MARSHA P. JOHNSON

MARSHA P. JOHNSON, ACTIVISTA Y MADRE
DE LA COMUNIDAD LGBTIQ+
 
Por Lina M. Sanchez B.
 
Esta es una historia tristí­sima sobre la lucha por los derechos civiles de las personas LGBTIQ+ en Estados Unidos. Quien la encarna es la drag queen Marsha Pay it no mind Johnson, negra, transgénero, pobre y, al final de su vida, portadora de VIH+, fue una intensa y fiera activista polí­tica, pionera en las luchas por los derechos de la población LGBTIQ+ y cofundadora de S.T.A.R., una organización que se dedicaba a darle comida, ropa y techo a jóvenes trans o drag queens que viví­an en las calles.
 
Marsha además desempeñó un papel importante en la rebelión de Stonewall, acontecimiento que propulsó la lucha por los derechos de los homosexuales. Siempre polí­tica, gritaba en las calles, participaba de las marchas, era entrevistada, fue fotografiada por Andy Warhol y aún así­ vivió en la pobreza, muchas veces en la calle. Las causas que llevaron a su muerte: un presunto asesinato, un presunto accidente, un presunto suicidio realmente no han sido aún develadas.
 
Marsha P. Johnson nació el 24 de agosto de 1945 en Elizabeth, Nueva Jersey, bajo el nombre de Malcom Michaels. Fue hija del trabajador de la General Motors Malcolm Michaels Sr y de Alberta Claiborne, ama de casa. Fue la quinta de siete hijos. De niña frecuentaba la African Methodist Episcopal Church. Este hábito se quedarí­a con ella de adulta: siguió frecuentando iglesias católicas y de otras fe, y algunos de sus seguidores más fervientes la llaman “santa”.
 
Pero volvamos atrás. Cuando tenía 11 años, en 1966, Marsha comenzó a vivir en las calles, situación que sistemáticamente se repetirí­a a lo largo de su vida. En 1970 la alcanzó una bala y presentó su primera muestra de enfermedad mental. Podí­a salir desnuda por Christopher Street para luego ser detenida por la policí­a. Le daban antipsicóticos, era puesta en libertad a los tres meses y al mes siguiente volví­a a ser Marsha Pay no mind Johnson. Algunos comentan que tení­a, a veces, la personalidad “Malcom”: se le hací­a gruesa la voz, se volví­a violenta y buscaba peleas. Asimismo, era caracterizada por una especie de condición que la hací­a distraerse con facilidad. Tení­a la capacidad de hilar pensamientos unos con otros pero se le hací­a difí­cil volver al inicio, como lo atestigua el documental dirigido por David France, Death and life of Marsha P. Johnson.

Identidad y performances
 
Marsha se identificó como drag queen, aunque utilizaba, para referirse a sí­ misma, apelativos femeninos. La investigadora Susan Stryker, profesora de la Universidad de Arizona, la describe como gender-non-conforming, o de género no conforme. Se consideraba gay, travesti y drag queen. En esos dí­as la categorí­a transgénero no se usaba con frecuencia y el uso de género no conforme tomarí­a aún más años en definirse. Una vez la forma humorí­stica como se refirió a la P. que conformaba su nombre, Pay it no mind (no le prestes atención, no hagas caso), le causó tanta gracia a un juez que la dejó libre. Una de las tantas veces que fue arrestada. ¿Cuántas veces? Marsha dejó de contar después del número cien.
 
Johnson comenzó a usar vestidos de mujer a la edad de cinco años. Este acontecimiento, aunque fue revelador para ella, sólo se desarrollarí­a ampliamente años después. En una entrevista, Marsha también cuenta que de niña fue abusada por un adolescente de 13 años.
 
Como drag queen realizó varios performances con el grupo Hot Peaches, una compañí­a de teatro neoyorquina que tení­a show una vez a la semana todas las semanas desde 1970 a 1990 y que varias veces fue comparado con The Cockettes, un exitoso grupo hippie y psicodélico asentado en Kaliflower, California. En 1990 actuó con Hot Peaches en Londres. Con ellos también cantarí­a un clásico, “Love”, en la producción The Heat, sin buena voz ni estudios musicales pero con dinamismo y entrega.
 
Su estilo drag estuvo marcado por su situación económica, que fue desafiante. No hacía parte de las high drag, esas que podían pagar vestidos costosos y adornos finos. Era conocida, en cambio, por usar flores y frutas en la cabeza, y por usar tacones de plástico. Llevaba pelucas extravagantes, y tení­a una sonrisa grande que le cruzaba casi toda la cara, la cara alargada que, aunque dura, escaseaba de lí­neas angulosas. Tenía las cejas delineadas estrechamente y esto le daba amabilidad a la expresión facial.
 
