EL TEST DE VITO RUSSO O CÓMO
MEDIR
LA REPRESENTACIÓN LGTBI EN EL CINE
El test de Vito Russo es una herramienta utilizada para medir la representación de las personas LGTBI en el cine. En Fact-Fitcion repasamos en qué estado se encuentra la ficción en términos de inclusión
Por Rober Álvarez
20 jun 2021
La inclusión de las personas LGTBI no es fácil de conseguir ni en la ficción. Solo un 14% de las películas procedentes de Hollywood y estrenadas en 2019 representaron al colectivo dentro de sus tramas.
El test de Vito Russo: Las tres reglas para medir si una película es inclusiva
Los datos los ofrece GLAAD, la Alianza de Gays y Lesbianas contra la difamación. Para medir la representatividad del colectivo en el cine, la organización utiliza el test de Vito Russo. Una herramienta, bautizada con el nombre del cofundador de la asociación, que determina si un producto de ficción es inclusivo mediante tres reglas básicas:
- La trama debe contener un personaje claramente identificable como gay, lesbiana, bisexual y/o transgénero
- Su orientación sexual o su identidad de género no debe ser ni la única ni la característica principal que defina al personaje
- El personaje debe estar vinculado a la trama de tal manera que su eliminación suponga un efecto significativo en la misma.
Este test es sucedáneo del Test de Bechdel, un indicador que los medios de comunicación o la propia industria utilizan de manera no oficial para llamar la atención sobre la deficiente representación de las mujeres en pantalla. En este caso las normas son que haya, al menos, dos mujeres en la historia, que hablen entre ellas y que la conversación no gire en torno a un hombre.
A pesar de no ser unas reglas muy estrictas, muchas películas populares no pasan el corte. Sin embargo, este instrumento también tiene sus limitaciones. La dramaturga Samantha Ellis reflexionaba sobre ello en The Guardian, llamando la atención sobre cómo películas “retrógradas” como Crepúsculo lo pasan, mientras que películas que cuentan con “una heroína feroz, inteligente e interesante” como Gravity, fallan.
Algo similar sucede con el test de Vito Russo. Para Rafael Ventura, profesor en la Universitat Pompeu Fabra e investigador del grupo CritiCC “se trata de un test que funciona a un nivel muy básico”. Una de las líneas de investigación de Ventura en la universidad versa sobre la representación LGBTIQ en los medios.
En su tesis doctoral, el investigador señalaba tres etapas por las que pasa el proceso de visibilzación en la ficción: una primera fase de invisibilización o ausencia de representación, una segunda en la que sí existe representación, pero es imperfecta, y una tercera de representación normalizada en la que los personajes sean multidimensionales.
“En países en los que están en vías mucho más limitadas, el test de Bechdel o el de Vito Russo siguen teniendo sentido, pero en el cine occidental estarían ya un poco obsoletos”, relata Ventura en conversación con Newtral.es.
Solo 16 películas pasaron el test de Vito Russo en 2019
El investigador explica en su tesis que la simple presencia de personajes LGTBI en las tramas “ya no es suficiente”. Ventura considera que el cine occidental se encuentra en la segunda fase, la de representación imperfecta. “A nivel cuantitativo, la representación ha aumentado bastante, ahora hay que ver cómo está siendo esa representación a nivel cualitativo. Qué tipo de enfoque le están dando, qué estereotipos o clichés narrativos aparecen”.
El profesor de la Pompeu Fabra participa en LGBTIQ+screens, un proyecto nacional impulsado desde varias universidades para conocer cómo es la representación del colectivo en las ficciones televisivas españolas. Actualmente no existen datos, por lo que no es posible comparar la situación de nuestro país con la estadounidense.
En su último informe sobre el estado de la televisión estadounidense en 2020, GLAAD señala que solo un 9,1% de los personajes aparecidos de forma regular en las series emitidas en las cadenas de televisión convencional fueron LGTBI. En cuanto al cine, de las 118 películas estrenadas en Estados Unidos en 2019, 22 fueron inclusivas. De estas 22, solo 16 pasaron el test de Vito Russo.
El queerbaiting: La comunidad LGTBI como cebo
El informe también destaca que estudios como Walt Disney no estrenaron ninguna película que pueda ser considerada inclusiva, y que aquellas en las que había algún personaje LGTBI eran del tipo “si parpadeas te lo pierdes”. GLAAD pone como ejemplo un abrazo entre dos madres en Toy Story 4 o un beso en plano general entre dos mujeres sin relevancia en la trama en Star Wars: El ascenso de Skywalker.
