MARICAS UNIDAS ARGENTINAS (MUA) 2

PERLAS DE ARCHIVO II: DOCUMENTOS SOBRE
MARICAS UNIDAS ARGENTINAS (MUA)
 
Juan Queiroz
Archivos Desviados
Archivista y editor, cofundador de Moléculas Malucas
Contacto: queirozjuan@yahoo.com
 
noviembre 2022

Imagen: Doble página Revista AHORA. Noviembre de 1958.

En esta segunda entrega de Perlas de archivo presentamos un artículo publicado en 1958 por la revista sensacionalista argentina Ahora sobre la pequeña agrupación Maricas Unidas Argentinas (MUA). Se trata del primer testimonio gráfico conocido hasta ahora sobre la existencia de este grupo, ya referido  en  los relatos  escritos  y  orales  de  una  de  sus fundadoras,  la  chilena Malva  Solís. En  cierto  sentido,  esta  es  la  pieza que  faltaba para alentar a historiadorxs aferradxs a la confirmación del documento en papel, entre lxs que me  incluyo,  a  complejizar  aún  más  la  historia  de  los  orígenes  del  movimiento  de  las disidencias sexuales en Argentina.  
 
Quienes  trabajamos  con  documentos  sobre  nuestras  comunidades  producidos  por distintas instituciones de la sociedad civil y del Estado, sabemos que estamos en campo minado y tenemos que movernos con cuidado. Aprendimos hace décadas que nada de lo que esos archivos contengan puede ser tomado al pie de la letra por la sencilla razón de que fueron elaborados por el enemigo. Esto resulta obvio cuando se trata de materiales de  archivos  policiales,  militares  o  psiquiátricos,  directamente  asociados  con  formas violentas de represión.
 
Pero la cautela y la sospecha son también necesarias cuando nos enfrentamos a otro tipo de documentos, producidos por otras instituciones, en principio más benévolas. Por ejemplo, y ante todo, los medios de la prensa gráfica sensacionalista, que desde sus coberturas y titulares se ocuparon de manera sistemática, y a lo largo de todo  el  siglo  XX,  de  perseguir,  infamar  y  patologizar  la  disidencia  sexual,  a  la  que consideraban inadmisible dentro del encarnizado orden de normalidad que impusieron los  distintos  gobiernos,  tanto  dictatoriales  como  democráticos. 
 
En  diarios,  revistas, pasquines y  suplementos poco  se nos  mencionaba,  poco  se  nos  convocaba.  Y cuando éramos  invitadas  a  la  fiesta  de  la  representación,  a  cierta  visibilidad,  se  nos  imponían condiciones, disfraces, máscaras. Hablando suavemente. Porque lo que se hace visible en los  archivos  gráficos  argentinos  de  distinto  cuño  y  de  distintas  orientaciones  es  que nuestras  vidas  eran  constantemente  maltratadas  y  falseadas,  produciéndose  a  nuestro alrededor, y en la memoria de nuestras sociedades, una imagen distorsionada de quiénes éramos, qué hacíamos, qué deseábamos, qué soñábamos.
 
Dicho de modo simple: lo que se exponía de nosotrxs, lo que se hacía público era alterado, ladino y traicionero. Pero esas  palabras  y  esas  notas  están  entre  lo  poco  que  tenemos:  es  con  esos  documentos arteros  que  nos  toca  trabajar.  Y  hacia  ellos  vamos.  Sosteniendo  en  alto  las  voces  que atraviesan el tiempo y corrigen la maledicencia. Entre ellas, soberana, se alza la  voz de Malva Solís, nuestra madre superiora travesti, que cruzó caminando la Cordillera de los Andes junto a tres maricas adolescentes amigas para pisar suelo argentino allá por enero de 1943.
 

