PERLAS DE ARCHIVO II: DOCUMENTOS SOBRE
MARICAS UNIDAS ARGENTINAS (MUA)
Juan Queiroz
Archivos Desviados
Archivista y editor, cofundador de Moléculas Malucas
Contacto: queirozjuan@yahoo.com
noviembre 2022
Imagen: Doble página Revista AHORA. Noviembre de 1958.
En esta segunda entrega de Perlas de
archivo presentamos un artículo publicado en 1958 por la revista
sensacionalista argentina Ahora sobre la pequeña agrupación Maricas Unidas
Argentinas (MUA). Se trata del primer testimonio gráfico conocido hasta ahora sobre
la existencia de este grupo, ya referido
en los relatos escritos
y orales de
una de sus fundadoras, la
chilena Malva Solís. En cierto
sentido, esta es
la pieza que faltaba para alentar a historiadorxs
aferradxs a la confirmación del documento en papel, entre lxs que me incluyo,
a complejizar aún
más la historia
de los orígenes
del movimiento de las
disidencias sexuales en Argentina.
Quienes trabajamos con documentos sobre nuestras comunidades producidos por distintas instituciones de la sociedad civil y del Estado, sabemos que estamos en campo minado y tenemos que movernos con cuidado. Aprendimos hace décadas que nada de lo que esos archivos contengan puede ser tomado al pie de la letra por la sencilla razón de que fueron elaborados por el enemigo. Esto resulta obvio cuando se trata de materiales de archivos policiales, militares o psiquiátricos, directamente asociados con formas violentas de represión.
Pero la cautela y la sospecha son también necesarias cuando nos enfrentamos a otro tipo de documentos, producidos por otras instituciones, en principio más benévolas. Por ejemplo, y ante todo, los medios de la prensa gráfica sensacionalista, que desde sus coberturas y titulares se ocuparon de manera sistemática, y a lo largo de todo el siglo XX, de perseguir, infamar y patologizar la disidencia sexual, a la que consideraban inadmisible dentro del encarnizado orden de normalidad que impusieron los distintos gobiernos, tanto dictatoriales como democráticos.
En diarios, revistas, pasquines y suplementos poco se nos mencionaba, poco se nos convocaba. Y cuando éramos invitadas a la fiesta de la representación, a cierta visibilidad, se nos imponían condiciones, disfraces, máscaras. Hablando suavemente. Porque lo que se hace visible en los archivos gráficos argentinos de distinto cuño y de distintas orientaciones es que nuestras vidas eran constantemente maltratadas y falseadas, produciéndose a nuestro alrededor, y en la memoria de nuestras sociedades, una imagen distorsionada de quiénes éramos, qué hacíamos, qué deseábamos, qué soñábamos.
Dicho de modo simple: lo que se exponía de nosotrxs, lo que se hacía público era alterado, ladino y traicionero. Pero esas palabras y esas notas están entre lo poco que tenemos: es con esos documentos arteros que nos toca trabajar. Y hacia ellos vamos. Sosteniendo en alto las voces que atraviesan el tiempo y corrigen la maledicencia. Entre ellas, soberana, se alza la voz de Malva Solís, nuestra madre superiora travesti, que cruzó caminando la Cordillera de los Andes junto a tres maricas adolescentes amigas para pisar suelo argentino allá por enero de 1943.
La aparición de este documento permite un cotejo interesante y necesario entre las afirmaciones de aquella cruel prensa gráfica y la memoria de nuestra querida ancestra. Aparece en primer lugar una cuestión de fechas. El artículo de la revista sitúa la fundación de MUA en 1957 (es decir, diez años antes de que el grupo Homosexuales de Buenos Aires hiciera circular el boletín clandestino Nuestro Mundo) mientras que Malva, en su autobiografía, la ubica “allá por 1948”. Por otro lado, el artículo de Ahora no solamente falsea algunos de los nombres y edades de las maricas de MUA, sino que inventa tensiones entre ellas y las acusa de robar dinero en las iglesias con el fin de destinarlo al despilfarro orgiástico.
No tenemos constancia de que estos robos hayan existido (de haber ocurrido, tal vez los celebraríamos y aplaudiríamos como acto de justicia marica). Sí nos consta, gracias al testimonio de Malva, que ella y sus amigas realizaban colectas para juntar dinero y ayudar a las compañeras hacinadas en el pabellón de homosexuales de Devoto (al que años más tarde también fue a parar durante tres meses Néstor Perlongher).
