TODOS LOS HOMOSEXUALES SON HERMOSOS
Abraza a tu muchacho sin dejar el fusil: la experiencia
de la revista SOMOS, uno de los legados del FLH.
Por Adrián Melo
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Abraza a tu muchacho sin dejar el fusil: la experiencia
de la revista SOMOS, uno de los legados del FLH.
Por Adrián Melo
Entre fines de 1973 y enero de 1976, el Frente publicó de
manera clandestina un total de ocho números de una revista a la que llamó
Somos. Distribuida de mano en mano en tirajes de aproximadamente quinientos
ejemplares, fue la primera publicación en América latina que reivindicaba la
homosexualidad como categoría revolucionaria contra la opresión de la burguesía
y afirmaba sin ambages que todos los homosexuales son hermosos.
Cuenta la leyenda que todo comenzó el 1º de noviembre de
1968 en un conventillo de un suburbio de Buenos Aires. Allí se reunieron un
grupo de trabajadores y de jóvenes homosexuales de sectores populares liderados
por un dirigente sindical y ex militante comunista, Héctor Anabitarte, y
formaron Nuestro Mundo, grupo pionero en la Argentina en reivindicar la
liberación homosexual. En agosto de 1971, Nuestro Mundo abrió sus puertas a
intelectuales tales como Juan José Sebreli, Manuel Puig, Blas Matamoro, Néstor
Perlongher y Juan José Hernández, entre otros, que, inspirados en el Gay Power
americano y en otras organizaciones de liberación homosexual que surgían en
aquellos años en diversos países, decidieron constituir el Frente de Liberación
Homosexual de la Argentina.
Adoptaron como emblema el triángulo rosa invertido con el
que se distinguía a los homosexuales en los campos de concentración nazis y, al
calor de las luchas y los sueños revolucionarios de los años ’60, emprendieron
la tarea de concientizar a la sociedad por el camino de la liberación sexual y
la revolución social. Es con este fin que elaboraron primero el documento “Sexo
y revolución”, y que hacia fines de 1973 comienza a publicar la revista Somos.
Son años de radicalización política y de luchas por los
derechos de las minorías sexuales que habían germinado y estallado hacia fines
de la década anterior. Así encontramos en la revista Somos ciertas ideas y
tópicos recurrentes que forman parte, sin duda, del aire de su tiempo: la idea
de que la liberación social debe ir necesariamente de la mano de la liberación
sexual y de que no es posible la una sin la otra (ya lo decían las paredes de
París: “Cuanto más hago la revolución, más ganas tengo de hacer el amor.
Cuanto más hago el amor, más ganas tengo de hacer la
revolución”); la idea de que el deseo sexual y la homosexualidad constituyen
categorías subversivas que se oponen a instituciones burguesas; y la idea de
que la liberación de los sentidos es un medio de escapar al trabajo alienado y
a la explotación laboral.
Una nueva sciencia
sexualis
La revista Somos incluía, a grandes rasgos: informes
periodísticos; relatos y artículos de denuncia respecto de la represión y de la
cruda realidad que sufrían los homosexuales en las calles y en las comisarías;
ensayos con pretensión científica que reivindicaban la homosexualidad como un
fenómeno natural, transhistórico y revolucionario; escaso espacio para textos
de activistas lesbianas; manifiestos y slogans que expresaban el repudio ante
las razzias y los edictos policiales; y poesías que celebraban el deseo y los
amores de gays y lesbianas.
Se encuentran en sus páginas numerosas notas referidas a
homosexuales asesinados o detenidos por la policía, así como historias de
suicidios, maltratos y traiciones en contextos nacionales e internacionales.
Para citar sólo un ejemplo: en el Nº 2 de enero de 1974 se denuncia una ola de
violaciones y de masacre de homosexuales en Chile, a la vez que se repudia el
golpe militar de Pinochet: “En el jardín del fascismo, no cabe ninguna duda,
crece sólo la flor de la muerte, del terror.
Los homosexuales somos subversivos, sí: amamos la vida,
desarrollamos la imaginación, detestamos el autoritarismo, creemos en la
solidaridad humana, deseamos un sistema fundado en la libertad, pues es el
único que nos respetaría, rechazamos el ‘orden’ porque es sinónimo de opresión.
El pinochetismo es un mar de gusanos ciegos en perfecto orden”.
Manifiestos tales como “Libertad a los homosexuales
presos y a todos los detenidos por causas políticas e ideológicas”, “Derogación
de edictos policiales antihomosexuales y de toda legislación represiva”, eran
firmados por la el FLH a continuación de un slogan que se constituiría en
clásico para el grupo: “Por la unidad de los oprimidos. Amar y vivir libremente
en un país liberado”. Asimismo se denunciaba la censura a ciertas obras
artísticas tales como The Buenos Aires Affair, de Manuel Puig, o La boca de la
ballena, de Héctor Díaz Lastra.