La  aparición  de  este  documento  permite  un  cotejo  interesante  y  necesario  entre  las afirmaciones  de  aquella cruel  prensa  gráfica  y  la  memoria  de  nuestra  querida  ancestra. Aparece en primer lugar una cuestión de fechas. El artículo de la revista sitúa la fundación de MUA en 1957 (es decir, diez  años antes de que el grupo Homosexuales de Buenos Aires  hiciera  circular  el  boletín  clandestino Nuestro  Mundo)  mientras  que  Malva,  en  su autobiografía, la ubica “allá por 1948”. Por otro lado, el artículo de Ahora no solamente falsea  algunos  de  los  nombres  y  edades  de  las  maricas  de  MUA,  sino  que  inventa tensiones entre ellas y las acusa de robar dinero en las iglesias con el fin de destinarlo al despilfarro  orgiástico. 
 
No  tenemos  constancia  de  que  estos  robos  hayan existido  (de haber ocurrido, tal vez los celebraríamos y aplaudiríamos como acto de justicia marica). Sí  nos  consta,  gracias  al  testimonio  de  Malva,  que  ella y  sus  amigas realizaban  colectas para juntar dinero y ayudar a las compañeras hacinadas en el pabellón de homosexuales de  Devoto  (al  que  años  más  tarde  también  fue  a  parar  durante  tres  meses  Néstor Perlongher).
 
Alentando  esta  necesaria  labor  de  cotejo,  en  esta  segunda  entrega  de Perlas  de  archivo publicamos  la  primicia  gráfica  de Ahora (en  formato  original  y  transcrita)  y  la acompañamos de fragmentos tomados de trabajos que contienen testimonios de Malva en los que hace referencia al origen y a las actividades de MUA.
 
Estos trabajos son:
 
Mi recordatorio, la autobiografía de Malva Solís (Libros del Rojas, 2010), publicada con un ineludible  prólogo  de  Marlene  Wayar,  entonces  directora  de El  Teje,  primer  periódico travesti latinoamericano.
 
El artículo de María Soledad Cutuli titulado “Maricas y travestis: repensando experiencias compartidas”, que incluye una entrevista a Malva y fue publicado en la revista Sociedad y Economía en 2013
 
El bellísimo documental de Carina Sama, Con nombre de Flor, lanzado en 2019.
 
En estas tres instancias, leemos u oímos de boca de Malva cómo en aquellos años ella y un grupo de amigas se nuclean en Maricas Unidas Argentinas con el fin de apoyarse para sobrellevar la persecución callejera y la experiencia carcelaria. En palabras del sociólogo e investigador Santiago Joaquín Insausti: “Esta  organización  tenía  un  carácter  fundamentalmente  mutualista:  asistían  a  las detenidas en la cárcel con contención, ropa y comida y también cuando recuperaban la libertad y se descubrían desalojadas de sus pensiones y despedidas de sus trabajos.
 
Durante el siglo pasado, las redes de solidaridad fueron vitales para que los homosexuales pudieran sobrevivir el aislamiento y la hostilidad. Sin embargo, fue necesario que se dieran ciertas condiciones para que estas redes empezaran a forjar un pensamiento político y a emerger   en   el   espacio   público   disputando   los   sentidos   hegemónicos   sobre   la homosexualidad”. En  el  mismo  sentido,  se  ha  expresado  Ivana  Tintilay,  archivista  travesti  y  trabajadora sexual:
 
“De acuerdo a los testimonios de nuestras ancestras, en Argentina podemos ubicar las primeras  resistencias  maricas-travestis  allá  por  fines  de  la  década  del  40  con  la  primer caída  a  la  cárcel  de  Devoto  de  Malva  y  sus  amigas,  que  pocos  años  más  tarde  se organizaron  para  llevar  comida  y  ropa  para  las  compañeras  presas  que  colmaban  el pabellón  amoral  de  la  cárcel  de  Devoto  y  crearon  la  primera  organización  a  la  que llamaron MUA (Maricas Unidas Argentinas). ¿Vos te imaginás lo que habrán sido esos pasillos  carcelarios  húmedos  y  oscuros? 
 
Pánico,  violencia  y  escarmiento,  pero  también risas, escándalo y fiesta. Porque aun en las situaciones más traumáticas que hemos vivido, como ves que lo prueban las fotografías de la prensa, nunca hemos perdido la carcajada. La risa frente al opresor como una forma de resistencia. Entonces, a partir de Malva hubo toda  una  militancia  en  la  que,  desde  las  maricas  y  travas  más  recatadas  hasta  las  más borrachas, drogadas, quilomberas, putas y escandalosas enfrentamos a toda una sociedad heterosexual y a la policía con nuestros cuerpos. Yo fui una de ellas, una puta orgullosa que jamás se rindió”. (Ivana Tintilay, en entrevista con Juan Queiroz, 2021).
 