Alentando esta necesaria labor de cotejo, en esta segunda entrega de Perlas de archivo publicamos la primicia gráfica de Ahora (en formato original y transcrita) y la acompañamos de fragmentos tomados de trabajos que contienen testimonios de Malva en los que hace referencia al origen y a las actividades de MUA.
Estos trabajos son:
Mi recordatorio, la autobiografía de Malva Solís (Libros del Rojas, 2010), publicada con un ineludible prólogo de Marlene Wayar, entonces directora de El Teje, primer periódico travesti latinoamericano.
El artículo de María Soledad Cutuli titulado “Maricas y travestis: repensando experiencias compartidas”, que incluye una entrevista a Malva y fue publicado en la revista Sociedad y Economía en 2013
El bellísimo documental de Carina Sama, Con nombre de Flor, lanzado en 2019.
En estas tres instancias, leemos u oímos de boca de Malva cómo en aquellos años ella y un grupo de amigas se nuclean en Maricas Unidas Argentinas con el fin de apoyarse para sobrellevar la persecución callejera y la experiencia carcelaria. En palabras del sociólogo e investigador Santiago Joaquín Insausti: “Esta organización tenía un carácter fundamentalmente mutualista: asistían a las detenidas en la cárcel con contención, ropa y comida y también cuando recuperaban la libertad y se descubrían desalojadas de sus pensiones y despedidas de sus trabajos.
Durante el siglo pasado, las redes de solidaridad fueron vitales para que los homosexuales pudieran sobrevivir el aislamiento y la hostilidad. Sin embargo, fue necesario que se dieran ciertas condiciones para que estas redes empezaran a forjar un pensamiento político y a emerger en el espacio público disputando los sentidos hegemónicos sobre la homosexualidad”. En el mismo sentido, se ha expresado Ivana Tintilay, archivista travesti y trabajadora sexual:
“De acuerdo a los testimonios de nuestras ancestras, en Argentina podemos ubicar las primeras resistencias maricas-travestis allá por fines de la década del 40 con la primer caída a la cárcel de Devoto de Malva y sus amigas, que pocos años más tarde se organizaron para llevar comida y ropa para las compañeras presas que colmaban el pabellón amoral de la cárcel de Devoto y crearon la primera organización a la que llamaron MUA (Maricas Unidas Argentinas). ¿Vos te imaginás lo que habrán sido esos pasillos carcelarios húmedos y oscuros?
Pánico, violencia y escarmiento, pero también risas, escándalo y fiesta. Porque aun en las situaciones más traumáticas que hemos vivido, como ves que lo prueban las fotografías de la prensa, nunca hemos perdido la carcajada. La risa frente al opresor como una forma de resistencia. Entonces, a partir de Malva hubo toda una militancia en la que, desde las maricas y travas más recatadas hasta las más borrachas, drogadas, quilomberas, putas y escandalosas enfrentamos a toda una sociedad heterosexual y a la policía con nuestros cuerpos. Yo fui una de ellas, una puta orgullosa que jamás se rindió”. (Ivana Tintilay, en entrevista con Juan Queiroz, 2021).
Hoy, gracias a este documento gráfico, que tenía como intención estigmatizar y atizar la persecución de nuestras antepasadas, logramos paradójicamente respaldar aún más la palabra de Malva, recuperar una parte hasta ahora desconocida de MUA, y sumar una pieza decisiva al complejo rompecabezas de nuestra historia.
Transcripción
Revista AHORA, 21 de noviembre de 1958
SUSTRAJERON MÁS DE $ 100.000 QUE DESPILFARRARON EN ORGÍAS
Rosario. (De la Agencia O.P.L.A., especial para la revista “AHORA”)
El cronista busca la nota, y esta vez la nota está en la seccional primera de policía. Es un hecho común: sustracción de dinero de las alcancías ubicadas en distintas iglesias. Por supuesto que el cronista no espera encontrarse con el sujeto de mirada extraviada que aún tiene olor a pólvora en las manos tras el crimen violento o el cínico de mirada al suelo que ha apuñalado por la espalda al amigo que lo alojó en su casa durante varios años. No. Se prepara para enfrentar al muchachito huidizo que esperó pacientemente y en actitud de rezo que el cura o empleado dela sacristía se distrajera para hacer palanca en la tapa de la alcancía y alzarse con los pesitos que la caridad cristiana había depositado con la mente puesta en los desamparados.
