, para Perlongher, una “territorialización de la homosexualidad y del devenir homosexual”7 , que cancelaba las fugas desobedientes e inasimilables de la marica en la constitución docilizante de un patrón de comportamiento que, lejos de subvertir el orden mayoritario heterosexual y sus regímenes de poder, involucraba “una ampliación” del modelo de normalidad encarnado en la “heterosexualidad conyugalizada y monogámica”8 .
 
Se instauraba, así, “una suerte de normalidad paralela […] dividida entre gays y straights” 9 . Normalización y producción de subjetividad que encausaba y disciplinaba las fugas insubordinadas de los cuerpos y el deseo, arrojando “a los bordes a los nuevos marginados, los excluidos de la fiesta: travestis, locas, chongos, gronchos”10 . En O negocio do michê. Prostituição viril em São Paulo11, Perlongher extendió estos argumentos críticos, al referirse a la “identidad homosexual”:
 
“la idea de ‘identidad homosexual’ sólo puede ser entendida desde la perspectiva del llamado ‘modelo igualitario’, del cual es una de sus puntas de lanza. Su instauración no implicaría solamente un develamiento de las libidinosidades constreñidas a una penumbra secular, sino que supondría una especie de traducción, como si las antiguas pasiones pudiesen, gracias a la versatilidad fundamental del deseo, ser vertidas en nuevos moldes. Operativo de ‘modernización’ que […] parece proceder a una redistribución de los enlaces homoeróticos, reagrupando a sus cultores en las nuevas casillas de la identidad y —lo que es más grave— condenando a los practicantes de las viejas modalidades, las ‘homosexualidades populares’, a una creciente marginación, capaz de alentar un recrudecimiento de la intolerancia popular hacia la nueva homosexualidad ‘blanqueada’, beneficiaria de la tolerancia burguesa”12.
 
 
1 Néstor Perlongher,.“El sexo de las locas”, en El Porteño, suplemento Cerdos y Peces, nº 27, Buenos Aires, marzo de 1984. Posteriormente fue incluido en Néstor Perlongher, Prosa plebeya. Ensayos 1980-1992, Buenos Aires: Colihue, 1997 [selección y prólogo de Christian Ferrer y Osvaldo Baigorria]. El texto fue presentado originalmente como conferencia en el Centro de Estudios y Asesoramiento en Sexualidad (CEAS) en enero de 1983, durante un viaje de Perlongher a Buenos Aires (en 1981 Perlongher se había exiliado a São Paulo).
2 Néstor Perlongher, La prostitución masculina, Buenos Aires: Ediciones de la Urraca, 1993, p. 76.
3 El término “tetera” se refiere a los baños frecuentados por homosexuales como lugares de encuentro y sexo casuales.
4 Gabriel Giorgi, “Sodoma Buenos Aires”, en Sueños de exterminio. Homosexualidad y representación en la literatura argentina contemporánea, Rosario: Beatriz Viterbo, 2004, p. 154.
5 Néstor Perlongher, “El sexo de las locas”, óp. cit.
6 En una dirección crítica próxima a los argumentos de Perlongher, el artista Jorge Gumier Maier, entonces periodista de El Porteño, escribió una provocativa nota bajo el título “La mítica raza gay”. Allí se refirió a la “identidad gay” como una “audaz invención del poder”: “El poder necesita crear dóciles criaturas mitológicas para codificar sus terrores y articular su discurso moral represivo […]. Forjar el estereotipo gay (puliéndolo de sus aristas más revulsivas) es clarificar el objeto para mayor gozo de la Ciencia, y eficacia del Control Social […]. Olvidando lo nómade del deseo, reclamando la propiedad privada de las prácticas homosexuales”. Jorge Gumier Maier, “La mítica raza gay”, en El Porteño, nº 34, Buenos Aires, octubre de 1984. 7 “El negocio del deseo”, entrevista de Marcelo Ekhard y Emilio Bernini a Néstor Perlongher, en Espacios, Revista de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, Buenos Aires, noviembre-diciembre de 1991. También publicada en Néstor Perlongher, Papeles insumisos, Buenos Aires: Santiago Arcos, 2004 [Adrián Cangi y Reynaldo Jiménez eds.].
8 Néstor Perlongher, “El sexo de las locas”, óp. cit.
9 El término anglosajón straight se traduce como “heterosexual” y como “recto”.
 