Hoy, gracias a este documento gráfico, que tenía como intención estigmatizar y atizar la persecución  de  nuestras antepasadas,  logramos  paradójicamente  respaldar  aún  más  la palabra de  Malva,  recuperar  una parte  hasta ahora desconocida  de  MUA,  y  sumar  una pieza decisiva al complejo rompecabezas de nuestra historia.
 

Transcripción
 
Revista AHORA, 21 de noviembre de 1958
 
SUSTRAJERON MÁS DE $ 100.000 QUE DESPILFARRARON EN ORGÍAS
 
Rosario. (De la Agencia O.P.L.A., especial para la revista “AHORA”)
 
El cronista busca la nota, y esta vez la nota está en la seccional primera de policía. Es un hecho  común:  sustracción  de  dinero  de  las  alcancías  ubicadas en  distintas iglesias.  Por supuesto que  el  cronista  no  espera encontrarse  con  el  sujeto  de  mirada  extraviada que aún  tiene  olor  a pólvora  en  las  manos  tras  el crimen  violento  o  el  cínico  de  mirada  al suelo que  ha apuñalado  por  la  espalda al  amigo que  lo  alojó en  su  casa  durante  varios años. No. Se prepara para enfrentar al muchachito huidizo que esperó pacientemente y en actitud de rezo que el cura o empleado dela sacristía se distrajera para hacer palanca en la tapa de la alcancía y alzarse con los pesitos que la caridad cristiana había depositado con la mente puesta en los desamparados.
 
Pero  lo  que  encontró  el  cronista,  superó  todos  sus  cálculos.  Se  halló  frente  a  los componentes de una organización extraña e indecente, que en forma brutal expuso ante su  vista  el  desecho  de  la  humanidad  representada  por  un  grupo  de  amorales  que configuran un pavoroso problema social.
 
                                                LA M.U.A.
 
No es la primera vez que estos sujetos dan trabajo a la policía. Son viejos conocidos de quienes en su diario quehacer deben enfrentarse con todas las miserias de la vida. Siete son  los  que  esta  vez  se  unieron  para  delinquir  y  obtener  fondos  que  dedicaron exclusivamente a orgías en extramuros, en la que cada vez se agasajaba a un nuevo adepto.

Juana de Arco, la Negra Tucumana, la Gallega, Guillermina, Malva Loca, Fanny y la Vaca Mocha se exhiben ahí, ante los ojos del cronista, unidos en una desgracia psíquica y en un mismo sumario por delincuencia.
 
-Hace un año formamos una sociedad, la M.U.A.

-Nosotras siete... Prometimos que si alguna caía presa, todas estaríamos juntas (!)...
 
-¿Qué quiere decir la M.U.A.?

-Maricas Unidos Argentinos.
 
-¿Qué tal? ¿Les parece absurdo? Les seguiré contando. 

El  cronista  deja  trabajar  al  fotógrafo.  Los  amorales  adoptan  las  poses  que  estiman “divinas” para la posteridad. Un funcionario nos aclara:
 
-La investigación  se  inició  ante  la  denuncia  del mayordomo  de  la  Iglesia  Catedral  que notó  una  violación  de  una  de  las  alcancías.  Así  fue  como  detuvimos  a  Jorge  Alberto Cabanillas, alias Malva Loca.
 
-¿Cuántos años tiene?
 
-Veintiún años. Es el jefe de la organización, Cabanillas e Indalecio Isidro Alarcón, que lo llaman la Juana de Arco y tiene 24 años, eran los que robaban las alcancías. Con un alambre  en  forma  de  gancho  en  un  extremo  y  con  una  punta  en  el  otro,  sustraían el dinero.
 
-¿Cuánto robaron?
 