No exenta de humor, la revista publicó también en su Nº 2
un test de inmoralidad que incluía items tales como “¿Se ha masturbado alguna
vez después de los dos años?” o “¿Conoce el significado de las siguientes
palabras: yirar, besos negros, sesenta y nueve, chongo?”, como pruebas
contundentes para saber de qué lado de la moralidad se está. Y consejos con
ribetes tragicómicos para épocas difíciles tales como instrucciones para actuar
en caso de ser detenido en la calle o ante alguna de las frecuentes razzias en
los lugares de encuentro, e incluso cómo actuar ante la tenebrosa prueba médica
para comprobar la existencia o no de dilatación anal (“Debe evitar agacharse
espontáneamente durante la prueba, pues en eso consiste, para la absurda
medicina forense, la presunción”).
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SOMOS: LA REVISTA SETENTISTA DE LA SEXUALIDAD Y LA
LIBERACIÓN
El primer número que salió al ruedo de la revista SOMOS se
editó en el año 1973. Abordaba diversos temas que tocaban de lleno a la
diversidad sexual de la época.
Tomás Máscolo
@PibeTiger
26 ago 2015
Desempolvando viejos archivos se va construyendo la
historia. Hace más de cuarenta años que esta revista pretendía ser una vidriera
de propaganda, poemas, y problemáticas que le sucedían a las personas LGTBI de
aquella época. Lo sorprendente es que muchas de sus consignas o artículos
siguen vigentes. Los hilos de continuidad de una militancia por la liberación
sexual contra la pacatería de una época marcada por la insurgencia de la clase
obrera en Argentina, desde el Rosariazo hasta el Cordobazo, por la guerra de
Vietnam, el Mayo Francés y el cuestionamiento global al capitalismo.
Una forma de prosa
plebeya
En el mes de diciembre del año 1973, Perón lanza una
“Campaña de Moralidad”, a la que el FLH le responde con un volante publicado
luego en SOMOS que se llamaba “La Tía Margarita impone la moda Gary Grant” – en
alusión al jefe de Policía Margaride. Denunciando: “Las fuerzas del orden se
han puesto a competir con Channel, Cristian Dior y otros centros de moda,
muñidos de hachas y tijeras. Policías recorren las calles de Capital y Gran Bs.
As. dispuestos a imponer el prototipo de los galanes yanquis de los 40 para los
jóvenes argentinos”.
Este hecho fue el puntapié para que entre 1973 y 1976, el
Frente de Liberación Homosexual (FLH) publique de manera clandestina ocho
números de una revista Somos, en tiradas de hasta quinientos ejemplares
distribuidas a mano.
La mayoría de las agrupaciones que pertenecían al FLH
creyeron que con el peronismo sus demandas iban a ser escuchadas. Nada más
ajeno a la realidad, porque debieron pasar a la clandestinidad y enfrentarse al
terrorismo de Estado de la Triple A, bajo el gobierno de Isabel Perón y “el
brujo” López Rega.
El violento oficio
de escritor
La revista reflejaba toda una época, intentó no sólo
replicar las voces de los sectores más oprimidos sino también la necesidad de
“organizarse contra el sistema capitalista y patriarcal”. Con algunas consignas
de cabecera: “Amar y vivir libremente en un país liberado, machismo es el
fascismo de entrecasa, por el aborto y el derecho a disponer del propio cuerpo,
eran algunos de los más sentidos”.
De la mano de figuras como Néstor Perlongher, Manuel
Puig, entre otros, no sólo tenía noticias y propagando homosexual sino que
también era un espacio que invitaba a diversos artistas a publicar su poesía,
sus dibujos e incluso las denuncias contra la policía y el abuso sufrido por
aquellos años.
La ambición de quienes la sacaban adelante no era poca,
no sólo querían que se publique en Argentina sino que intentaban que llegue a
toda Latinoamérica y también parte de Europa. Aunque este plan se vio truncado
ya que la tirada de cada ejemplar sólo alcanzaba las 500 tiradas. Sin embargo
en varios números pueden verse intercambios con grupos feministas de estados
Unidos, pacifistas y los propios Panteras Negras.
Producto de la persecución de la época la revista tenía
una difusión de mano en mano, cada uno que la conseguía podía fotoduplicarla y
así repartirla entre sus conocidos o amigos. Una práctica muy común, también,
era dejarla en las “teteras” u hoteles transitorios.
Tenía un contenido contestatario, cuestionaban el rol de
la mujer en la familia, militaban contra la maternidad como único destino: “La
liberación es la lucha por la libertad, la mujer no es libre porque esta
oprimida por la sociedad, el estado, la ley, el varón y las religiones”. Lo que
la convertía no sólo en una revista por y para homosexuales, sino en una
herramienta cultura y política que se enfrentaba a la clandestinidad
setentista.
Papeles Insumisos
para el diario de hoy
Si bien la realidad ya no es la misma, en Argentina
contamos con dos leyes sancionadas: la ley de Matrimonio igualitario y la Ley
de Identidad de género, producto de la ardua lucha de mies de activistas. Hace
menos de dos meses fue convocada la marcha por #NiUnaMenos, pero el Papa
Bergoglio sigue teniendo una posición privilegiada en la agenda política
argentina, apoyado por gobierno y oposición, y la vida material de miles de
personas trans sigue siendo dejada de lado producto de la no inserción laboral.
Retomar lo irreverente de aquella época resulta menester
para seguir luchando contra este sistema donde la estigmatización y la
discriminación hacia la diversidad sexual sigue estando a la orden del día.
Conocé a la Agrupación Pan y Rosas y
organizate con el
feminismo socialista
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