“Al final las grandes compañías lo que quieren es vender sus producciones en la mayoría de países”, explica el investigador de la Universitat Pompeu Fabra. “Si incluyen un personaje LGTBI que tenga peso en la trama, algunos países lo van a rechazar, pero, de esta manera, simplemente quitan esa escena que dura dos segundos y ya esta. Si no, el estudio no podría vender la película allí porque no puede hacer ningún tipo de corte”.
Ventura define el añadido de este tipo de planos fácilmente eliminables del montaje internacional como una práctica de queerbaiting. Esta técnica consiste en utilizar a la comunidad LGTBI como cebo, con fines de mercadotecnia.
Esta estrategia es utilizada habitualmente por algunos estudios durante la presentación de una película en rueda de prensa, realizando declaraciones en las que aseguran que el film que va a estrenarse contiene un personaje LGTBI. Sin embargo, resultaría imposible percibirlo durante el visionado del mismo, de no ser por la existencia de dichas declaraciones. Ejemplos recientes son la supuesta homosexualidad de Albus Dumbledore en la saga literaria y cinematográfica de Harry Potter, o la presunta bisexualidad de Valquiria en el Universo Cinematográfico de Marvel.
“Los estudios tienen miedo a arriesgar”, añade Ventura. “En Estados Unidos hay mucha lgtbifobia todavía, pero también en el mercado ruso, en Oriente medio o en China. No les merece la pena el riesgo para contentar a cuatro mercados”, opina.
La audiencia no da la espalda a producciones con personajes LGTBI
A la hora de hablar de representación hay que diferenciar entre el efecto espejo, que es cómo las propias personas LGTBI se ven representadas, y el efecto ventana, que es como las personas cis hetero ven a las personas LGTBI. “Esto tiene que ver con quién está viendo el producto. Por mucho que hagamos una serie muy cuidada, si solo la está viendo el colectivo LGTBI, no estaremos cubriendo el efecto ventana”, explica Rafael Ventura.
Según una encuesta realizada por la compañía Procter & Gamble, un 76% de la audiencia estadounidense se siente cómoda viendo personajes LGTBI en pantalla, ya sea en un producto de ficción o en publicidad. Desde GLAAD explican que los datos reflejan que la mayor parte del público está de parte del colectivo y que los estudios no deben tener miedo a incluir personajes LGTBI en sus historias.
“El efecto ventana es muy necesario en la sociedad porque es el mecanismo que tenemos para conseguir la visibilización, la normalización, la aceptación o la reducción de prejuicios”, explica Ventura, que pone de ejemplo ficciones que han triunfado dentro del colectivo como Veneno, Pose, Euphoria o It’s a sin, pero también han alcanzado cierta repercusión fuera del mismo, ayudando a visibilizar a las personas LGTBI.
El experto cree que las compañías irán implicándose más poco a poco. “Hace unos años no hacía falta que se posicionaran durante el Orgullo. Será la propia sociedad, la propia audiencia la que les diga que no vale con que se pongan la banderita en el Orgullo, o con que dos personajes se den un beso que luego se pueda cortar”.
El investigador indica que, observando toda la historia del cine, se puede ver que se está avanzando bastante en muy pocos años. Los datos que ofrece GLAAD confirman sus palabras.
La asociación ha observado una caída en el número de producciones inclusivas en el último año, pero achacan el bajón al parón y aplazamiento de producciones como consecuencia de la pandemia, ya que, hasta entonces, el porcentaje de ficción inclusiva era ascendente.
A pesar de todo, aún queda trabajo por hacer para representar con igualdad al propio colectivo. Un 68% de los personajes LGTBI representados en el cine en 2019 fueron hombres gais, frente a un 36% de lesbianas o un 14% de personajes bisexuales. Las personas trans, por otro lado, no tuvieron ni una sola encarnación en el cine estadounidense en 2019 por tercer año consecutivo.
Además, no existe suficiente diversidad racial: una tercera parte de los personajes LGTBI fueron blancos, frente a un 22% de personajes negros, un 8% de latinos y un 4% de asiáticos.
Graciasss/www.newtral.es/fact-fiction-test-vito-russo-lgtbi/20210620/
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