-Supera los cien mil pesos. El “mejor negocio”, como dicen ellos, lo hacían en la Catedral. De allí sustrajeron cerca de 70.000 pesos. También robaron en las iglesias San Antonio,  Lourdes,  Santa  Rosa,  Perpetuo  Socorro  y  San  Miguel  Arcángel.  En  la  de Lourdes en pocos días se robaron $7.000 y en Santa Rosa robaron un billete de mil pesos que había sobre el altar...
 
El fotógrafo lucha con la “coquetería” de estos amorales. Cuando les pide a dos de ellos que posen juntos, se resisten.
 
-No me hablo con esa...
 
-A mí no me van a sacar al lado tuyo, porquería...
 
La paciencia  superó  el  trance  y  fue  tomada la  foto.  La Negra  Tucumana,  es  un  gordo repelente que incursionó en los tablados de algunos cafetines cantando tangos. Entonces se llamaba Carlos Duval y tiene 34 años.
 
-Lo que robaban lo destinaban a sus “fiestas”. Para saber si los creyentes habían dejado bastante dinero en las alcancías, probaban primero con una moneda. Si ésta producía un ruido a madera, no “trabajaban”, pues les indicaba que había poco dinero. Si hacía mucho ruido, no se esmeraban mucho, pues abundaban las monedas, pero si no hacía ningún ruido..., entonces la saqueaban, seguros de hallar muchos billetes. Los “picos” los volvían a depositar en alcancías de iglesias pobres...
 
-¿Y cómo se llaman los otros?
 
-Los que secundaban a Cabanillas y a Alarcón, oficiando como “campanas”, son Antonio Carlos Lira, alias La Negra Tucumana, de 34 años; Rafael Pérez, alias La Gallega, de 40; Domingo Villena, alias Fanny, 41; Luis Sebastían María, alias La Vaca Mocha, de 26 años; Guillermo Enrique Schritels, alias La Guillermina, 25 años, y hay uno que está prófugo: Ricardo Miranda, alias Tanny.
 
Los  amorales  vuelven  a  sus  celdas.  Se  los  procesa  por  robo  y  asociación  ilícita.  Y  el cronista sigue ahondando el tema para dar forma a una nota que tiene ribetes de tristeza. Acaso era mejor un crimen, como epílogo de pasiones violentas o hasta un asalto,con la audacia de quien se expone a que lo acribillen a balazos. Algo más varonil. Lamentable, trágico, desagradable. Pero no estas cosas que parecen absurdas y que el cronista debe enfrentar en su eterna búsqueda de hechos y cosas que el papel devorará insaciablemente con  la  inofensiva  apariencia  de  una  hoja  en  blanco  rotando  al  compás  del  carro  de  la máquina de escribir.
 
La pluma y la palabra de Malva
 
        ●Fragmento  del  libro  de  Malva Solís Mi recordatorio.  Autobiografía  de  Malva. Libros del Rojas. Buenos Aires: 2010.
 
“Esto que explicaré nos involucró allá por 1948. Es en esa fecha en que surge la idea de agruparnos de modo clandestino, como una especie de logia, tomando para ello una sigla identificatoria  MUA,  Maricas  Unidas  Argentinas,  con  un  fin  claramente  definido: aglutinar a todos los maricones voluntariosos y solidarios para cooperar económicamente a  favor  de  aquellos  que  cumplían  arrestos  en  Devoto  y  que  por  motivos  personales carecían de visitas o paquetes de comida. La forma de contribuir de acuerdo a nuestra idea era que cada integrante de esta cruzada se comprometía simbólicamente a aportar algún dinero para el sostenimiento de una caja que atendería las necesidades primarias de los maricones detenidos.
 
Para  este métier circulaba  un  pequeño  diario  mimeografiado  de  tan  solo  dos  hojas, repartido para su lectura en el café Iberia, ubicado en ese momento en Avenida de Mayo. Duró  muy  poco  este proyecto  mutualista.  Fuimos  borrados  del  mapa por  la  comisaría cuarta  y  Seguridad  Personal.  Nos  arrearon  a  todos  y  hasta  Devoto  no  paramos. Felizmente no secuestraron ningún ejemplar de nuestro diario, como tampoco a quien lo mimeografiaba.  Ningún  abogado  consultado  nos  dio  una  respuesta  alentadora,  pues corríamos el riesgo de ser sospechados de confabuladores de la seguridad interna. Todo quedó en la nada y no pasó de ser una tonta aspiración” (p. 69).
 