Así se puede ver en una de las fotografías que tomó Andy Warhol en 1975, quien se interesó en ella y la hizo partí­cipe de una colección de polaroids que tuvo el nombre de Ladies and Gentlemen. Es una serie provocativa y ambigua, cuya idea principal es hacer evidente el hecho de que las las drag queen son la realeza y no simplemente imitadoras.
 
Stonewall
 
El levantamiento de Stonewall, Stonewall uprising, se dio el 28 de junio de 1969 en el bar gay Stonewall Inn, en Greenwich, Nueva York. El reloj marcaba la 1:20 de la madrugada.
 
Por esos años las redadas en los bares gay en Estados Unidos eran frecuentes. A los travestis los arrestaban y a las mujeres con menos de tres prendas “femeninas” también.  Stonewall Inn fue primero para hombres gay, pero lentamente admitió a drag queens y lesbianas. Para entrar era necesario o conocer al encargado de seguridad o verse “gay”.
 
El bar era propiedad de una mafia genovesa que pagaba para saber cuándo se darían las redadas. Cuando se daba la alarma, las luces del negro salón principal se encendían. La pista de baile que aceptaba a parejas del mismo sexo -era ilegal entonces bailar entre mujeres o entre hombres se apresuraba a darle la cara a la policía. Se hacía una fila. Los policías pedían documentos. Las mujeres policía llevaban al baño a los drag queens o a quienes ellos creían que parecían serlo para corroborar si se trataba de un “hombre vestido de mujer”. Se hacían los arrestos correspondientes en la rutinaria vulneración de derechos.
 
Ese 28 de junio de 1969, sin embargo, nadie dio aviso al bar; la redada llegó con paso firme. Los clientes del bar estaban enfurecidos. Había algo en el aire, sin nombre todavía, sin cabeza, sin organización, que reverberaba y que sólo necesitaba de un cristal roto para explotar.
 
Los años sesenta en Estados Unidos fueron truculentos y poblados de luchas y movimientos sociales. El grupo afroamericano de derechos civiles, el movimiento hippie, las manifestaciones en contra de la guerra de Vietnam y la atmósfera benevolente y liberal de Greenwich fueron aliados de la respuesta insurgente acaecida en Stonewall. Rodwell, el dueño de una librería un poco más adelante de Stonewall Inn sobre la Christopher Street, comentó que vio a unos policías persiguiendo civiles, para encontrarlos después en la siguiente calle, los primeros huyendo de los segundos.
 
Una drag queen golpeó a un policía con su cartera. A quienes habían dejado salir se reunieron en frente de Stonewall. Hubo arrestos. Los vagones de la policía tardaron en llegar, se fueron, llegaron. Hubo 13 personas arrestadas y cinco policías heridos. Sobre las 4 de la mañana el silencio comenzó a colarse por toda la calle. Más tarde en la mañana, aún sin poder digerir lo que habí­a ocurrido, algunos manifestantes se reunieron en Christopher Park. La semana que siguió estuvo colmada de más manifestaciones, ataques, luchas y arrestos.
 
No todos vieron con buenos ojos esta reacción beligerante dentro de la comunidad, especialmente las líneas más conservadoras de los movimientos homosexuales que desprestigiaban a las drag y estaban en contra de la feminidad y los ataques violentos. No obstante, el impacto de este acontecimiento hoy aún resuena en el mundo. Se formaron dos organizaciones, Gay Liberation Front y Gay Activist Alliance, y se instauró, al año siguiente, la marcha del Orgullo, que rápidamente se extendió a nivel global.
 
Un año después del Levantamiento de Stonewall, Marsha P. Johnson y su amiga y activista Sylvia Rivera fundaron la organización S.T.A.R., Street Transvestite Action Revolutionaries. Esta organización polí­tica se encargaba de proveer comida, techo, ropa, entre otros, a la población más vulnerable de Nueva York. Inmigrantes, personas de color, drags, trabajadoras sexuales, jóvenes sin techo encontraban refugio en la 213 East 2nd Street. Las dos fundadoras, Johnson y Rivera, pagaban con su propio dinero, fruto de trabajo sexual, los gastos en los que incurría S.T.A.R. House.
 
