LOS EXILIADOS HOMOSEXUALES ARGENTINOS

UNA CIUDAD INVENTADA:
LOS EXILIADOS HOMOSEXUALES ARGENTINOS EN LA
ESPAÑA DE LA TRANSICIÓN DEMOCRÁTICA (1973-1983)
 
Por Javier Fernández-Galeano

Imagen: Ricardo Lorenzo y 
Héctor Anabitarte(de pie)
 
El infierno de los vivos no es algo que será; hay uno, es aquél que existe ya aquí, el infierno que habitamos todos los días, que formamos estan- do juntos. Dos maneras hay de no sufrirlo. La primera es fácil para muchos: aceptar el infier- no y volverse parte de él hasta el punto de no verlo más. La segunda es peligrosa y exige aten- ción y aprendizaje continuos: buscar y saber reconocer quién y qué, en medio del infierno, no es infierno, y hacerlo durar, y darle espacio.
 
                                                   Italo Calvino, Las ciudades invisibles.
 
En los ochenta, el exiliado argentino Héctor Anabitarte Rivas se dedicaba a recorrer los bares gais de Madrid, poniendo pegatinas con un número de teléfono de información sobre el VIH. Recuerda que, por aquel entonces, tanto los dueños de los bares como un número significativo de activistas eran reacios a reconocer que la propagación de la enfermedad requería de una respuesta organizada por parte del movimiento gay.1 En esos años, Héctor y su compañero Ricardo Lorenzo también escribían novelas eróticas para poder mantenerse, usando el seudónimo de Gian Kisser. En 1967, cuando todavía vivía en Buenos Aires, Anabitarte Rivas había fundado Nuestro Mundo junto con otros compañeros del sindicato de correos. Surgió así el primer grupo político homosexual de América Latina.
 
Dada su trayectoria sindical y su vinculación con el Partido Comunista, Anabitarte sintió que su seguridad personal estaba en peligro bajo el régimen de Videla, instaurado en 1976 en Argentina, y decidió marcharse del país tras el golpe de estado (Anabitarte Rivas 2005, 33-44). En España, por el contrario, la muerte del dictador Francisco Franco en 1975 había desencadenado un proceso de democratización durante el cual las personas LGBT tomaron las calles para exigir sus derechos.
 
1 Entrevista con Héctor Anabitarte Rivas, 25 de junio de 2012.

Este capítulo rastrea las historias de vida de varios homosexuales argentinos que llegaron a España desde 1973 a 1983 (exploradas en el segundo apartado), prestando especial atención a la trayectoria vital, activista e intelectual de Héctor Anabitarte Rivas y de Ricardo Lorenzo Sanz (en la que se enfoca el tercer apartado). De esta forma, se proponen una serie de hipótesis sobre las particularidades de la relación entre los exiliados homosexuales argentinos y la España de la transición, que a vez contribuyen a complejizar nuestra visión del exilio latinoamericano en Europa. La primera hipótesis es que la fascinación por la imagen que proyectaba la alta cultura europea no fue un factor significativo a la hora de guiar las trayectorias del exilio hacia España.
 
Si bien la europeidad fue central para la sociabilidad de los “entendidos” porteños, España no lo fue tanto. De hecho, muchos de los exiliados, especialmente los que llegaron a España antes de la muerte de Franco, narran este tránsito poniendo el énfasis en la contingencia, la falta de poder de decisión y la centralidad de factores exógenos, tales como las redes de parentesco, el castellano como lengua común y las oportunidades laborales a través de redes de exiliados ya establecidas. Al mismo tiempo, a partir de los años 1976 y 1977, esas historias de vida dan un giro fundamental en la representación de la España transicional, que pasa de ser un escenario gris, desangelado y carente de atractivo, a destacarse por el ambiente de fiesta anarquista que se vive en las calles y parques de Barcelona.
 
La segunda hipótesis es que el exilio conllevó una implicación plena de los exiliados en las políticas sexuales de la transición democrática española, en vez de constituirse como un periodo de espera que suspende el discurrir normal de la vida (Green 2018, 161). Los exiliados expresan un sentido de autoría con respecto a los acontecimientos y cambios de la transición española. Como afirma Rubén Mettini, “lo fuimos formando el país [España]”.2
 
En vez de experimentar el destape y otros fenómenos de la transición con extrañamiento, los exiliados argentinos, aprendiendo las lecciones del exilio republicano español de cuatro décadas antes, vislumbraron un marco de oportunidades para efectuar cambios concretos a través de las herramientas a su disposición, incluyendo el psicoanálisis, las experiencias activistas, las lecturas adquiridas durante años, la enseñanza, los medios
 
2 Entrevista con Rubén Mettini Vilas, 16 de abril de 2021.
 
de prensa y publicaciones especializadas, el porno suave y un largo etcétera. Entre otras cosas, durante su etapa en el exilio, activistas como Anabitarte Rivas contribuyeron a estrechar los lazos de los grupos españoles con redes transnacionales que habían creado al otro lado del Atlántico a principios de los setenta. Las historias orales apuntan que este marco de oportunidades era resultado de un desfase cultural entre España y los países de su entorno y entre las aspiraciones de modernización y europeización de los ciudadanos españoles y el legado que cuatro décadas de dictadura franquista habían dejado en las mentalidades, las costumbres cotidianas y la producción cultural.3
 
La tercera hipótesis es que el exilio es a menudo un camino de no retorno. Salvo Sergio Pérez, la mayoría de los argentinos exiliados en España que entrevisté para esta investigación desarrollaron a lo largo de los setenta y ochenta vínculos afectivos, carreras profesionales y redes activistas que de alguna forma los llevaron a permanecer en España hasta la....pdf

Comentarios