        ●Malva  Solís  citada en Cutuli, María Soledad. “Maricas y travestis: repensando experiencias compartidas”, Revista Sociedad y Economía, núm. 24, enero-junio, 2013, pp. 183-206. Universidad del Valle Cali, Colombia.
 
M: “Maricas Unidas Argentinas”. Mirá, el motivo fue muy altruista. Por ejemplo, venían los  militares,  me  tocaba  a  mí  o  a  cualquiera.  No  teníamos  una  visita,  pasábamos  un hambre insoportable. Nadie se ocupaba de nosotros, de llevarnos un pucho. Entonces, surge la idea de que las mariconas, de formar como una mutual. Cada una ponía cinco pesos,  se  juntaba y  se  compraba mercadería,  cigarrillos,  chocolate,  leche  en  polvo,  no, leche en polvo no existía en ese momento, leche chocolatada, café, té y cigarrillos y se lo daba a la mamá, a la hermana para que fuera a Devoto a llevar a los maricones. Dos o tres madres o las hermanas, unos bagayos enormes para llevar a nosotros (Entrevista a Malva, marzo de 2012).
 
      ●Fragmento del testimonio de Malva en Con nombre de Flor, documental de Carina Sama (2019), cuando relata el surgimiento de MUA:
 
“Había una mariquita que le decíamos “la Copetinera”, y la Copetinera un día dice “chicas, qué les parece si formamos una mutual, cada una pone diez pesos... dos pesos...” que en ese tiempo la moneda era muy alta... bueno, con el fin de mandarle paquetes a las mariquitas que están en Devoto y que no tienen un alma que se les acerque. Pobrecitas ni siquiera tienen cigarrillos, quieren comer un pedazo de pan con queso y no tienen.   Entonces   nosotras   reunimos   la   plata   semanalmente   o   quincenalmente, compramos  y  les  mandamos  a  las  que  están  allá,  y  eso  lo  hacemos  nosotras,  ya  que tenemos la suerte de estar afuera.
 
El día que caigamos, nos traen a nosotras. Nosotros teníamos  un  diarito,  era  una  página  doblada  en  dos,  y  decía  MUA,  Maricas  Unidas Argentinas, y ahí se comentaban, por ejemplo, los chismes del momento: “ la Fulana está con treinta días en Devoto, o la Mengana salió y se encontró con su marido... Fulana hace un cachengue y nos invita....” Chimentos, chimentos de nosotras. Nunca falta el muy corneta, que esto llega a oídos de Seguridad Personal, que en ese tiempo lo dirigía Antonio Di Tomaso, un [hombre] de fierro, un perro rabioso, homofóbico, y ordena la gran razzia.
 
Salta la bronca, y buscaban al mimeógrafo. Y ninguna dijo nada. Capturan... secuestran la página, vamos todas con treinta días a Devoto, y dijimos, “no chicas..., no.... Nos han cortado las ganas de vivir... nos han cercenado todas las libertades”.
 
Fuentes
 
Cutuli,  María  Soledad.  “Maricas  y  travestis:  repensando  experiencias  compartidas”, Revista Sociedad y Economía, núm. 24, enero-junio, 2013, pp. 183-206. Universidad del Valle Cali, Colombia.
 
Insausti, Santiago Joaquin. “Una historia del Frente de Liberación  Homosexual  y  la izquierda en Argentina.” Estudos Feministas. Florianopolis: Universidad Federal de Santa Catarina. Vol .27, no. 2, Agosto 2019.
 
Queiroz, Juan. Entrevista inédita a Ivana TIntilay. 2021.
 
Sama, Carina. Con nombre de flor. Documental sobre Malva Solis. Argentina, 2019.
 
Solis, Malva. Mi recordatorio. Autobiografía de Malva. Prólogo de Marlene Wayar. Libros del Rojas. Buenos Aires, 2010.
 
Graciasss/revistas.untref.edu.ar/ellugar/article/


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