La crisis del sida o, más precisamente, el dispositivo médico-moral articulado en torno a la crisis del sida, interceptó las demandas igualitarias postuladas por el movimiento gay, con la vigilancia y regulación médicas de las prácticas sexuales, en una llamada al orden de los cuerpos que condenaba las derivas desobedientes de las sexualidades nómades y volvía a marginar a la loca en el sitio de la abyección, como potencial agente de contagio. En un artículo publicado en 1987 en el diario brasileño Folha de São Paulo, Perlongher sostuvo que la emergencia del sida desencadenó “un verdadero dispositivo de moralización y normalización de las uniones sensuales […] en una empresa terapéutica de regulación de la sexualidad”13.
 
Este argumento es uno de los principales ejes de su libro O qué é AIDS, publicado en Brasil ese mismo año14 . A partir de la concepción del poder disciplinario en Michel Foucault y de su noción de “dispositivo de la sexualidad”, crucial en el análisis de la producción biopolítica de los cuerpos que el filósofo francés aborda en el primer volumen de su Historia de la sexualidad15, Perlongher discute la gestión disciplinaria de los cuerpos en el contexto de la crisis del sida. “Si los homosexuales son, en algún sentido, ‘criaturas’ médicas”, escribe, “¿no podría el episodio del SIDA servir para reintegrar a los díscolos al rebaño?”16
 
En tal sentido, si la medicina había organizado los modos de nominación y demarcación de la homosexualidad desde su invención en el siglo XIX, y si las reivindicaciones de los movimientos homosexuales desde 1969 habían desafiado el orden médico psiquiátrico y jurídico sobre el que se fundaba la concepción de la homosexualidad como anormalidad y desvío, la problemática del sida parecía reconducir a las prácticas homosexuales a los dispositivos disciplinarios del discurso médico. En contraste con el nomadismo de los cuerpos y el deseo que Perlongher interpretó en las derivas del deambular homosexual en la ciudad, así como también en el sexo promiscuo y en la orgía17, el episodio del sida involucraba un “dispositivo de sedentarización”18 cuyo correlato era la integración tolerante del gay “en las grillas de la normalidad ampliada”, “en ghettos dorados de gays plásticos y bien educados”, mediante una modelización disciplinaria de la homosexualidad que desplazaba hacia los márgenes a las “homosexualidades populares”19.
 
10 Néstor Perlongher, “El sexo de las locas”, óp. cit.
11 Néstor Perlongher, O negocio do michê. Prostituição viril em São Paulo, São Paulo: Brasiliense, 1987. Este estudio corresponde a la tesis con la que Perlongher recibió en 1986 su título de Máster en Antropología Social en la Universidad de Campinas (Brasil). El término michê pertenece al argot brasileño y se corresponde, como él mismo señala en la introducción del libro, con el “taxiboy” en Buenos Aires y el “chapero” en Madrid. En Argentina el libro iba a ser publicado originalmente por la editorial Puntosur, bajo el título El negocio del deseo. La prostitución viril, con traducción de Gumier Maier y el mismo Perlongher. Se publicó de manera incompleta como La prostitución masculina (óp. cit.) y varios años más tarde en su versión completa, como El negocio del deseo. La prostitución masculina en San Pablo, Buenos Aires: Paidós, 1999.
12 Néstor Perlongher, La prostitución masculina, óp. cit., pp. 98-99. Estos planteos también son abordados por Perlongher en “O michê è homossexual? ou a política da identidade”, en Italo Tronca (comp.), Foucault vivo, Campinas: Pontes, 1987.
13 Néstor Perlongher, “El orden de los cuerpos”, en Folha de São Paulo, 21 de febrero de 1987. También publicado en Néstor Perlongher, Prosa plebeya, óp. cit.
14 Néstor Perlongher,.O qué é AIDS, São Paulo: Brasiliense, 1987. Al año siguiente, el libro se publicó en Argentina con el título El fantasma del SIDA, Buenos Aires: Puntosur, 1988.
15 Publicado en 1976 y traducido al español un año más tarde. En Brasil, la primera edición es de 1988.
16 Néstor Perlongher, El fantasma del SIDA, óp. cit., p. 81.
 