Pero lo que encontró el cronista, superó todos sus cálculos. Se halló frente a los componentes de una organización extraña e indecente, que en forma brutal expuso ante su vista el desecho de la humanidad representada por un grupo de amorales que configuran un pavoroso problema social.
LA M.U.A.
No es la primera vez que estos sujetos dan trabajo a la policía. Son viejos conocidos de quienes en su diario quehacer deben enfrentarse con todas las miserias de la vida. Siete son los que esta vez se unieron para delinquir y obtener fondos que dedicaron exclusivamente a orgías en extramuros, en la que cada vez se agasajaba a un nuevo adepto.
Quienes trabajamos con documentos sobre nuestras comunidades producidos por distintas instituciones de la sociedad civil y del Estado, sabemos que estamos en campo minado y tenemos que movernos con cuidado. Aprendimos hace décadas que nada de lo que esos archivos contengan puede ser tomado al pie de la letra por la sencilla razón de que fueron elaborados por el enemigo. Esto resulta obvio cuando se trata de materiales de archivos policiales, militares o psiquiátricos, directamente asociados con formas violentas de represión.
Pero la cautela y la sospecha son también necesarias cuando nos enfrentamos a otro tipo de documentos, producidos por otras instituciones, en principio más benévolas. Por ejemplo, y ante todo, los medios de la prensa gráfica sensacionalista, que desde sus coberturas y titulares se ocuparon de manera sistemática, y a lo largo de todo el siglo XX, de perseguir, infamar y patologizar la disidencia sexual, a la que consideraban inadmisible dentro del encarnizado orden de normalidad que impusieron los distintos gobiernos, tanto dictatoriales como democráticos.
En diarios, revistas, pasquines y suplementos poco se nos mencionaba, poco se nos convocaba. Y cuando éramos invitadas a la fiesta de la representación, a cierta visibilidad, se nos imponían condiciones, disfraces, máscaras. Hablando suavemente. Porque lo que se hace visible en los archivos gráficos argentinos de distinto cuño y de distintas orientaciones es que nuestras vidas eran constantemente maltratadas y falseadas, produciéndose a nuestro alrededor, y en la memoria de nuestras sociedades, una imagen distorsionada de quiénes éramos, qué hacíamos, qué deseábamos, qué soñábamos.
Dicho de modo simple: lo que se exponía de nosotrxs, lo que se hacía público era alterado, ladino y traicionero. Pero esas palabras y esas notas están entre lo poco que tenemos: es con esos documentos arteros que nos toca trabajar. Y hacia ellos vamos. Sosteniendo en alto las voces que atraviesan el tiempo y corrigen la maledicencia. Entre ellas, soberana, se alza la voz de Malva Solís, nuestra madre superiora travesti, que cruzó caminando la Cordillera de los Andes junto a tres maricas adolescentes amigas para pisar suelo argentino allá por enero de 1943.
La aparición de este documento permite un cotejo interesante y necesario entre las afirmaciones de aquella cruel prensa gráfica y la memoria de nuestra querida ancestra. Aparece en primer lugar una cuestión de fechas. El artículo de la revista sitúa la fundación de MUA en 1957 (es decir, diez años antes de que el grupo Homosexuales de Buenos Aires hiciera circular el boletín clandestino Nuestro Mundo) mientras que Malva, en su autobiografía, la ubica “allá por 1948”. Por otro lado, el artículo de Ahora no solamente falsea algunos de los nombres y edades de las maricas de MUA, sino que inventa tensiones entre ellas y las acusa de robar dinero en las iglesias con el fin de destinarlo al despilfarro orgiástico.
No tenemos constancia de que estos robos hayan existido (de haber ocurrido, tal vez los celebraríamos y aplaudiríamos como acto de justicia marica). Sí nos consta, gracias al testimonio de Malva, que ella y sus amigas realizaban colectas para juntar dinero y ayudar a las compañeras hacinadas en el pabellón de homosexuales de Devoto (al que años más tarde también fue a parar durante tres meses Néstor Perlongher).
Alentando esta necesaria labor de cotejo, en esta segunda entrega de Perlas de archivo publicamos la primicia gráfica de Ahora (en formato original y transcrita) y la acompañamos de fragmentos tomados de trabajos que contienen testimonios de Malva en los que hace referencia al origen y a las actividades de MUA.