Sylvia Rivera
 
Sylvia Rivera fue una activista política nacida el 2 de julio de 1951 en Nueva York. Su padre la abandonó a temprana edad y su madre se suicidó cuando ella tenía 3 años. Su abuela desaprobó su comportamiento afeminado que se manifestó en su temprano uso de maquillaje. De ascendencia puertorriqueña y venezolana, comenzó a vivir en las calles a los once años y rápidamente se involucró en la comunidad de drag queens, de la que también hacían parte personas trans sin techo.
 
Su activismo político también encontró frente en los movimientos en contra de la guerra de Vietnam, los derechos civiles y feministas, y los derechos de los afro y de los hispánicos con Young Lords y Black Panthers. Vivió en las calles, ya en edad adulta, en un lote abandonado del que fue desalojada por la policía. No obstante, después del desplazamiento fue recibida en la casa de una amiga, comenzó a trabajar en una iglesia y revivió su vida política que duró cinco años más hasta su muerte, el 19 de febrero de 2002, debido a un cáncer de hígado. Dos años antes de fallecer, en Italia para la Millenium March, fue aclamada como madre de las personas LGBT.
 
En uno de sus discursos durante esos cinco años que antecedieron a su muerte, en plena plaza pública, recordó la importancia que habí­an tenido las drag queens en el movimiento LGBTI, y resaltó cómo el movimiento gay mainstream les habí­a dado la espalda. “Yall better be quiet down”. Se despidió diciendo que STAR, su organización y la de Marsha P. Johnson, estaba efectivamente tratando de hacer algo para ayudar y proteger a los miembros más vulnerables, pero no para aquellos hombres y mujeres blancos de clase media.
 
Muerte
 
Al final de su vida Marsha P. Johnson también se unió activamente al movimiento A.C.T. U.P., AIDS Coalition to Unleash Power (Pórtate mal, Coalición del sida para desatar el poder), grupo neoyorquino fundado en 1987. Este grupo buscó generar un impacto positivo a nivel polí­tico y legislativo para que se buscaran soluciones, se incentivara la investigación y se visibilizara la gran cantidad de portadores del VIH.
 
Marsha fue encontrada muerta el 6 de julio de 1976, en el rí­o Hudson, en donde hoy en dí­a se erige un monumento en su memoria. Los detalles de su muerte no fueron esclarecidos. La policí­a de Nueva York lo catalogó como un homicidio, sin indagar más profundamente en los hechos, y de ahí­ muchas han sido las protestas para que se dilucide si fue un asesinato o un accidente. Sus amigos y seguidores no consiguen creer ni justificar un suicidio.
 
El caso volvió a abrirse en 2012 después de la dura presión que ejerció la activista Mariah López. El cuatro de junio, dos dí­as antes de su muerte, Marsha fue entrevistada sobre su vida y esta entrevista harí­a parte del documental, dirigido por Richard Morrison y Michael Kasino, Pay it No Mind: The Life and Times of Marsha P. Johnson.
 
La activista que luchó por los gay, los trans, los afro, los VHI+, vivió repetidamente en las calles, fue trabajadora sexual, muchas veces sufrió una intensa pobreza y murió sin que su caso pareciera importante. Quizás, como gritó Sylvia Rivera, los movimientos gay mainstream sí le dieron la espalda.
 
Antony and The Johnsons, una banda cuyo nombre rinde tributo a Marsha Pay it no mind Johnson, compuso la canción River of Sorrow (rí­o de dolor), en honor a la reina.
 
Bibliografí­a
 
-Feinberg, Leslie. (2006). Street Transvestite Action Revolutionaries. Workers World Party. “Stonewall combatants Sylvia Rivera and Marsha “Pay It No Mind” Johnson… Both were self-identified drag queens.”
-Death and Life or Marsha P. Johnson (USA: 2017). Dirigido por David France. Documental.
-Pay it no mind: Marsha P. Johnson (2012). Concebido por Richard Morrison. Dirigido por Michael Casino. Documental.
-https://www.biography.com/people/marsha-p-johnson-112717, Marsha P. Johnson Biography.
-Dunlap, David W. (2002). Sylvia Rivera, 50, Figure in Birth of the Gay Liberation Movement. New York Times.
-https://www.masterworksfineart.com/artists/andy-warhol/ladies-and-gentlemen-series-1975, Andy Warhol Ladies and Gentlemen Series, 1975
 
Graciasss/colombiadiversa.org/marsha-p-johnson-activista-y-madre-de-la-comunidad-lgbtiq/


EL ACTIVISMO DE MARSHA P. JOHNSON ES
MÁS IMPORTANTE AHORA QUE NUNCA
 
En 2021, Nueva York acogerá un monumento en memoria de esta pionera en la lucha por los derechos de las personas trans. Te contamos todo lo que tienes que saber sobre ella y su legado
 
Por Susan Devaney
8 jun 2020
 
En 2021, se inaugurará en Nueva York un monumento dedicado a Marsha P. Johnson, la pionera activista trans afroamericana que falleció tristemente en 1992. Pese al actual reconocimiento, lo cierto es que Johnson fue relegada a los márgenes de la sociedad durante la mayor parte de su vida. Casi 30 años después de su muerte, su figura está recibiendo la atención que se le denegó entonces y, este mes del Orgullo LGTBQ+, las hazañas de su lucha no paran de circular por Instagram, provocando que su legado alcance, como nunca antes, a toda una nueva generación de admiradores.
 