En un provocativo juego de palabras, Perlongher sostenía que “el A.I.D.S. […] termina fusionándose en un ‘movimiento GAIDS’, o sea, la producción de nuevas exclusiones”20. El dispositivo del sida aparecía atado a una mecánica de poder que, al mismo tiempo, involucraba la producción y organización políticas de los cuerpos y sus órganos según una jerarquía funcional y una administración regulada de los placeres y de las prácticas sexuales: “la boca para comer, el culo para cagar, el pene para la vagina, etc. Los usos alternativos del cuerpo suelen ser considerados prescindibles; sobre todo el coito anal […] está en el blanco de las operaciones médico-periodísticas desencadenadas a partir del SIDA”.21
 
Para Perlongher, esta “medicalización”22 del sexo y de la vida extendida a partir del dispositivo del sida, prolongaba sus efectos en una “‘desexualización’ de la homosexualidad”23, traducida en una “redistribución y control de los cuerpos perversos”24 que entraba en contradicción con el potencial desterritorializante que él reconocía en el “sexo nómade”: “El dispositivo desencadenado a partir del SIDA pretende ‘fijar’ en aras de una promocionada ‘conyugalización’ esas sexualidades nómades […] tal vez todo ese dispositivo contenga en sí una intención de ablandar la lujuria provocativa de las locas, encorsetando sus merodeos, y toda experiencia sexual ‘disidente’, a los parámetros de una normalidad ampliada y más o menos conyugal, que excluye a los marginales, los promiscuos, los travestis (y eventualmente a las mujeres liberadas, los maridos libertinos, etc.).
 
Así, para salvarse de las diatribas que los acusan de ‘agentes infecciosos’, algunos gays intentarían ‘limpiar su imagen’ al punto de constituirse en paródicos baluartes de una pacata y mimética normalidad. Política ‘reformista’, de ‘dignidad’ e ‘identidad homosexual’, a través de la cual la homosexualidad, paradójicamente, se desexualiza y se abstiene de las delicias de la sodomía”. Si la afirmación de la “identidad homosexual”, en su ajuste a las políticas de integración, tenía como su necesario correlato la marginación de las “homosexualidades populares”, para Perlongher, la subversión de este orden de poder no podía articularse desde la reivindicación de una identidad otra, en tanto que mera alteridad disidente (susceptible de ser neutralizada en su integración sin conflicto al discurso pacificante de la diversidad), sino como deriva desterritorializante, como devenir. En su crítica a la problemática de las identidades, Perlongher tomó los argumentos de Gilles Deleuze y Félix Guattari acerca del devenir y el deseo25. Para Perlongher, la insistencia en la cuestión identitaria (su “inflación”) operaba en la desactivación de “un tipo de demanda social”, del orden del deseo cuyas fugas de la norma se ubicaban de manera conflictiva respecto de las exigencias de coherencia y estabilidad solicitadas a las identidades.
 
17 A propósito del potencial nómade de la orgía, señaló en una entrevista: “Yo creo que los espacios están dados para que vos entres en las leyes del mercado sexual (que prometen una pseudo felicidad acolchada, y que en realidad sólo producen angustia frivolizada) o para que usés los espacios para crear nuevas formas de nomadización. Y una de esas formas está, curiosamente, en el espacio de la orgía […].Los buracos, los agujeros que ese mismo dispositivo ofrece, pueden también ser usados en alguna otra dirección” (“El espacio de la orgía. Una conversación con Néstor Perlongher”, entrevista de Osvaldo Baigorria, en El Porteño, suplemento Cerdos y Peces, nº 43, Buenos Aires, julio de 1985. También publicada como “El espacio de la orgía” en Néstor Perlongher, Papeles insumisos, óp. cit.).
18 “El negocio del deseo”, óp. cit.
19 Néstor Perlongher, El fantasma del SIDA, óp. cit., p. 76. El destacado pertenece al original.
20 “El espacio de la orgía…”, óp. cit.
21 Néstor Perlongher, El fantasma del SIDA, óp. cit., pp. 89-90.
22 Ibíd., pp. 79 y 84.
23 Ibíd., p. 81.
24 Ibíd., pp. 80-81.
25 Los escritos de Deleuze y Guattari constituyen una significativa referencia en la cartografía del deseo homosexual que Perlongher traza en su estudio O negocio do michê. Su ensayo “Vicissitudes do michê” (Temas IMESC, vol. IV, nº 1, São Paulo, 1987) fue posteriormente publicado en la revista francesa Chimères, dirigida, precisamente, por Deleuze y Guattari: “Les vicisitudes des garçons de la nuit”, en Chimères, nº 10, París, invierno de 1990-1991. A Guattari lo conoció personalmente en São Paulo en 1982, en el contexto de una gira que el francés realizó entre los meses de agosto y octubre, organizada por su amiga la psicoanalista Suely Rolnik. Los debates sostenidos en el curso de este viaje fueron posteriormente publicados en Félix Guattari y Suely Rolnik, Micropolíticas. Cartografías do desejo, Petrópolis: Vozes, 1986 [Traducido al español como Micropolítica. Cartografías del deseo, Buenos Aires: Tinta Limón y Traficantes de Sueños, 2005].
 