Estos trabajos son:
Mi recordatorio, la autobiografía de Malva Solís (Libros del Rojas, 2010), publicada con un ineludible prólogo de Marlene Wayar, entonces directora de El Teje, primer periódico travesti latinoamericano.
El artículo de María Soledad Cutuli titulado “Maricas y travestis: repensando experiencias compartidas”, que incluye una entrevista a Malva y fue publicado en la revista Sociedad y Economía en 2013
El bellísimo documental de Carina Sama, Con nombre de Flor, lanzado en 2019.
En estas tres instancias, leemos u oímos de boca de Malva cómo en aquellos años ella y un grupo de amigas se nuclean en Maricas Unidas Argentinas con el fin de apoyarse para sobrellevar la persecución callejera y la experiencia carcelaria. En palabras del sociólogo e investigador Santiago Joaquín Insausti: “Esta organización tenía un carácter fundamentalmente mutualista: asistían a las detenidas en la cárcel con contención, ropa y comida y también cuando recuperaban la libertad y se descubrían desalojadas de sus pensiones y despedidas de sus trabajos.
Durante el siglo pasado, las redes de solidaridad fueron vitales para que los homosexuales pudieran sobrevivir el aislamiento y la hostilidad. Sin embargo, fue necesario que se dieran ciertas condiciones para que estas redes empezaran a forjar un pensamiento político y a emerger en el espacio público disputando los sentidos hegemónicos sobre la homosexualidad”. En el mismo sentido, se ha expresado Ivana Tintilay, archivista travesti y trabajadora sexual:
“De acuerdo a los testimonios de nuestras ancestras, en Argentina podemos ubicar las primeras resistencias maricas-travestis allá por fines de la década del 40 con la primer caída a la cárcel de Devoto de Malva y sus amigas, que pocos años más tarde se organizaron para llevar comida y ropa para las compañeras presas que colmaban el pabellón amoral de la cárcel de Devoto y crearon la primera organización a la que llamaron MUA (Maricas Unidas Argentinas). ¿Vos te imaginás lo que habrán sido esos pasillos carcelarios húmedos y oscuros?
Pánico, violencia y escarmiento, pero también risas, escándalo y fiesta. Porque aun en las situaciones más traumáticas que hemos vivido, como ves que lo prueban las fotografías de la prensa, nunca hemos perdido la carcajada. La risa frente al opresor como una forma de resistencia. Entonces, a partir de Malva hubo toda una militancia en la que, desde las maricas y travas más recatadas hasta las más borrachas, drogadas, quilomberas, putas y escandalosas enfrentamos a toda una sociedad heterosexual y a la policía con nuestros cuerpos. Yo fui una de ellas, una puta orgullosa que jamás se rindió”. (Ivana Tintilay, en entrevista con Juan Queiroz, 2021).
Hoy, gracias a este documento gráfico, que tenía como intención estigmatizar y atizar la persecución de nuestras antepasadas, logramos paradójicamente respaldar aún más la palabra de Malva, recuperar una parte hasta ahora desconocida de MUA, y sumar una pieza decisiva al complejo rompecabezas de nuestra historia.
Transcripción
Revista AHORA, 21 de noviembre de 1958
SUSTRAJERON MÁS DE $ 100.000 QUE DESPILFARRARON EN ORGÍAS
Rosario. (De la Agencia O.P.L.A., especial para la revista “AHORA”)
El cronista busca la nota, y esta vez la nota está en la seccional primera de policía. Es un hecho común: sustracción de dinero de las alcancías ubicadas en distintas iglesias. Por supuesto que el cronista no espera encontrarse con el sujeto de mirada extraviada que aún tiene olor a pólvora en las manos tras el crimen violento o el cínico de mirada al suelo que ha apuñalado por la espalda al amigo que lo alojó en su casa durante varios años. No. Se prepara para enfrentar al muchachito huidizo que esperó pacientemente y en actitud de rezo que el cura o empleado dela sacristía se distrajera para hacer palanca en la tapa de la alcancía y alzarse con los pesitos que la caridad cristiana había depositado con la mente puesta en los desamparados.
Pero lo que encontró el cronista, superó todos sus cálculos. Se halló frente a los componentes de una organización extraña e indecente, que en forma brutal expuso ante su vista el desecho de la humanidad representada por un grupo de amorales que configuran un pavoroso problema social.
LA M.U.A.