Los principales medios de la época hicieron oídos sordos a la muerte, a los 46 años, de la activista. El cadáver de Johnson fue encontrado en el río Hudson y la policía de Nueva York lo calificó enseguida de suicidio, resolución que nunca ha contentado a sus amigas y compañeras activistas. Desde entonces, no han cesado de aumentar las muestras de reconocimiento hacia su inestimable contribución en favor de la justicia social y económica. Además de ayudar a jóvenes sin hogar que habían sido repudiades por sus familias debido a su sexualidad, defendió a ultranza los derechos de los pacientes de sida. A la propia Johnson le diagnosticaron el VIH en 1990.
 
Además de activista, Johnson era artista drag, trabajadora sexual y un personaje indisoluble de la cultura de calle del Greenwich Village neoyorquino a lo largo de tres décadas. Tras acabar el instituto en Nueva Jersey, Johnson, que nació bajo el nombre de Malcolm Michaels Jr., recaló en Nueva York en 1963 con apenas una bolsa de ropa y 15 dólares en el bolsillo. 
 
A los 23 años, Johnson se convertiría en una figura clave de la famosa redada policial que se llevó a cabo en el Stonewall Inn, el bar queer del Village, el 28 de junio de 1969. Tras resistirse al arresto, Johnson y otras compañeras –incluida su querida amiga Sylvia Rivera, activista en pro de la liberación y los derechos de la comunidad latina gay y trans– lideraron una serie de levantamientos en protesta contra la redada.
 
No solo dieron pie al primer desfile del Orgullo Gay (más tarde LGTB), en 1970, sino que Johnson y Rivera consiguieron fundar STAR (Street Transvestite Action Revolutionaries), organización de apoyo a jóvenes trans. Johnson dedicó la mayor parte de su vida a ayudar a los demás, a pesar de padecer varias crisis de salud mental que la llevaron a salir y entrar de los hospitales psiquiátricos. 
 
Cuando la entrevistaron para un libro en 1972, Johnson declaró que su mayor aspiración era “ver a la gente gay liberada y libre y con los mismos derechos que tienen el resto de estadounidenses”; ver a sus “hermanos y hermanas gais fuera de la cárcel y que pisen la calle de nuevo”. Su espíritu de lucha ha inspirado múltiples documentales biográficos, como el que estrenó en 2017 el director David France, The Death And Life Of Marsha P. Johnson.
 
El rimbombante sentido del estilo de Johnson y su apabullante personalidad también captaron la atención de Andy Warhol. Ella, que prácticamente se vestía con lo que rescataba de la basura, solía llevar vibrantes zapatos rojos de tacón, profusión de bisutería, pelucas de colores (complementadas con fruta artificial) y vestidos recargados con mil destellos de lentejuelas. Tan elaborados looks, ligados a su personaje drag (era miembro del grupo drag Hot Peaches), fueron inmortalizados por Warhol en 1975 en su porfolio de polaroids Ladies and Gentlemen. Warhol capturó para su serie de serigrafías a la comunidad drag y trans del club Gilded Grape. “Yo no era nadie, doña nadie de Villa Ningún Sitio, hasta que me convertí en drag queen”, decía Johnson en una entrevista de 1992. 
 
Siendo como era negra, pobre, queer y de género no normativo, Johnson supo y mucho lo que es sufrir la marginalización. Fue tanta su pasión, su esperanza y su perseverancia frente a semejante grado de opresión que su historia aún resuena con fuerza en nuestros días, cuando muchas de sus batallas siguen sin estar ganadas. Según un informe de 2019, hasta el mes de septiembre de ese año, murieron asesinadas 331 personas trans o de género diverso en todo el mundo –nueve de ellas en Europa–. Aprendamos del legado de Marsha P. Johnson: la lucha por la igualdad y la aceptación no ha terminado.  
 
Este artículo se publicó originalmente en Vogue.co.uk
 
Graciasss/www.vogue.es/living/articulos/marsha-p-johnson-activista

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