Éstas constituyen dispositivos regulatorios que inhiben y administran, mediante la “traducción/reducción de la diferencia a la identidad” 26, los posibles devenires que amenazan con trastornar su integridad: “La teoría de la identidad […] tiene una dudosa ventaja, que es la de aceptar esa diferencia para traducirla en términos de identidad” y “amenguar sus contenidos demasiado subversivos”27 . En contraste con las lógicas reivindicativas de las identidades, Perlongher articulará su discusión crítica en torno a la noción de devenir.
 
En su ensayo “Los devenires minoritarios”, de 1991, se refirió a esta noción en los términos de Deleuze y Guattari en Mil mesetas28: “Devenir no es transformarse en otro, sino entrar en alianza (aberrante), en contagio […] con el (lo) diferente. El devenir no va de un punto a otro, sino que entra en el ‘entre’ del medio, es ese ‘entre’”29. En la apuesta política del devenir parece resonar una de las consignas que Perlongher sostuvo en los primeros años de la década del setenta, desde su actuación en el Frente de Liberación Homosexual: “no se trata de liberar a los homosexuales, sino de liberar la homosexualidad”30.
 
Es decir, de activar un “devenir homosexual” (no sólo en aquellos sujetos que se identifiquen o se reconozcan a sí mismos como homosexuales), susceptible de subvertir el orden mayoritario heterosexual. El concepto de devenir es crucial en la interpretación que hace Perlongher de la circulación del deseo desde O negocio do michê. En su condición “minoritaria”, el devenir supone una liberación de los flujos deseantes que escapa a los ordenamientos previstos en las solicitaciones de congruencia reclamadas a las identidades y potencia la activación micropolítica de nuevos procesos de subjetivación que fisuran el orden dominante mayoritario:
 
“Una micropolítica minoritaria pretenderá, en vez de congelar las diferencias en paradigmas identitarios estancos, entrelazarlas hacia la mutación de la subjetividad serializada.
Si la crisis no es sólo política y económica, sino también una crisis de los modos de subjetivación, el estallido del orden ha de implotar la propia sujeción del sujeto que soporta y garante. Tal la pragmática de la revolución molecular […]. Para poner esta máquina en movimiento, es preciso alimentarla con enunciados eficientes, conceptos no ‘fijos’ sino ‘nómades’, capaces de indicar esa diversidad de derivas deseantes […]. La política de minorías no debería pasar, hoy, por la afirmación ‘enguetizante’ de la identidad, acompañada por invocaciones rituales a la ‘solidaridad’ con otros grupos minoritarios, ni por la reserva de un lugar (generalmente secundario) en el teatro de la representación política31.
 
Para Perlongher, los grupos minoritarios debían articular su accionar micropolítico en la movilización de líneas de fuga susceptibles de desquiciar las políticas de territorialización mediante las cuales la “producción de subjetividad capitalista”32 modeliza el deseo y, al mismo tiempo, disciplina las identidades disidentes, gestiona su visibilidad docilizándolas, las devuelve a su cauce, les asigna un territorio que fija y domestica su revulsividad insumisa.
 