No es la primera vez que estos sujetos dan trabajo a la policía. Son viejos conocidos de quienes en su diario quehacer deben enfrentarse con todas las miserias de la vida. Siete son los que esta vez se unieron para delinquir y obtener fondos que dedicaron exclusivamente a orgías en extramuros, en la que cada vez se agasajaba a un nuevo adepto.
Juana de Arco, la Negra Tucumana, la Gallega, Guillermina, Malva Loca, Fanny y la Vaca Mocha se exhiben ahí, ante los ojos del cronista, unidos en una desgracia psíquica y en un mismo sumario por delincuencia.
-Hace un año formamos una sociedad, la M.U.A.
-Nosotras siete... Prometimos que si alguna caía presa, todas
estaríamos juntas (!)...
-¿Qué quiere decir la M.U.A.?
-¿Qué quiere decir la M.U.A.?
-Maricas Unidos Argentinos.
-¿Qué tal? ¿Les parece absurdo? Les seguiré contando.
-¿Qué tal? ¿Les parece absurdo? Les seguiré contando.
El cronista deja
trabajar al fotógrafo.
Los amorales adoptan
las poses que
estiman “divinas” para la posteridad. Un funcionario nos aclara:
-La investigación se inició ante la denuncia del mayordomo de la Iglesia Catedral que notó una violación de una de las alcancías. Así fue como detuvimos a Jorge Alberto Cabanillas, alias Malva Loca.
-¿Cuántos años tiene?
-Veintiún años. Es el jefe de la organización, Cabanillas e Indalecio Isidro Alarcón, que lo llaman la Juana de Arco y tiene 24 años, eran los que robaban las alcancías. Con un alambre en forma de gancho en un extremo y con una punta en el otro, sustraían el dinero.
-¿Cuánto robaron?
-Supera los cien mil pesos. El “mejor negocio”, como dicen ellos, lo hacían en la Catedral. De allí sustrajeron cerca de 70.000 pesos. También robaron en las iglesias San Antonio, Lourdes, Santa Rosa, Perpetuo Socorro y San Miguel Arcángel. En la de Lourdes en pocos días se robaron $7.000 y en Santa Rosa robaron un billete de mil pesos que había sobre el altar...
El fotógrafo lucha con la “coquetería” de estos amorales. Cuando les pide a dos de ellos que posen juntos, se resisten.
-No me hablo con esa...
-A mí no me van a sacar al lado tuyo, porquería...
La paciencia superó el trance y fue tomada la foto. La Negra Tucumana, es un gordo repelente que incursionó en los tablados de algunos cafetines cantando tangos. Entonces se llamaba Carlos Duval y tiene 34 años.
-Lo que robaban lo destinaban a sus “fiestas”. Para saber si los creyentes habían dejado bastante dinero en las alcancías, probaban primero con una moneda. Si ésta producía un ruido a madera, no “trabajaban”, pues les indicaba que había poco dinero. Si hacía mucho ruido, no se esmeraban mucho, pues abundaban las monedas, pero si no hacía ningún ruido..., entonces la saqueaban, seguros de hallar muchos billetes. Los “picos” los volvían a depositar en alcancías de iglesias pobres...
-¿Y cómo se llaman los otros?
-Los que secundaban a Cabanillas y a Alarcón, oficiando como “campanas”, son Antonio Carlos Lira, alias La Negra Tucumana, de 34 años; Rafael Pérez, alias La Gallega, de 40; Domingo Villena, alias Fanny, 41; Luis Sebastían María, alias La Vaca Mocha, de 26 años; Guillermo Enrique Schritels, alias La Guillermina, 25 años, y hay uno que está prófugo: Ricardo Miranda, alias Tanny.
Los amorales vuelven a sus celdas. Se los procesa por robo y asociación ilícita. Y el cronista sigue ahondando el tema para dar forma a una nota que tiene ribetes de tristeza. Acaso era mejor un crimen, como epílogo de pasiones violentas o hasta un asalto,con la audacia de quien se expone a que lo acribillen a balazos. Algo más varonil. Lamentable, trágico, desagradable. Pero no estas cosas que parecen absurdas y que el cronista debe enfrentar en su eterna búsqueda de hechos y cosas que el papel devorará insaciablemente con la inofensiva apariencia de una hoja en blanco rotando al compás del carro de la máquina de escribir.
La pluma y la palabra de Malva
●Fragmento del libro de Malva Solís Mi recordatorio. Autobiografía de Malva. Libros del Rojas. Buenos Aires: 2010.
“Esto que explicaré nos involucró allá por 1948. Es en esa fecha en que surge la idea de agruparnos de modo clandestino, como una especie de logia, tomando para ello una sigla identificatoria MUA, Maricas Unidas Argentinas, con un fin claramente definido: aglutinar a todos los maricones voluntariosos y solidarios para cooperar económicamente a favor de aquellos que cumplían arrestos en Devoto y que por motivos personales carecían de visitas o paquetes de comida. La forma de contribuir de acuerdo a nuestra idea era que cada integrante de esta cruzada se comprometía simbólicamente a aportar algún dinero para el sostenimiento de una caja que atendería las necesidades primarias de los maricones detenidos.
Para este métier circulaba un pequeño diario mimeografiado de tan solo dos hojas, repartido para su lectura en el café Iberia, ubicado en ese momento en Avenida de Mayo. Duró muy poco este proyecto mutualista. Fuimos borrados del mapa por la comisaría cuarta y Seguridad Personal. Nos arrearon a todos y hasta Devoto no paramos. Felizmente no secuestraron ningún ejemplar de nuestro diario, como tampoco a quien lo mimeografiaba. Ningún abogado consultado nos dio una respuesta alentadora, pues corríamos el riesgo de ser sospechados de confabuladores de la seguridad interna. Todo quedó en la nada y no pasó de ser una tonta aspiración” (p. 69).
●Malva Solís citada en Cutuli, María Soledad. “Maricas y travestis: repensando experiencias compartidas”, Revista Sociedad y Economía, núm. 24, enero-junio, 2013, pp. 183-206. Universidad del Valle Cali, Colombia.
M: “Maricas Unidas Argentinas”. Mirá, el motivo fue muy altruista. Por ejemplo, venían los militares, me tocaba a mí o a cualquiera. No teníamos una visita, pasábamos un hambre insoportable. Nadie se ocupaba de nosotros, de llevarnos un pucho. Entonces, surge la idea de que las mariconas, de formar como una mutual. Cada una ponía cinco pesos, se juntaba y se compraba mercadería, cigarrillos, chocolate, leche en polvo, no, leche en polvo no existía en ese momento, leche chocolatada, café, té y cigarrillos y se lo daba a la mamá, a la hermana para que fuera a Devoto a llevar a los maricones. Dos o tres madres o las hermanas, unos bagayos enormes para llevar a nosotros (Entrevista a Malva, marzo de 2012).
●Fragmento del testimonio de Malva en Con nombre de Flor, documental de Carina Sama (2019), cuando relata el surgimiento de MUA:
“Había una mariquita que le decíamos “la Copetinera”, y la Copetinera un día dice “chicas, qué les parece si formamos una mutual, cada una pone diez pesos... dos pesos...” que en ese tiempo la moneda era muy alta... bueno, con el fin de mandarle paquetes a las mariquitas que están en Devoto y que no tienen un alma que se les acerque. Pobrecitas ni siquiera tienen cigarrillos, quieren comer un pedazo de pan con queso y no tienen. Entonces nosotras reunimos la plata semanalmente o quincenalmente, compramos y les mandamos a las que están allá, y eso lo hacemos nosotras, ya que tenemos la suerte de estar afuera.
El día que caigamos, nos traen a nosotras. Nosotros teníamos un diarito, era una página doblada en dos, y decía MUA, Maricas Unidas Argentinas, y ahí se comentaban, por ejemplo, los chismes del momento: “ la Fulana está con treinta días en Devoto, o la Mengana salió y se encontró con su marido... Fulana hace un cachengue y nos invita....” Chimentos, chimentos de nosotras. Nunca falta el muy corneta, que esto llega a oídos de Seguridad Personal, que en ese tiempo lo dirigía Antonio Di Tomaso, un [hombre] de fierro, un perro rabioso, homofóbico, y ordena la gran razzia.
Salta la bronca, y buscaban al mimeógrafo. Y ninguna dijo nada. Capturan... secuestran la página, vamos todas con treinta días a Devoto, y dijimos, “no chicas..., no.... Nos han cortado las ganas de vivir... nos han cercenado todas las libertades”.
Fuentes
Cutuli, María Soledad. “Maricas y travestis: repensando experiencias compartidas”, Revista Sociedad y Economía, núm. 24, enero-junio, 2013, pp. 183-206. Universidad del Valle Cali, Colombia.
Insausti, Santiago Joaquin. “Una historia del Frente de Liberación Homosexual y la izquierda en Argentina.” Estudos Feministas. Florianopolis: Universidad Federal de Santa Catarina. Vol .27, no. 2, Agosto 2019.