26 Néstor Perlongher, “Los devenires minoritarios”, en Prosa plebeya, óp. cit.
27 “El negocio del deseo”, óp. cit.
28 Publicado en 1980. Perlongher cita la edición francesa en sus escritos. Cabe mencionar que en 1981 se publica en Brasil una selección de textos de Guattari a cargo de Suely Rolnik —quien también realiza la traducción y prologa la edición—, libro que constituye otra de las referencias de Perlongher en relación con la problemática del devenir, la circulación del deseo y la producción de subjetividad. Félix Guattari, Revolução Molecular: pulsações políticas do desejo, São Paulo: Brasiliense, 1981.
29 “Los devenires minoritarios” fue publicado por primera vez en Christian Ferrer (comp.), El Lenguaje Libertario. Vol. 2, Montevideo: Nordam, 1991 y, en una versión reducida, en la Revista de Crítica Cultural, nº 4, Santiago de Chile, noviembre de 1991. Posteriormente fue incluido en Prosa plebeya, óp. cit. En referencia a las condiciones de escritura del ensayo, Perlongher cita el libro de Guattari y Rolnik Micropolíticas…, “texto a partir de cual ‘este [“Los devenires minoritarios”] se monta”.
30 Así lo refiere un exmilitante del FLH en su testimonio en el documental Rosa Patria (2009), dirigido por Santiago Loza. El FLH se conformó en 1971 y se disolvió tras el golpe de estado de 1976. Dentro del FLH, Perlongher lideró el grupo Eros e integró el núcleo editor del órgano de difusión del Frente, la revista Somos. A mediados de los ochenta, publicó un texto titulado “Historia del Frente de Liberación Homosexual de la Argentina” en Zelmar Acevedo, Homosexualidad: hacia la destrucción de los mitos, Buenos Aires: Ediciones del Ser, 1985. Zelmar Acevedo también había sido militante del FLH.
31 Néstor Perlongher, “Los devenires minoritarios”, óp. cit.
 
En esta dirección crítica es posible pensar a la loca, más que en términos de una identidad estable y definitiva, como un devenir de la sexualidad capaz de potenciar, en su liberación deseante, la subversión no sólo del orden heterosexual, sino también de los repliegues homonormativos condensados en la “normalidad ampliada” del modelo gay. “El sexo de las locas”, afirma Perlongher, “sería, entonces, la sexualidad loca”33. Una sexualidad que, lejos de ceñirse a los amarres de sentido de las adscripciones identitarias y sus dispositivos de normalización, “es una fuga de la normalidad […], la desafía y la subvierte. Locas bailando en las plazas, locas yirando en puertas de fábrica, locas haciendo cola en los bañitos. Hablar del sexo de las locas es enumerar los síntomas —las penetraciones, las eyaculaciones, las erecciones, los toques, las insinuaciones— de una enfermedad fatal: aquella que corroe a la normalidad en todos sus wings”34.
 
Así, no se trata, para Perlongher, de subsumir las singularidades en una “generalidad personológica: ‘el homosexual’”, sino, por el contrario, de “soltar todas las sexualidades, abrir todos los devenires […]. Hacer saltar a la sexualidad ahí donde está”35 . En el promiscuo nomadismo de la loca, Perlongher reconoce una insubordinación de los cuerpos y de las sexualidades desde donde hacer estallar las identidades normalizadas y movilizar nuevos modos de subjetivación micropolítica disidente. Lo que está en juego en el sexo nómade es toda una modalidad minoritaria de producción de subjetividad y circulación del deseo que pone en crisis los modos de subjetivación dominantes, en la apuesta por “abrir otros canales de vida” e intensificar los afectos y los placeres, no mediante la creación de “modelos” sino a través de la apertura de nuevos “espacios vitales”36 .
 
32 “Lo que estamos buscando es intensidad”, entrevista de Enrique Symms a Néstor Perlongher, en Cerdos y Peces, Buenos Aires, mayo de 1987. También publicada en Papeles insumisos, óp. cit. Siguiendo a Guattari, cabe señalar que la producción esencial de la “subjetividad capitalística” no tiene lugar únicamente en el orden de la representación sino también, y sobre todo, en la “modelización de los comportamientos, la sensibilidad, la percepción, la memoria, las relaciones sociales, las relaciones sexuales, los fantasmas imaginarios, etc.” (Guattari y Rolnik, Micropolítica…, óp. cit.).
33 Néstor Perlongher, “El sexo de las locas”, óp. cit.
34 Ibíd.
36 “Lo que estamos buscando es intensidad”, óp. cit.
 
Graciasss/www.academia.edu/4612354/Loca_Devenir_loca_Publicado_en_Perder_la_forma_humana


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