Queiroz, Juan. Entrevista inédita a Ivana TIntilay. 2021.
Sama, Carina. Con nombre de flor. Documental sobre Malva Solis. Argentina, 2019.
Solis, Malva. Mi recordatorio. Autobiografía de Malva. Prólogo de Marlene Wayar. Libros del Rojas. Buenos Aires, 2010.
Graciasss/revistas.untref.edu.ar/ellugar/article/
-La investigación se inició ante la denuncia del mayordomo de la Iglesia Catedral que notó una violación de una de las alcancías. Así fue como detuvimos a Jorge Alberto Cabanillas, alias Malva Loca.
-¿Cuántos años tiene?
-Veintiún años. Es el jefe de la organización, Cabanillas e Indalecio Isidro Alarcón, que lo llaman la Juana de Arco y tiene 24 años, eran los que robaban las alcancías. Con un alambre en forma de gancho en un extremo y con una punta en el otro, sustraían el dinero.
-¿Cuánto robaron?
-Supera los cien mil pesos. El “mejor negocio”, como dicen ellos, lo hacían en la Catedral. De allí sustrajeron cerca de 70.000 pesos. También robaron en las iglesias San Antonio, Lourdes, Santa Rosa, Perpetuo Socorro y San Miguel Arcángel. En la de Lourdes en pocos días se robaron $7.000 y en Santa Rosa robaron un billete de mil pesos que había sobre el altar...
El fotógrafo lucha con la “coquetería” de estos amorales. Cuando les pide a dos de ellos que posen juntos, se resisten.
-No me hablo con esa...
-A mí no me van a sacar al lado tuyo, porquería...
La paciencia superó el trance y fue tomada la foto. La Negra Tucumana, es un gordo repelente que incursionó en los tablados de algunos cafetines cantando tangos. Entonces se llamaba Carlos Duval y tiene 34 años.
-Lo que robaban lo destinaban a sus “fiestas”. Para saber si los creyentes habían dejado bastante dinero en las alcancías, probaban primero con una moneda. Si ésta producía un ruido a madera, no “trabajaban”, pues les indicaba que había poco dinero. Si hacía mucho ruido, no se esmeraban mucho, pues abundaban las monedas, pero si no hacía ningún ruido..., entonces la saqueaban, seguros de hallar muchos billetes. Los “picos” los volvían a depositar en alcancías de iglesias pobres...
-¿Y cómo se llaman los otros?
-Los que secundaban a Cabanillas y a Alarcón, oficiando como “campanas”, son Antonio Carlos Lira, alias La Negra Tucumana, de 34 años; Rafael Pérez, alias La Gallega, de 40; Domingo Villena, alias Fanny, 41; Luis Sebastían María, alias La Vaca Mocha, de 26 años; Guillermo Enrique Schritels, alias La Guillermina, 25 años, y hay uno que está prófugo: Ricardo Miranda, alias Tanny.
Los amorales vuelven a sus celdas. Se los procesa por robo y asociación ilícita. Y el cronista sigue ahondando el tema para dar forma a una nota que tiene ribetes de tristeza. Acaso era mejor un crimen, como epílogo de pasiones violentas o hasta un asalto,con la audacia de quien se expone a que lo acribillen a balazos. Algo más varonil. Lamentable, trágico, desagradable. Pero no estas cosas que parecen absurdas y que el cronista debe enfrentar en su eterna búsqueda de hechos y cosas que el papel devorará insaciablemente con la inofensiva apariencia de una hoja en blanco rotando al compás del carro de la máquina de escribir.
La pluma y la palabra de Malva
●Fragmento del libro de Malva Solís Mi recordatorio. Autobiografía de Malva. Libros del Rojas. Buenos Aires: 2010.
“Esto que explicaré nos involucró allá por 1948. Es en esa fecha en que surge la idea de agruparnos de modo clandestino, como una especie de logia, tomando para ello una sigla identificatoria MUA, Maricas Unidas Argentinas, con un fin claramente definido: aglutinar a todos los maricones voluntariosos y solidarios para cooperar económicamente a favor de aquellos que cumplían arrestos en Devoto y que por motivos personales carecían de visitas o paquetes de comida. La forma de contribuir de acuerdo a nuestra idea era que cada integrante de esta cruzada se comprometía simbólicamente a aportar algún dinero para el sostenimiento de una caja que atendería las necesidades primarias de los maricones detenidos.
Para este métier circulaba un pequeño diario mimeografiado de tan solo dos hojas, repartido para su lectura en el café Iberia, ubicado en ese momento en Avenida de Mayo. Duró muy poco este proyecto mutualista. Fuimos borrados del mapa por la comisaría cuarta y Seguridad Personal. Nos arrearon a todos y hasta Devoto no paramos. Felizmente no secuestraron ningún ejemplar de nuestro diario, como tampoco a quien lo mimeografiaba. Ningún abogado consultado nos dio una respuesta alentadora, pues corríamos el riesgo de ser sospechados de confabuladores de la seguridad interna. Todo quedó en la nada y no pasó de ser una tonta aspiración” (p. 69).
●Malva Solís citada en Cutuli, María Soledad. “Maricas y travestis: repensando experiencias compartidas”, Revista Sociedad y Economía, núm. 24, enero-junio, 2013, pp. 183-206. Universidad del Valle Cali, Colombia.
M: “Maricas Unidas Argentinas”. Mirá, el motivo fue muy altruista. Por ejemplo, venían los militares, me tocaba a mí o a cualquiera. No teníamos una visita, pasábamos un hambre insoportable. Nadie se ocupaba de nosotros, de llevarnos un pucho. Entonces, surge la idea de que las mariconas, de formar como una mutual. Cada una ponía cinco pesos, se juntaba y se compraba mercadería, cigarrillos, chocolate, leche en polvo, no, leche en polvo no existía en ese momento, leche chocolatada, café, té y cigarrillos y se lo daba a la mamá, a la hermana para que fuera a Devoto a llevar a los maricones. Dos o tres madres o las hermanas, unos bagayos enormes para llevar a nosotros (Entrevista a Malva, marzo de 2012).
●Fragmento del testimonio de Malva en Con nombre de Flor, documental de Carina Sama (2019), cuando relata el surgimiento de MUA:
“Había una mariquita que le decíamos “la Copetinera”, y la Copetinera un día dice “chicas, qué les parece si formamos una mutual, cada una pone diez pesos... dos pesos...” que en ese tiempo la moneda era muy alta... bueno, con el fin de mandarle paquetes a las mariquitas que están en Devoto y que no tienen un alma que se les acerque. Pobrecitas ni siquiera tienen cigarrillos, quieren comer un pedazo de pan con queso y no tienen. Entonces nosotras reunimos la plata semanalmente o quincenalmente, compramos y les mandamos a las que están allá, y eso lo hacemos nosotras, ya que tenemos la suerte de estar afuera.
El día que caigamos, nos traen a nosotras. Nosotros teníamos un diarito, era una página doblada en dos, y decía MUA, Maricas Unidas Argentinas, y ahí se comentaban, por ejemplo, los chismes del momento: “ la Fulana está con treinta días en Devoto, o la Mengana salió y se encontró con su marido... Fulana hace un cachengue y nos invita....” Chimentos, chimentos de nosotras. Nunca falta el muy corneta, que esto llega a oídos de Seguridad Personal, que en ese tiempo lo dirigía Antonio Di Tomaso, un [hombre] de fierro, un perro rabioso, homofóbico, y ordena la gran razzia.
Salta la bronca, y buscaban al mimeógrafo. Y ninguna dijo nada. Capturan... secuestran la página, vamos todas con treinta días a Devoto, y dijimos, “no chicas..., no.... Nos han cortado las ganas de vivir... nos han cercenado todas las libertades”.
Fuentes
Cutuli, María Soledad. “Maricas y travestis: repensando experiencias compartidas”, Revista Sociedad y Economía, núm. 24, enero-junio, 2013, pp. 183-206. Universidad del Valle Cali, Colombia.
Insausti, Santiago Joaquin. “Una historia del Frente de Liberación Homosexual y la izquierda en Argentina.” Estudos Feministas. Florianopolis: Universidad Federal de Santa Catarina. Vol .27, no. 2, Agosto 2019.
Queiroz, Juan. Entrevista inédita a Ivana TIntilay. 2021.
Sama, Carina. Con nombre de flor. Documental sobre Malva Solis. Argentina, 2019.
Solis, Malva. Mi recordatorio. Autobiografía de Malva. Prólogo de Marlene Wayar. Libros del Rojas. Buenos Aires, 2010.
Graciasss/revistas.untref.edu.ar/ellugar/article/
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